El martes (y el miércoles, porque duró 21 horas) tuvo lugar la segunda interpelación en dos semanas a un ministro del presidente Orsi. Como la anterior, que no incidió en la política de tierras del Ministerio de Ganadería, la convocatoria al ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, no tendrá consecuencias en los planes para asegurar el abastecimiento de agua potable en la zona metropolitana.
Eso no quiere decir que la sesión no haya traído novedades. Quizás la más notoria fue que tanto el oficialismo como la oposición terminaron apoyando mociones de partidos muy minoritarios. En el caso de blancos, colorados e independientes se votó una presentada por Identidad Soberana, el grupo del abogado Gustavo Salle, que tenía la particularidad de que criticaba el proyecto del gobierno de ampliar la infraestructura en torno a la cuenca del río Santa Lucía, pero no defendía al anterior proyecto Neptuno/ Arazatí. El oficialismo, por su parte, apoyó la moción de Cabildo Abierto, que, “pragmáticamente”, no apoya el accionar del Ejecutivo y resultó mayoritaria.
Los frenteamplistas pueden considerarse conformes con este “empate” obtenido en la Cámara de Diputados, donde ningún partido cuenta con mayoría absoluta. Una vez más, el resultado se consiguió gracias al apoyo de los representantes liderados por el general retirado Guido Manini Ríos. ¿Qué consecuencias tendrá esta cabildodependencia? Supongo que lo sabremos en los próximos meses.
El miércoles, en el Senado, hubo un coletazo de la interpelación a Fratti. En la mañana, el frenteamplista Nicolás Viera y el blanco Sebastián da Silva se pidieron disculpas y el intercambio de agravios que habían mantenido la semana anterior parecía superado, pero en la tarde el oficialismo decidió iniciar un procedimiento para sancionar al senador opositor. Blancos y colorados decidieron responder de manera análoga (amonestar a Viera) y, además retirarse del ámbito de coordinación del Senado.
El paso en falso de los senadores frenteamplistas puede complicar las negociaciones que pronto demandará la ley de presupuesto, pero, la misma noche del miércoles, hubo otro evento que muestra una forma distinta del vínculo entre gobierno y oposición: en la residencia de Suárez, el presidente Orsi fue el anfitrión de un asado con los intendentes de todo el país, que son mayoritariamente blancos. Acordaron, entre otras cosas, cambios en el programa de empleo.
El Ejecutivo exhibe sus propios recursos para negociar con la oposición, y esa habilidad era una de las promesas implícitas de la campaña de Orsi. Ahora, en general, ¿cómo se encuentra la relación entre el gobierno y la oposición? Ese es el tema de nuestro editorial.
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