Desde hace tiempo la revista Nature, una de las más renombradas dentro de la comunidad científica, elabora su lista de los 10 científicos y científicas más importantes del año a la que llama Los 10 de Nature, o en inglés, Nature's 10. La selección de las “10 personas que ayudaron a darle forma a la ciencia en 2020” más destacados a nivel mundial de este raro 2020 incluye al virólogo Gonzalo Moratorio, de la Facultad de Ciencias y el Institut Pasteur de Montevideo, debido al trabajo que, junto a colegas, permitió que Uruguay desarrollara test de diagnósticos propios para detectar SARS-Cov-2 en un tiempo récord, a un costo accesible y generando independencia de las restricciones de materiales y reactivos que sacudió al mundo en los primeros meses de la pandemia.
“La lista Nature's 10 explora los desarrollos clave en la ciencia de este año y algunas de las personas que jugaron un papel importante en estos hitos” dice la publicación. “Junto con sus colegas, estas personas ayudaron a hacer descubrimientos asombrosos y llamaron la atención sobre temas cruciales” agregan reconociendo que, por lo general, los logros y avances en la ciencia no son responsabilidad de una única persona sino de grupos de trabajo que, en casos como el de Moratorio, incluso involucran a investigadores e investigadoras de distintos laboratorios e instituciones. “Nature's 10 no es un premio ni una clasificación” aclara la publicación científica y añade que la selección realizada por sus editores tiene por objeto “resaltar eventos clave en la ciencia a través de las historias convincentes de los involucrados”.
Sorpresa y oportunidad
“Esto es una cosa muy loca” dice sinceramente afectado por la decisión de Nature Moratorio. “Al ver la lista de nombres elegidos es como que pongan a Maradona, a Beckenbauer y al Bigote López” dice, sintiéndose él como el delantero de Villa Española. No es que Moratorio se suba al uso de las metáforas futboleras impuesto por Rafael Radi, coordinador del GACH, sino que también es una marca de este gran virólogo que no practica la falsa humildad sino que sabe dónde están sus fortalezas.
En una nota que nos dio en 2017 ya decía: “Esto es netamente pasional, yo no soy un crack con la pelota. Soy más un Ruso Peréz que un Messi. Yo voy a ir a todas y te voy a laburar lo que sea si tengo el ambiente para poder hacer lo que quiera. Si te dan un ambiente en el que tu único estrés sea cómo resolver un problema científico, las ideas aparecen”. Y Moratorio estaba equivocado: está bien, tuvo el ambiente para poder hacer lo que quería... pero también el estrés de que se precisaba cuanto antes un test de diagnóstico desarrollado aquí y acorde a nuestras posibilidades. Y con presión y estrés, Moratorio, Moreno y gran parte de la comunidad científica fueron Messis, Rusos Pérez, Bekenbauers, Bigotes López y Maradonas al mismo tiempo. Pero volvamos a la inclusión en la lista de los 10 destacados del 2020.
“Esto es surreal en serio. Tenemos que usarlo para promover el sistema científico uruguayo, darle la visibiliad que merece la Universidad de la República, la Facultad de Ciencias y el Institut Pasteur de Montevideo” afirmó Moratorio.
Cuando hicimos la nota en 2017, Moratorio aún estaba en el Institut Pasteur de París. Y si bien estaba desarrollando una línea novedosa de abordaje del problema de los virus ARN -el SARS-Cov-2 es uno de ellos- que consiste en utilizar características de su rápida tasa de mutación en su contra -motivo por el que lo bautizamos como “el hombre que hace aikido con los virus”- ya había manifestado sus ganas de volver a Uruguay y desarrollar aquí su carrera. Estando en uno de los centros más prestigiosos del mundo en el estudio de virus, Moratorio volvió a su país, a su Facultad de Ciencias y logró instalar el laboratorio de Evolución Experimental de Virus en el Instutut Pateur de Montevideo. Paradójicamente, volver a Uruguay impulsó su carrera científica al punto de estar en la lista de los 10 destacados de Nature.
