“Me dejás preocupado, Alberto”, le contesta Berch Rupenian, desde estudios, al célebre relator detrás del teléfono, en su programa Después de hora (lunes a viernes de 18.00 a 20.00 por Urbana FM). “Esto no es juguete. Es un deporte de contacto”, insiste Kesman, e insiste su verdad, otras cinco veces, cada vez que agrega nueva información a su falsa y entretenida polémica sobre el regreso del fútbol profesional a las ligas europeas. Ya pasaron más de cuarenta minutos, y mientras mejoraba mi técnica para despegar la salsa de tomate seca de los platos, por un rato lo más importante fue el fútbol, y me sorprendí un poco poniéndome del lado de Berch y esperé a que Alberto dijera alguna vieja palabrota y casi lo hace, pero se contuvo, por lo menos hasta que moví la perilla del dial.
Ayer al mediodía me alegré cuando descubrí que Edgardo Buggiano, el intachable periodista deportivo de gruesos anteojos de cristal verde, sigue aportando su cordura al programa de Julio Ríos en la 1010. Ahora se hizo de noche, y me puse a buscar TNT (todos los días de 22.00 a 3.00 por CX 46 Radio América), el programa de música tropical que me recomendó José Luis El Griego Paspatis, uno de los operadores de sonido con más trayectoria del medio, y en quien primero pensé cuando se me ocurrió escribir sobre cómo se han adaptado las radios uruguayas, y sus trabajadores, a estas semanas de pandemia y cuarentena.
Como en otros rubros, el seguro de paro es la primera respuesta que aparece entre las medidas inmediatas que tomaron los dueños de buena parte de las emisoras, junto con la extrema higiene y un nuevo protocolo de gentilezas. El Griego ingresó al mundo del broadcasting en 1982, y hasta fue presentador de su propio show: el Tropi Sport. Fue operador de Heber Pinto, de Jorge Toto Da Silveira y del finado Abel Duarte –quizás el único capaz de hacerle frente a esta situación inédita, con sus programas súper largos, junto al doctor Jorge Marfetán–.
Actualmente en CX 12 Oriental, la radio de la iglesia católica, José Luis se encarga de las madrugadas. “Está complicado en el sistema de trabajo. El informativo ya no tiene todo el personal, entonces una sola persona se tiene que encargar de redactar, buscar la noticia, grabar los audios, editarlos, y a veces el informativo sale un poco más tarde, pero es comprensible en esta situación”, me cuenta, algo resignado pero sin perder la calma, ni la simpatía. “Generalmente llaman por el fútbol, o para pedir oraciones, por alguna duda sobre el BPS o sobre el coronavirus. La mayoría son: ‘¡Bo, decile tal cosa a Goñi [Máximo, relator de fútbol]!’, pero música, negativo, central”, me contesta cuando le pregunto sobre las llamadas de los oyentes, conociendo su gran pasión.
“Siempre los observé con una mezcla de respeto y desconfianza, porque es muy tentador creer que eso es representativo del resto silencioso, y no creo que sea así necesariamente”, dice Salvador Banchero, conductor de Otro elefante (lunes a viernes de 9.00 a 11.00 por Urbana FM) sobre los mensajes y devoluciones que recibe de la audiencia. “Pero en cualquier caso, en este momento de pandemia, sí percibo una necesidad de causa común en el acompañarse diario, en ese monitoreo del ‘¿cómo estamos?’, que parte del sabernos un poco tristes y golpeados directa o indirectamente. Y también, un velo de cierta gratitud que, por cierto, nos honra muchísimo. Siento que es muy importante en tiempos duros –también por la experiencia de haber trabajado de esto durante crisis anteriores– buscar algo de luz donde sea que se encuentre, y si podemos ser algo de eso para alguien durante un rato al día ya nos habrá valido cualquier pena”.
“Cambió todo y todos los días nos preguntamos si lo hacemos bien, porque en momentos en que la población necesita más información de calidad frente a incertidumbres, situaciones personales complejas, medidas sanitarias, sociales, económicas en proceso, nosotros estamos probando otra manera de trabajar, y eso también es prueba y error después de un mes”, cuenta Alejandra Casablanca, desde su rol de jefa del departamento de prensa de las radios públicas de RNU. “En el caso de los informativos tenemos un plus importante, que es el trabajo de los periodistas en cada departamento del país, ese diferencial es fundamental para cada edición; esa presencia y ese trabajo nos permiten también personalizar muchas de las noticias que damos con los protagonistas, y sobre todo con la vivencia de la gente en lugares casi sin población o en ciudades hoy a media máquina, desde Bella Unión a Montevideo”.
