La Sociedad Uruguaya de Microbiología (SUM) llevó adelante el III Encuentro de Jóvenes Microbiólogos, en el que compartieron experiencias, talleres, pósters y distintas actividades. Una de ellas fue SUM-Arte 2018, el primer concurso uruguayo de arte en agar.
El agar es el sustrato en el que se realiza el cultivo de hongos y bacterias sobre placas de Petri. En las bases del concurso se instaba a los participantes a usar sus “microorganismos favoritos para crear”. Las obras premiadas figuran en estas páginas junto a declaraciones de los artistas. Los ganadores recibieron premios de Aravan Labs (250 dólares en medios), de la Sociedad Americana para la Microbiología (100 dólares en e-books) y anualidades de la propia SUM, mientras que los microorganismos, que están vivos en la placas, además de producir regocijo intelectual y estético, son protagonistas de investigaciones científicas fascinantes.
1er premio
Título: LUCA | Artista: Tania Trasante | Laboratorio: Microbiología de Suelos - Facultad de Ciencias | Descripción: “Podemos observar un representante de la especie Bacillus mycoides, cuya forma nos hace acordar a la de un micelio fúngico. Se trata de una bacteria común en los suelos uruguayos. La forma que adoptó en la placa se asemeja a la del árbol de la vida, cuyo origen es LUCA (Last Universal Common Ancestor)”.
Trasante cuenta que Bacillus mycoides es “como la mascota de nuestro laboratorio. Sirve más que nada como control biológico de plagas, sobre todo de hongos que afectan el crecimiento de las plantas”. Cuenta que es consciente de que la gente piensa que las bacterias causan enfermedades, pero afirma que no es así: “Hay muchísimas que son benéficas, ya sea para nosotros, los animales, como para los vegetales. El Bacillus es un ejemplo de bacteria que no sólo no es patógena para la planta, sino que además la ayuda a crecer porque elimina a competidores o patógenos de ella”.
Sobre el título de la obra, cuenta: “Bacillus tiene esa capacidad de crecer como si fuera un hongo, que no lo es, y terminó ocupando toda la placa. Al formar esa maraña me pareció que en el punto más blanco, donde estuvo el origen del cultivo, sería como el origen de la vida. Las ramificaciones son como las del árbol de la vida con sus tres grandes dominios: archaeas, bacterias y eucariotas”. Sobre la idea de LUCA, Trasante dice con entusiasmo: “Es un concepto un poco teórico, porque nunca llegaremos a saber exactamente cuál fue nuestro último ancestro común. Sin embargo es una idea muy linda, porque al fin y al cabo, pese a que animales, vegetales y microorganismos somos tan distintos, tenemos todos algo en común. Que compartamos un mismo origen es hasta poético”.
2do premio
Título: Árbol de la Vida | Artista: Juan José Marizcurrena | Laboratorio: Bioquímica - Facultad de Ciencias | Descripción: “La placa está inspirada en los papiros egipcios donde se ilustra el árbol de la vida. Las aves representan las etapas de la vida humana: infancia, niñez, juventud, adultez y madurez. La placa se realizó con bacterias de origen antártico, géneros Janthinobacterium (violeta), Sphingomonas (naranja y amarillo), Hymenobacter (rojo) y E. coli (blanco), que no es una bacteria antártica”.
Marizcurrena está fascinado con su trabajo, y no es para menos. Cuenta que en el equipo, junto con su tutora de posgrado, Susana Castro, trabajan “con microorganismos con aplicaciones biotecnológicas. Particularmente mi línea es la de la radiación ultravioleta y la de aplicaciones para prevenir el cáncer de piel y otros inconvenientes que causa esa radiación”. Sobre las protagonistas de su obra, el científico cuenta que son motivo de gran interés científico: “La Janthinobacterium es utilizada por otros compañeros para el tratamiento del cáncer de colon, porque produce pigmentos que tienen actividad antitumoral. Sphingomonas produce pigmentos que tienen actividad cicatrizante. E Hymenobacter es una bacteria súper resistente a la radiación ultravioleta [UV], aguanta camiones de UV. De hecho, ahora estamos en vías de patentamiento de una proteína que repara el daño de la radiación UV y de otra de la Sphingomonas”.