“En la puta vida pensé que venir a Uruguay iba a impulsar mi carrera científica” dice con la honestidad y la coloquialidad que lo caracterizan (perdonen los lectores, pero parafraseando a Carl Sagan, una distinción extraordinaria requiere palabras extraordinarias). “Pero sí quería venir, me fui para volver y por surte pude hacerlo, por suerte la vida no me hizo quedar en Francia” desarrolla.
Y en el fondo, el reconocimiento de Nature es también consecuencia de ese tipo de decisiones: “Estaba en la Meca de las enfermedades infecciosas. El Pasteur de París es reconocido por su departamento de Virología, tiene 10 premios Nobel. Allá hay un montón de científicos con recursos, con la vida fácil, y el país apuesta a los sistemas científicos y el porcentaje que se le da a la ciencia y la tecnología es importante. Crecer y consolidarme allá iba a ser más fácil. Pero en el fondo yo sabía que si me quedaba allá iba a impactar menos. No es que haya soñado impactar a este nivel de destaque de Nature, pero sabía que en Uruguay, si tenía cinco o seis estudiantes y formaba una escuelita de virología, transfiriendo las líneas principales que traje de París y que quería montar para hacer evolución experimental de virus, iba a poder impactar más, porque no iba a ser sólo un numerito. Acá el impacto iba a ser mayor al nivel de motivar y formar gente, a que salga y abra la cabeza. Nadie es profeta en su tierra, pero en este caso se dio lo opuesto. Es una locura”. Moratorio está hablando de desarrollar líneas de investigación, de formar gente, de construir soberanía científica. Por eso lo destaca Nature también.
“Lo que tiene mucho más valor que el propio desarrollo del test, porque la PCR en tiempo real ya estaba inventada, es que generamos y formamos jóvenes, armamos laboratorios y transferimos tecnología a hospitales públicos de Montevideo y a laboratorios universitarios o universitarios like en Salto, Rocha y Tacuarembó. Hicimos una red que logró conseguir fondos del Mercosur, gracias a una gran gestión de Luis Barbeito, para producir los test, y entregamos los kits a un costo muy inferior para Salud Pública” resume Mortorio.
Lo que hicieron es importante. Y trasciende ampliamente a los kit de diagnóstico. “Lo más valioso es haber mostrado que el sistema científico puede redireccionarse y puede atacar problemas. Lo más importante es pensar que la ciencia puede ser considerada como la actividad financiera, transversal para cualquier actividad, para cualquier ministerio, para cualquier emprendimiento, para cualquier empresa” reconoce Gonzalo. “Ponele ciencia a todo, generá valor agregado y generá cosas más sustentables. Al final del día, es eso”.
Por qué Nature eligió a Moratorio
En el artículo que fundamenta la elección de Moratorio en este selecto grupo de personas a destacar del 2020, Emiliano Rodríguez señala, luego de bautizarlo como “cazador de coronavirus”, que el “el virólogo ayudó a la respuesta exitosa de Uruguay al nuevo coronavirus”. Aportando datos para darle profundidad al personaje, Rodríguez afirma que “la fama le llegó rápido a Gonzalo Moratorio durante la pandemia de COVID-19” y tras contar que lo reconocen en la calle e incluso llegaron a invitarlo con cervezas en bares, reseña que “Uruguay continua registrando uno de las cifras de fallecidos más bajas del mundo”, de apenas “87 personas al 10 de diciembre”.
La nota de Nature reconoce entonces una de las claves para que Uruguay tenga cifras ejemplares, aún hoy cuando el país se encuentra en el peor momento desde que se detectó el virus y las primeras personas enfermas en marzo de 2020, pasa por tener una buena capacidad de testeo. Y es por ello que el trabajo de Moratorio, Pilar Moreno, y otros colegas de virología de Facultad de Ciencias y del Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Institut Pasteur, entre otros, fueron tan relevantes. Tras desarrollar en aquel marzo un test propio mediante la técnica de PCR en tiempo real, acorde a las capacidades y reactivos presentes en el país, el equipo de Moratorio y Moreno pasó a la siguiente fase: “en unas pocas semanas, los investigadores habían transformado su prueba en un kit simple y eficiente” agregando Nature que “con la ayuda del Ministerio de Salud Pública, capacitaron y crearon una red nacional de laboratorios de diagnóstico de covid-19”.
