El Institut Pasteur de Montevideo, dedicado a la investigación biomédica de relevancia tanto para la salud humana como animal, está cumpliendo 15 años. Entre varias actividades para celebrarlo, invitó a nuestro país al investigador español Francis Mojica, pionero del estudio del mecanismo CRISPR en microorganismos que posibilitó el desarrollo de la técnica de edición genómica ganadora del Nobel en 2020, quien dio una verdadera charla magistral en el auditorio Vaz Ferreira.
En una entrevista con la diaria, Mojica habló de varios detalles de su carrera, pero además reflexionó sobre los problemas de financiación que enfrenta la ciencia. En esa ocasión sostuvo que la financiación de la investigación científica puede tener tres orígenes: “Las empresas privadas, que evidentemente, o no tan evidentemente, van a financiar una investigación aplicada y que, si tienen visión de futuro, probablemente reserven también una parte para la investigación básica. Luego están los fondos públicos, que tienen que cubrir las dos vertientes, porque necesariamente alguien tiene que hacer investigación básica. Y luego están las donaciones de la gente”.
Sobre este último camino, llamado mecenazgo, contó que en otros países –no es el caso ni de su España natal ni de Uruguay– “la mayoría de los fondos casi te diría que vienen o bien de privados o bien de mecenazgo”. Agregó que “evidentemente, si uno tiene una ventaja tributaria, por ejemplo, cuando un particular decide donar un dinero, eso se favorecería. En España, cuando haces la declaración de la renta tienes una casilla que dice ‘para la iglesia’ o ‘para ONG’. Podrían poner una tercera casilla que dijera ‘para investigación’ y que parte de tu dinero de la declaración de la renta se vaya para eso. Habría que incentivar precisamente a que la población financie con parte de sus ahorritos esta investigación, y como somos muchos, muchos pequeños aportes cuentan”.
Casi como una coincidencia, el Institut Pasteur de Montevideo lanzó el lunes, a una semana de la visita de Francis Mojica, su campaña para que parte de esos “ahorritos” de los que hablaba Mojica contribuyan a hacer ciencia.
Quisiera tener un millón (de amigos)
Llamado Amigos Pasteur, el “programa de mecenazgo” lanzado por el instituto “invita a personas y empresas a colaborar en forma de donaciones que se destinarán a financiar proyectos especiales que permitan hacer más y mejor ciencia”, dice el comunicado. Allí se explica que al contrario de lo que podría pensarse, la institución “no recibe dinero de Francia”, sino que su presupuesto “se compone, en su mayoría, por fondos estatales (provenientes del Ministerio de Economía), y se completa con financiación obtenida por medio de proyectos de investigación competitivos (de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y otros llamados nacionales e internacionales) y la venta de servicios tecnológicos”.
Con un aporte estatal fijado en unos 208 millones de pesos anuales para el período 2022-2024 en la ley de presupuesto, el Institut Pasteur ha recurrido previamente a donaciones. Fue el caso, por ejemplo, del Centro de Innovación en Vigilancia Epidemiológica (CIVE), creado entre el instituto, la Universidad de la República y el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), que canalizó donaciones de particulares, como John Christian Schandy, Roberto Palermo, Carlos Abboud o Sylvie y Max Patissier, de la Banca de Quinielas, de las embajadas de Reino Unido, Francia y Estados Unidos, de las empresas Saceem y L’Oréal y de la Cámara de Especialidades Farmacéuticas y Afines.
“Ahora, con el programa Amigos Pasteur, el instituto busca dar un marco a esas posibles colaboraciones y continuar destinando 100% de lo recaudado a nuevos proyectos y a retener el talento joven en el país”, señala el comunicado, y agrega que “se prevé informar periódicamente sobre el uso de los fondos”.
Para ser parte de los Amigos Pasteur se puede hacer donaciones puntuales de forma telefónica, por giro bancario o en la red de cobranza Abitab, o donaciones recurrentes de 80 pesos (llamando al 0908 2000), 140 pesos (al 0908 2001) o 200 pesos (al 0908 2002). La información detallada se encuentra en el sitio pasteur.uy.
Apoyando la ciencia
“La iniciativa Amigos Pasteur es una idea que ya tiene varios años pero que hasta ahora no habíamos podido instrumentar de manera contundente por varias razones”, confiesa el director ejecutivo del Institut Pasteur de Montevideo, Carlos Batthyány, admitiendo también que Amigos Pasteur tiene “objetivos que apuntan a diferentes dimensiones”.
“Por un lado, busca seguir acercando el Pasteur a la sociedad, algo que se logra por medio de distintas actividades que hemos desarrollado, como los Pasteurizarte, en los que ponemos un tema sobre la mesa e invitamos a una organización social a abordar un tema desde un punto de vista científico, artístico y social, o las jornadas de puertas abiertas o las visitas escolares”, sostiene. “Por otro, filosóficamente nosotros también pensamos y estamos convencidos de que hay un montón de actividades no recurrentes que no pueden ser financiadas con el subsidio que el Pasteur recibe del Estado. En ese sentido es que buscamos lanzar esta campaña de ‘padrinos’ y ‘madrinas’ para acompañar algunas actividades fundamentales pero que, lamentablemente, no se pueden hacer con otros rubros”, suma. ¿En qué están pensando?