Sobre el concurso y su motivo, Juan José reflexiona: “Desde chico tuve una fascinación por la mitología. Y también siempre me gustó el arte. Y con eso junté todo, la mitología, el arte y las bacterias con las que trabajo todos los días”. Feliz por el premio obtenido, Marizcurrena aclara: “La placa está perfecta hasta el día de hoy. ¡Están vivas!”.
3er premio
Título: Homenaje a Pink Floyd | Artista: Adriana Montañez | Laboratorio: Microbiología de Suelos - Facultad de Ciencias | Descripción: “Obra en dos tipos de agar para hongos. Se sembraron hongos de micelio verde, negro y blanco aislados del suelo”.
Montañez cuenta que en su laboratorio estudian “los microorganismos del suelo, bacterias y hongos para determinar técnicas de fertilización, control biológico, manejos de suelo, etcétera. Estos en particular los usé por su color”.
Respecto del homenaje a la banda inglesa confiesa: “Fue un poco un invento culinario, porque para hacer el cerdito usé un molde de galletitas. Solidifiqué un tipo de agar en ese molde y en la placa puse entonces tres agares. La idea era tratar de hacer una forma, porque los hongos son más difíciles de dibujar. La bacteria es más predecible, la podés manipular, pero el hongo cuando crece es más rebelde. La música para mí es una parte del arte muy importante”, cuenta, y si bien es obvio que le gusta Pink Floyd, reconoce que todo fue consecuencia del molde que utilizó.
Muy contenta por haber obtenido el premio, Montañez reflexiona: “Creo que todas las ciencias tienen una veta artística. Los científicos en general estamos siempre en un proceso creativo. Tanto en el arte como en la ciencia, siempre estás combinando ideas, explorando posibilidades de cómo generar algo nuevo o tratando de ver cómo explicás un fenómeno. Y a partir de las preguntas que te hacés creo que surge todo un proceso de creación que se vincula con el arte”.
Premio voto del público
Título: Árbol en Flor | Artista: Eloísa Arrarte | Laboratorio: Cátedra de Microbiología - Facultad de Química | Descripción: “Se sembró una placa de 9 cm con cinco levaduras de origen antártico. Para las flores del árbol se emplearon tres levaduras de color naranja, rosado y blanco. Para el árbol y las colinas se empleó una levadura blanca de textura opaca. Para el agua del río se empleó una levadura de crecimiento cremoso y de color crema”.
Arrarte también utilizó microorganismos antárticos para su obra, y tras ello hay una muy buena razón: “Estas levaduras las uso sobre frutas para evitar que crezcan otros hongos. Por ejemplo, esa podredumbre verde azulada que a veces se puede ver en la naranja o en la manzana, que es de una variedad de hongos que se llaman Penicillium y que es de los principales hongos que afectan a la fruta, principalmente en las cámaras frigoríficas”. Dado que la idea es que estas levaduras crezcan en la fruta en lugar de esos hongos que aparecen en las cámaras frigoríficas, ir hasta la Antártida tiene mucho sentido: “Las levaduras antárticas crecen sin problemas en el frío, por lo que podrían crecer sin problema en las cámaras de almacenamiento y entonces controlar al hongo. Fue una idea muy buena que tuvo mi tutora, Silvana Vero, porque casi todas las levaduras que hemos probado de la Antártida funcionan”.
Arrarte es ingeniera en alimentos y cuenta que casi de casualidad terminó trabajando con frutas y estos pequeños organismos. No se arrepiente en lo más mínimo: “Es muy divertido e interesante, aunque puede ser frustrante a veces porque uno no sabe por qué pasan las cosas, ya que los microorganismos hacen lo que quieren. Con los microorganismos siempre tenés la cabeza trabajando”. Sobre el arte y la ciencia reflexiona, encantada con este reconocimiento: “La ciencia tiene un poco de arte, de probar, de imaginar, de experimentar, de volver para atrás y mirar de lejos. Algo así como supongo que hace un pintor”.