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Ilustración: Ramiro Alonso

Cada cual atendió su juego

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Leído por Natalia Rodríguez Olmos.
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Hoy es 18 de noviembre. Faltan seis días para el balotaje.

¿Álvaro Delgado y Yamandú Orsi debatieron? Quizá sería más adecuado no llamarle “debate” a una alternancia de exposiciones, con casi nula interacción y más de una docena de preguntas que los candidatos intercambiaron sin obtener respuesta. El formato acordado determinó que la pareja de periodistas cumpliera una función mínima, sin posibilidades de procurar que se aclararan o ahondaran los planteos de Orsi y Delgado. Ni siquiera tuvieron que “moderarlos”, porque ambos se autogestionaron como les pareció más conveniente para sus intereses, que están claros desde hace semanas y orientan las campañas.

Delgado, con críticas a lo que hizo el Frente Amplio (FA) en el gobierno nacional y sembrando desconfianza sobre lo que haría si vuelve a ejercerlo, busca frenar cuanto pueda el aumento de los votos a Orsi en la primera vuelta, que va a darse según todas las encuestas. En un segundo nivel, reivindica la presidencia de Luis Lacalle Pou y lanza algunas promesas sobre lo que haría si gana el domingo que viene, avanzando por el mismo rumbo.

Orsi, a la inversa, quiere potenciar el aumento de su votación del mes pasado. Procura desactivar los temores sobre el FA, menciona necesidades y expectativas de sectores que no lo apoyaron, y destaca en este terreno las promesas del actual oficialismo que no se cumplieron.

Cuando se habló de proyectos que requerirán leyes, ninguno de los dos mencionó la composición del próximo Parlamento, en el que el FA contará con mayoría en el Senado y ninguno de los dos bloques tendrá la mitad más uno en Diputados. Era esperable que Delgado eludiera el tema, pero Orsi tampoco lo abordó.

Tampoco hubo referencias a las muchas y diversas desigualdades de género que persisten en Uruguay, desde las tareas de cuidados hasta la vulnerabilidad a la violencia, pasando por la pobreza, las oportunidades de empleo y las remuneraciones, entre otras. Quizá esto se haya debido a la evaluación de que mencionar estos asuntos podía ser contraproducente entre los sectores del electorado que querían volcar a su favor o retener. En todo caso, fue un claro síntoma de las limitaciones que tiene este tipo de intercambio, donde las prioridades discursivas se asignan en función de un segmento minoritario.

Este sesgo fue notorio en varios aspectos más. Áreas programáticas modernas y muy relevantes para el futuro del país, como las vinculadas con la producción cuidadosa del ambiente, apenas fueron mencionadas al pasar por Orsi y Delgado las omitió, probablemente porque no se han detectado como una preocupación relevante del electorado que todavía está en disputa. Orsi no dirigió ningún cuestionamiento directo a Lacalle Pou, y es razonable suponer que esto se debió a que el presidente mantiene importantes niveles de popularidad. Delgado no criticó políticas de los gobiernos frenteamplistas que están bien evaluadas por la población.

Ninguno de los dos cometió errores graves que le faciliten al bando opuesto ridiculizarlos o presentarlos como perdedores vapuleados. De todos modos, anoche comenzó la disputa por imponer un relato sobre lo que pasó, sobre todo en redes sociales, que continuará en los pocos días de campaña que quedan.

Hasta mañana.

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