Hoy es 29 de abril. Faltan 62 días para las elecciones internas y 181 para las nacionales.
La entrega de firmas a favor del plebiscito sobre seguridad social aumenta muchísimo la probabilidad de que el proyecto de reforma constitucional planteado por el PIT-CNT sea sometido a consulta popular dentro de seis meses, en forma simultánea con las elecciones nacionales, y exige que la decisión ciudadana se base en información de calidad. Veamos algunos aspectos que es preciso manejar en forma clara y seria.
La aprobación de este proyecto exigiría rediseñar el sistema de seguridad social para cubrir un fuerte aumento de sus egresos, pero esto no significa que el sistema sea hoy satisfactorio (entre otras cosas, la gran mayoría de las prestaciones son insuficientes para que una persona retirada pueda vivir con autonomía y dignidad) ni que esté blindado contra los desequilibrios. Lo que se hizo con la reforma jubilatoria del año pasado fue paliar y postergar algunos años los problemas, que reaparecerán en forma inevitable si no se establecen nuevos ingresos.
Es engañoso decir que el Banco de Previsión Social (BPS) dejará de ser deficitario si no tiene que transferirles dinero a las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP). Estas empresas no se apropian de la mayor parte de tal dinero, sino que la invierten y luego deben pagarle a gente que se retira, como también tendrá que hacerlo el BPS.
Además, en la mayor parte de los casos las personas reciben del BPS más que lo que habían aportado, y la diferencia a su favor proviene de otros recursos estatales. Los desembolsos del sistema aumentarían más que sus ingresos por la eliminación de las AFAP, quedaría sin efecto la reforma de la Caja Bancaria y se mantendrían las actuales prestaciones de la llamada Caja Militar.
Los fondos que manejan las AFAP están formalmente a nombre de las personas afiliadas, pero se trata de una “propiedad” muy peculiar, porque no pueden disponer de ese dinero cuando les parezca. La “expropiación” se viene realizando desde hace muchos años (con un “ahorro forzado” inaceptable para los discursos liberales que se manejan, por ejemplo, contra la inclusión financiera) y no va a comenzar por que se trasladen los fondos a un fideicomiso para contabilizarlos en el cálculo de prestaciones futuras del BPS.
En un país con aumento de su población, su producción y sus salarios reales, funcionan muy bien los sistemas de seguridad social basados en la solidaridad y el reparto. En cambio, con población decreciente, crecimiento económico modesto y salarios reales en descenso o estancados, esos sistemas van hacia el desequilibrio.
Aumentar las prestaciones de seguridad social aumentaría el desequilibrio si no crecen en mayor medida los ingresos. No sería imposible sostener las nuevas prestaciones, pero es preciso definir de dónde saldrían los recursos, cosa que la propuesta de reforma del PIT-CNT no hace.
Hay que plantear cuáles serían las fuentes, qué tasas se aplicarían, qué recaudación se podría esperar y qué consecuencias tendrían los cambios para el país, incluyendo la necesidad de recortar, no aumentar o no iniciar políticas públicas. Esos son los números que la ciudadanía debe conocer y considerar para decidir su voto en un plebiscito.
Hasta mañana.