“Por ejemplo, complementar becas de estudiantes, que son becas que no tienen ni aportes patronales ni de salud, proyectos como el que mencionaba Mojica de la iniciativa Explora, de España, que financia proyectos de altísimo riesgo que exploran una curiosidad”, afirma. La iniciativa Explora española es profundamente ambiciosa. Con dos líneas, Explora Ciencia y Explora Tecnología, lo que busca es, según dice en el propio sitio del fondo, “financiar la ejecución de proyectos de investigación cuyos objetivos supongan una reevaluación de paradigmas establecidos y aceptados, con proyección en diversos ámbitos científicos o técnicos, en busca de nuevos conceptos o soluciones y aplicaciones rompedoras en diferentes disciplinas científicas”. Por si no queda claro, agregan que “deberán ser propuestas de investigación imaginativas y radicales cuya viabilidad pudiera ser considerada baja en programas convencionales, porque chocan con ideas establecidas en su campo, y también propuestas tecnológicas arriesgadas que buscan una prueba de concepto y que, en ambos casos, no se conseguirían financiar por las vías habituales, pero en las que existan ciertos indicios que justifiquen acometer su exploración usando metodología científica”, y resume que “los proyectos Explora han sido diseñados para financiar la exploración de ideas heterodoxas y radicalmente innovadoras”.
“Eso es algo que siempre me interesó muchísimo”, dice Batthyány, al punto de que no es la primera vez que intenta ir por ese camino. “Lo hacíamos en las fundaciones de la Universidad de la República, donde llamábamos a proyectos que no tuvieran muchos resultados preliminares pero que precisaran unos dólares para probar su idea. Si la idea caminaba, entonces podrían surgir nuevas financiaciones”, se explaya Batthyány.
“El dinero que recibamos mediante Amigos Pasteur irá al apoyo de investigadores jóvenes o a proyectos guiados por curiosidad, que me parece que es lo que más nos está faltando como país, como instituto y a otros niveles”. Carlos Batthyány
No debe haber institución de investigación que no desee tener más presupuesto. El alto porcentaje de proyectos de investigación evaluados como de calidad que no es financiado por año en nuestro país es un buen indicador de ello. Como decía Batthyány al introducir la conferencia de Mojica, “la ciencia guiada por la curiosidad es la que hace avanzar al conocimiento”. En la iniciativa la idea sigue rondando: “El dinero que recibamos mediante Amigos Pasteur irá al apoyo de investigadores jóvenes o a proyectos guiados por curiosidad, que me parece que es lo que más nos está faltando como país, como instituto y a otros niveles”, señala. Pero Batthyány no se queda sólo en el dinero.
“Uruguay debería estar por encima del 1% del PIB en inversión en ciencia, tecnología e innovación –esa es una discusión aparte–, pero esta campaña yo la haría incluso aunque tuviéramos mucho más presupuesto, porque tiene por objetivo no sólo obtener dinero, sino que va mucho más allá en ese espíritu de tener un contacto cercano con la gente”, sostiene. “Recibir una donación implica para nosotros un compromiso muy grande: rendirle cuentas al donante, ser muy activos y muy cuidadosos con esos dineros que no vienen para el mantenimiento del edificio o para cosas del día a día”, agrega.
“Buscamos tener muchos amigos que, con un pequeño desembolso mensual recurrente, nos permitan hacer cosas que de otra manera no podríamos hacer”. Carlos Batthyány
Por otro lado, los montos para las donaciones recurrentes, es decir, las mensuales, son modestos: van de 80 a 200 pesos. “Lo que queremos es que el Pasteur tenga muchos amigos. Yo trabajé muy de cerca en una campaña de donación de la fundación Manuel Pérez, de la Facultad de Medicina, y el objetivo era tener 1.000 amigos”, recuerda Batthyány. “La campaña fue un éxito porque con esos 1.000 amigos, que hacían un pequeño aporte mensual, pudimos financiar un montón de proyectos. En este caso se busca lo mismo. Tener muchos amigos que con un pequeño desembolso mensual recurrente nos permitan hacer cosas que de otra manera no podríamos hacer. Lo que nos gustaría es contar con un grupo de personas que de forma regular aporten un pequeño monto; de esa manera, muchos pequeños montos se transforman en un monto significativo”.
Devoluciones
“Los principales fondos para NOVA son proporcionados por el Fondo David H Koch para la Ciencia, el Fideicomiso Científico de NOVA, la Corporación para la Radiodifusión Pública y televidentes como tú”, leía a menudo en documentales científicos que me gusta mirar de la cadena pública norteamericana PBS. Incluso en algunas entregas de la serie NOVA desfilaban por la pantalla, rápidamente, los nombres de varias de las personas que habían hecho donaciones.
Colaborar con una causa que se siente justa ya es, por lo general, suficiente retribución. Nadie pretende una calle a su nombre o una placa por ayudar a una olla popular. Aun así, dado que se busca estrechar vínculos entre el instituto y sus amigos, han pensado algunas formas de agradecer las donaciones. “Hay varias iniciativas en ese sentido. Algunas son jornadas especiales en las que invitaremos a los amigos a visitar el instituto, también habrá una newsletter especial para los donantes, y otras cosas. Queremos ser muy activos en la devolución a los donantes, porque ya que lo que esto busca es acercar el Pasteur a la sociedad, eso implica una devolución activa, un contacto muy cercano con ellos”, detalla Batthyány.
Por otro lado, aclara que en este caso “el donante no tiene ningún beneficio económico como los que comentaba Mojica en la entrevista. En muchos lugares, y también en Uruguay, por ejemplo, las fundaciones universitarias, cuando el donante aporta 100 pesos, puede descontar unos 82 pesos del pago de impuestos. El Institut Pasteur no está amparado en esa ley”.
“El objetivo es llegar a 1.000 amigos para el primer año”, sostiene Batthyány. Pero la cosa no queda allí. “A futuro tenemos objetivos mucho más grandes”, dice riendo. Al parecer, se suma a los que creen que el número de Dunbar está perimido y que no hay nada que impida tener más de 150 amigos.