Hoy es 19 de setiembre. Faltan 38 días para las elecciones nacionales.
En Uruguay, algunas discusiones políticas se desarrollan a considerable distancia de la realidad, con relatos y consignas que no tienen en cuenta datos básicos. Un caso notable es, desde hace ya muchos años, el debate sobre los precios de los combustibles, que reapareció en los últimos días durante un cruce de declaraciones entre los candidatos a la presidencia Álvaro Delgado y Yamandú Orsi.
Ese precio es bastante mayor en nuestro país que en otros de la región. Y esto, obviamente, les molesta a muchas personas que compran combustible con frecuencia, en especial cuando el uso de vehículos es una parte indispensable de los costos en su sector de actividad. Quienes viven cerca de las fronteras saben, además, que basta con cruzarlas para pagar menos.
La pregunta crucial es por qué pagamos más por un litro de nafta o de gasoil, y el debate político es responsable de que se hayan popularizado algunas respuestas incorrectas.
Nadie ignora que Uruguay no produce petróleo, y es bastante sabido que Ancap tiene el monopolio de la importación de combustibles. Durante los gobiernos nacionales del Frente Amplio, cuando los actuales oficialistas eran opositores, insistieron en que la principal causa de la diferencia de precios con otros países era ese monopolio.
Por un lado, se afirmó que muchas ineficiencias y despilfarros en la gestión de Ancap se compensaban mediante el cobro de sobreprecios a los consumidores, cautivos de un ente autónomo que no enfrentaba competencia. Por otro lado, se dio a entender que la libre importación de combustibles eliminaría esa presunta distorsión y permitiría que en Uruguay se vendiera nafta y gasoil al mismo precio que en Argentina o Brasil.
En 2020, el presidente Luis Lacalle Pou incluyó en su proyecto de ley de urgente consideración la desmonopolización de la importación de combustibles, pero no logró apoyo de sus socios en la coalición de gobierno. Hace pocos días, en la Expo Rural del Prado, mencionó aquel fracaso como uno de los que más le pesan y reiteró que quitarle a Ancap el monopolio sería la mejor solución para los productores agropecuarios, grandes consumidores de gasoil.
Orsi le reprocha al gobierno de Lacalle Pou el incumplimiento de sus promesas de rebajar el precio de los combustibles, y Delgado reitera que los gobiernos frenteamplistas le expropiaron grandes cantidades de dinero a la población mediante sobreprecios para cubrir las pérdidas de Ancap.
Todo esto elude una cuestión elemental. La gran razón de que los combustibles sean más caros en Uruguay es la fuerte carga impositiva, que se traslada al consumo y explica casi la mitad de su precio. Y, por cierto, el dinero recaudado mediante esa carga impositiva no queda en poder de Ancap.
Si hubiera libre importación de combustibles, los impuestos los seguirían encareciendo. Si el Estado rebajara los combustibles, el precio al público sería menor, pero tendríamos un problema fiscal muy importante. Habría que recortar en forma drástica los desembolsos actuales o aplicar otros impuestos. Ni este gobierno ni los anteriores han querido recorrer ese camino. Esa es la cuestión de la que no se habla.
Hasta mañana.