Hoy es 21 de junio. Faltan nueve días para las elecciones internas y 128 para las nacionales.
Es interesante saber qué disposiciones de la ley de urgente consideración aprobada en 2020 derogaría el Frente Amplio (FA) si ganara las elecciones. Lo raro es que la inquietud al respecto haya sido planteada por Álvaro Delgado, precandidato del Partido Nacional (PN), como parte de su campaña para la elección interna de la semana que viene.
Delgado no trata de mostrarse como la mejor opción con propuestas mejores que las de sus competidores nacionalistas. Trata ante todo de mostrar características personales que lo hagan confiable para mucha gente, y también intenta, con menor énfasis, presentarse como el mejor adversario del FA, porque entre la gente que quiere que confíe en él hay muchas personas cuyo principal objetivo electoral es que no haya una nueva presidencia frenteamplista. El debate interno sobre los planes de gobierno está muy abajo en la lista de prioridades.
Esto no es una característica especial de Delgado ni del PN. Pocas de las personas que compiten por la postulación a la presidencia de la República se han dedicado a plantear iniciativas detalladas, y las que lo han hecho muy rara vez recibieron comentarios al respecto de sus contendientes. Ni siquiera hubo promesas como las que lanzó Juan Sartori en las internas nacionalistas de hace cinco años, más impactantes que desarrolladas, como la de la “tarjeta MediFarma” con la que jubilados y pensionistas recibirían los medicamentos que necesitaran en forma gratuita e inmediata.
El FA ya tiene definido un programa común, y sostiene que, por lo tanto, no hay diferencias de fondo en esta materia, aunque después de las internas definirá una plataforma de gobierno propiamente dicha, y es razonable prever que los énfasis serán distintos en función de quién encabece la fórmula. El PN no tiene por el momento un programa común, y por lo tanto sería razonable que se contrapusieran los de cada precandidatura, pero esto no sucede.
Laura Raffo ha planteado en varias áreas propuestas menos generales que las de Álvaro Delgado, sin que él haya considerado necesario decir qué le parecen o lanzar otras distintas, pero esta dinámica no necesariamente se debe a que la precandidata tenga mejores equipos o mayor capacidad de concretar sus ideas, y también cabe considerar la posibilidad de que se haya arriesgado más porque las encuestas favorecen a su contrincante.
La situación es semejante en la interna frenteamplista. Carolina Cosse se ha dedicado mucho más que Yamandú Orsi a divulgar iniciativas elaboradas sobre la base del programa común del FA, pero cabe preguntarse qué pasaría si las encuestas no mostraran al exintendente de Canelones como favorito. Incluso en el Partido Colorado, donde el escaso total de simpatizantes y la gran cantidad de precandidaturas vuelven difícil evaluar quién va al frente, el énfasis de Gabriel Gurméndez en algunos temas programáticos se puede interpretar en función de su perfil ideológico o personal, pero también cabe pensar que la causa es su necesidad de reducir la distancia que lo separa de otros precandidatos.
La gran pregunta es si la campaña hacia las nacionales tendrá más contenido, y no hay por ahora motivos para el optimismo.
Hasta el lunes.