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Ilustración: Ramiro Alonso

Más artificial que inteligente

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Leído por Andrés Alba.
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Hoy es 15 de octubre. Faltan 12 días para las elecciones nacionales.

A fines de la semana pasada, desde el Frente Amplio (FA) se alertó sobre el uso de inteligencia artificial (IA) para producir una falsa entrevista con el candidato a la presidencia de esa fuerza política, Yamandú Orsi, y se afirmó que esto le podía causar “un daño muy grande a la democracia y al proceso electoral”. Al final, como dice un viejo proverbio en latín, “parieron los montes y nació un ridículo ratón”.

Ignacio Álvarez, molesto porque Orsi no le había concedido una entrevista para el programa de televisión Santo y seña, montó una pequeña operación de represalia. Invitó al candidato colorado Andrés Ojeda y al diálogo con él le agregó, con poca destreza, una imagen artificial del exintendente de Canelones y algunas declaraciones de este sobre distintos temas.

Álvarez y Ojeda actuaron como si el candidato del FA estuviera participando en un debate, compartieron comentarios burlones sobre él, y el colorado criticó lo que le hacían decir a su rival, mientras el Orsi artificial asentía en silencio. Se sobreimprimió que la falsa presencia del frenteamplista se había generado mediante IA, el conductor lo aclaró expresamente al final y alguien podría preguntar cuál es el problema. Veamos esto último.

En los programas periodísticos, es habitual que al entrevistar a una persona se intercalen audios o videos para pedirle su opinión sobre declaraciones ajenas. En programas humorísticos ha ocurrido que un presunto periodista haga preguntas y se presenten como respuestas fragmentos de filmaciones de un presunto entrevistado, para lograr un efecto gracioso. Lo hacía, por ejemplo, el grupo Los Informantes, en lo que llamaba “Debates de a uno”. En ambos casos queda claro cuáles son las propuestas y los códigos.

Desde hace años ha proliferado otro tipo de producciones, en una zona mestiza que mezcla periodismo, entretenimiento y arenga, con diversos recursos para causar impacto y aumentar la capacidad de formar opinión. Un ejemplo fue, hace ya 11 años, la edición del programa Periodismo para todos, que conducía Jorge Lanata en el Canal 13 de Argentina, sobre la “bóveda” en una casa de Cristina Fernández de Kirchner, construida en El Calafate cuando su esposo Néstor era gobernador de la provincia de Santa Cruz.

Lanata hizo construir en el estudio una recreación de ese lugar y afirmó que podía albergar 3.000 millones de euros, el presunto “dinero de la corrupción” kirchnerista, de cuyo improbable almacenamiento en la casa de El Calafate jamás hubo la menor evidencia.

La tecnología ha avanzado mucho y las llamadas “redes generativas antagónicas” producen simulacros muy creíbles de cualquier persona. En el cine “vemos actuar” a personas muertas o rejuvenecidas. Los usos canallescos incluyen operaciones de engaño político y pornografía, no en programas de televisión abierta sino en redes sociales, donde es más viable ocultar la autoría y la falsedad de los videos.

Lo de Santo y seña, técnicamente precario, puede servir para que más personas sepan que el fraude es posible. Qué tipo de programa hace Álvarez ya se sabía. El problema es que el ridículo ratón muerde y puede ser el primer transmisor en Uruguay de enfermedades peligrosas.

Hasta mañana.

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