El exagente de Inteligencia Jorge Charleta Guldenzoph dijo que existía una coordinación sistemática entre los departamentos de inteligencia de los diferentes organismos del Estado entre 1985 y 1996, año en que abandonó la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), a la que llegó en 1975 a través de un acuerdo con el director Víctor Castiglioni.
Guldenzoph dijo que esa coordinación entre la inteligencia militar y policial en democracia se daba entre las autoridades de cada dirección y respondía principalmente a la preocupación por el rebrote de grupos de extrema izquierda y extrema derecha, la presencia de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en la frontera, el ingreso de armamento desde Nicaragua y el futuro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T).
Según declaró ante el fiscal Enrique Rodríguez, que investiga la causa del espionaje en democracia, Guldenzoph recibía información, la analizaba y hacía sugerencias estratégicas.
En cuanto a las diferencias sobre su trabajo entre dictadura y democracia, Guldenzoph dijo que siguió haciendo lo mismo pero se limitó el acceso a la información, particularmente de fuentes cerradas. “Se cortó el acceso a la información, no se podían pedir fichas, sólo a través de Costa Rocha [director de la DNII entre 1982 y 1990] y él decidía”, señaló.
Guldenzoph negó haber recibido en democracia fotos o escuchas telefónicas y dijo que analizaba los discursos políticos que salían en los diarios y las encuestas de opinión pública. “Había un oficial que se encargaba de la parte sindical y un muchacho que escuchaba los programas de radio en la mañana, el de [Neber] Araújo y el de Emiliano Cotelo, que eran los dos que más interesaban”, agregó.
En cuanto a los archivos Castiglioni, que revelaron junto a los archivos Berruti la existencia de espionaje en democracia, Guldenzoph dijo desconocer su existencia y que estimaba que pertenecían al sobrino, dado que fueron encontrados en la casa de Elmar Castiglioni. Además, señaló que “nadie saca esa información” por sí solo y que “alguien se los dejó recolectar”.
El acuerdo con Castiglioni en 1975
El fiscal también le consultó sobre su pasaje desde la Unión de Juventudes Comunistas (UJC) a la DNII. Guldenzoph dijo que siendo militante de la UJC y funcionario administrativo de Secundaria fue detenido y sumariado, pero Castiglioni intervino para evitar su destitución y darle un pase en comisión a Inteligencia.
Guldenzoph dijo que entre 1975 y 1977, cuando su cargo fue formalizado, trabajó “un tiempo afuera como agente secreto”.
Consultado sobre por qué Castiglioni había tenido esa actitud con él, Guldenzoph respondió: “Por toda la historia de mi disposición a colaborar”. Agregó que el acuerdo implicó también que su esposa y su cuñado no fueran detenidos y que su suegra no fuera despedida del trabajo.
“Yo ya había manifestado mi deseo de irme de la UJC, se produjo una situación de quiebre y de protección de mi familia. Tuve tres reuniones con Castiglioni antes de ser liberado [...], hubo una especie de acuerdo”, afirmó, y subrayó que el interés primario de Castiglioni era lo que él podía aportar sobre la UJC.
Las tareas de inteligencia en dictadura que admitió ante el fiscal
En cuanto a las tareas de inteligencia concretas, Guldenzoph dijo que analizaba información de las embajadas en el exterior sobre la campaña de los exiliados contra la dictadura, informes de los gobiernos extranjeros sobre la dictadura uruguaya, información sobre “terrorismo e insurgencia”, de la policía y del departamento 2 del Ministerio de Defensa Nacional sobre los partidos políticos.
“Venían muchos documentos que se habían incautado, una serie de documentos que venían de Moscú con la firma de Carlos Cuadro. Descubrí que era Rodney Arismendi comparando discursos, entonces uno sabía cuál era la línea desde Moscú para el PCU”, señaló.
También dijo recibir información sobre “los movimientos que estaban surgiendo” en los partidos tradicionales, y se analizaba qué sectores tenían una visión más o menos crítica de la dictadura.
Puso como ejemplo que trabajó para evitar la instalación de la Convergencia Democrática en Uruguay, creada por sectores democráticos en el exterior del país y anunciada desde Nueva York en abril de 1980. Guldenzoph dijo haber enviado información a Juan Pivel Devoto sobre vínculos entre la Convergencia Democrática y la inteligencia cubana para desestimular el apoyo a la Convergencia dentro del Partido Nacional.
También dijo haber estudiado la infiltración del Comité para la Seguridad del Estado ruso (KGB) en la cancillería uruguaya, al investigar a las personas que habían estudiado en la universidad Patrice Lumumba de Moscú, y planteó que sugirió la realización de encuestas sobre el plebiscito de 1980 para buscar una estrategia que favoreciera la victoria del “Sí” para la reforma constitucional propuesta por la dictadura.
Guldenzoph fue procesado con prisión el 15 julio de 2020, en el marco de la causa que investiga torturas en la DNII entre 1974 y 1983. También está siendo investigado por torturas en la causa La Tablada. Fue reconocido como torturador por unas 50 personas, que en muchos casos destacaron el particular sadismo con el que actuaba.