El artículo finaliza diciendo que “la vida en Uruguay casi ha vuelto a la normalidad. Las escuelas y los restaurantes han reabierto y muchas personas han vuelto al trabajo”. Justo cuando se publica esto el país ha pasado varios records de personas a las que se les detectó SARS-Cov-2, preocupa la circulación comunitaria del virus así como el crecimiento exponencial y la cantidad de brotes a los que no se les puede seguir el hilo epidemiológico. Por todo esto, en breve se anunciarán nuevas medidas que, aparentemente, apuntarán a reducir al circulación de las personas durante el período de fiestas. La nota prosigue: “Incluso Moratorio y su equipo han regresado lentamente a su investigación original. Pero permanece alerta”, y añade que Moratorio teme “que no seamos capaces de contener esto en algún momento”.
El aumento de casos -y posibles medidas más restrictivas- no debería hacernos perder de vista todo lo que se ha logrado en estos diez meses gracias al mérito compartido entre la comunidad científica, las instituciones que hacen ciencia, los trabajadores de la salud y el respectivo ministerio, junto al esfuerzo y sacrificio de la sociedad en su conjunto. Moratorio lo insinuó en la nota, pero al hablar con la diaria es aún más explicito. “Una de las pocas cosas que no se pueden comprar en este mundo es el tiempo. Y Uruguay, desde que empezó la pandemia a ahora, compró muchísimo tiempo comparándonos con el mundo, comparándolos con los vecinos. Llegar hoy, con todo el respeto que merecen los familiares de esos casi cien fallecidos y con el número de infectados, es un privilegio”.
Más allá de ese tiempo ganado, de que tantos meses con bajos índices es algo que debe valorarse per se y no por lo que venga después, Moratorio reconoce que hoy el panorama es más complejo y que hay que hacer esfuerzos para “impactar la movilidad y reducir los contactos” y en ello “cada uno tiene que aportar lo suyo”. “Tal vez si lo que pasa hoy en Uruguay hubiera pasado hace dos meses no sé si hoy hubiera tenido este reconocimiento. Pero el reconocimiento en sí no me interesa, porque ese reconocimiento me ponen en un lugar que necesita una historia de vida, y por eso está mi foto, pero que en realidad es un equipo de trabajo, con gente muy joven, y que conducimos con Pilar Moreno, que y necesita también una trayectoria, y por eso dan cuenta de mi trabajo en el Institut Pasteur de París. Pero bueno, mágicamente ahí está Uruguay en los 10 de Nature. Ojalá usemos esto para abrir bien los ojos a la gente y para concientizarnos de que tenemos que hacer un esfuerzo más y que esto no se terminó”.
Los 10 de Nature del 2020
En este año de pandemia, quienes ayudaron a “dar forma a la ciencia” no necesariamente fueron investigadores. Porque como está más que claro, para combatir una pandemia no sólo hace falta ciencia.
Tedros Adhanom Ghebreyesus: por su labor ante la pandemia como director general de la OMS
Verena Mohaupt: por su misión científica sobre el clima en el ártico.
Gonzalo Moratorio: por su trabajo que permitió una respuesta rápida de Uruguay al nuevo coronavirus
Adi Utarini: por su trabajo sobre el dengue
Kathrin Jansen: por su trabajo con la vacuna basada en ARN mensajero de Pfizer
Zhang Yongzhen: por ser el primero, junto a su equipo, en poner la secuencia del genoma del SARS-Cov-2 online
Chanda Prescod-Weinstein: por su trabajo sobre la materia oscura y confrontar el racismo en la ciencia y la sociedad
Li Lanjuan: la epidemióloga que aconsejó el lockdown en Whuan para controlar el primer brote de Covid-19 del mundo
Jacinda Ardern: primer ministra de Nueva Zelanda por las decisiones basadas en evidencia que permitieron a ese país ser ejemplo sobre el manejo de la pandemia.
Anthony Fauci: por defender el papel de la ciencia y la evidencia en Estados Unidos aún contra los embates irracionales y las campañas de desinformación del presidente Donald Trump.