Gustavo Rey, conductor de Abrepalabra, que este año y por primera vez hace su programa de mañana (lunes a viernes de 10.00 a 12.00 por Océano FM) lamenta, en este contexto de cuarentena, perder el énfasis en lo cultural de su programa: “Intentamos que una o dos notas a la semana sigan siendo con ese perfil. Por ejemplo, nuestro espacio La palabra, que lo hacemos con actrices y actores, se nos cayó un poco, porque no hay obras de teatro en cartel”, dice, y destaca de esta nueva realidad: “Se terminó aquello del minuto a minuto televisivo. Ahora hay que tomar decisiones segundo a segundo, en tiempo presente, constante, y cambiante. La radio ya tenía eso, pero antes contabas con un plan b y c, con archivos, espacios, columnas. Ahora hay que hacerlo todo en vivo, y cambiando permanentemente. El otro día teníamos un invitado y se nos cayó a las nueve y media, porque estaba entrando a una urgencia. Todos los días está pasando algo”.
Danteinferno
A Fernando Medina, el responsable del programa sobre literatura y música Oír con los ojos (sábados de 11.00 a 14.00 por Radio Mundo) se me ocurrió preguntarle a qué se parece todo esto: “A lo que uno quiera. Porque tiene de todo. Tiene miedo a la peste y hace pensar en Giovanni Boccaccio, en Daniel Defoe, en Edgar Allan Poe; tiene confinamiento y entonces recuerda a Emily Dickinson y a Marcel Proust, esos grandes héroes del ‘me quedo en casa’; tiene mucho de fantasía y de terror, aunque no de la mejor calidad, me temo. Mi analogía literaria preferida de estos días, de todos modos, es otra: desde el primer impacto sentí que el mundo del coronavirus imitaba al Infierno de Dante y revivía a muchos de sus personajes. Mis favoritos son los alarmistas; pienso en la Comedia y los puedo imaginar con nitidez; dolientes, gritones, hundidos en la misma sustancia con la que están hechas su consternación y compromiso”.
Camila Cibils, una de las conductoras de De taquito a la mañana (lunes a viernes de 10.00 a 12.00 por Radio Universal) sigue yendo a la radio, y agradece poder salir y caminar rumbo a su trabajo. “En la primer semana me sentí expuesta, pero después asumí y acepté la situación de riesgo, sin entrar en la paranoia”, cuenta. En De taquito día a día prueban nuevas ideas y secciones para ganarle espacio a la agenda covid-19: “Sentimos que hay más gente escuchando y con un poco más de atención. Inventamos un espacio que se llama “Algo se me va a ocurrir para personas que idearon un nuevo servicio y crearon algo para sobrevivir”. Por ejemplo, el otro día hablamos de un emprendimiento de tortafritas a domicilio. Otra sección nueva es “El poder de la palabra”; está bueno leer en radio, ahí aprovechamos para elegir textos inspiradores y motivadores dentro de esta coyuntura medio complicada. Igual a veces nos pasa que arrancamos el programa con una consigna para hacer participar a la gente, pero con temas que no tengan que ver con la pandemia. Por ejemplo, en el Día Internacional de los Besos hablamos de nuestro primer beso, y nadie participaba. En cambio, cuando sacás el tema de los tapabocas, cómo usarlo, todo el mundo llama y participa”.
Diego González, una de las voces en La mesa de los galanes (lunes a viernes de 13.00 a 16.00 por Del Sol FM) se muestra optimista sobre el futuro del medio y su adaptación: “Creo que la radio no va a cambiar mucho, ni su forma de comunicar. Es de los medios más sólidos. Le ha pasado todo por al lado, y sigue ahí. Cuando pasan cosas como esta la gente habla de la radio como un medio cercano y de compañía, y otros medios no tienen ese valor. Nadie te dice ‘me siento acompañado por el Instagram o por el cable’. Eso que genera es insustituible”.
Otro cambio que se instaló como constante desde la segunda semana de marzo y en todas las radios es una nueva modalidad de interacción. Muchos de sus conductores y casi la mayoría de sus entrevistados salen al aire –o grabados– desde sus hogares, por medio de Skype, del teléfono y de otras aplicaciones más novedosas, como la cuestionada Zoom.
A la actriz, docente, y comunicadora Alicia Garateguy –partenaire de Gustaf en Feliz día (lunes a viernes de 11.00 a 13.00 por Radio Cero) y de Alfonso Lessa en No está todo dicho (lunes a viernes de 17.00 a 19.00 por Montecarlo)– le toca salir al aire desde estudios y llamar a los domicilios de sus compañeros cada mañana y tarde. “A cuál de los dos más soñado. Porque en estas se ven los pingos”, dice, y me cuenta sobre el gran desafío de hacer humor en un contexto de malas noticias: “Con Feliz día me pasa como con mi niño en casa: la necesidad de que reine la paz y la alegría más allá de todo genera alegría de por sí. Lo que al principio es artificial termina provocando ese estado de ánimo que buscás. Por otra parte, así como cuando tenés 39 de fiebre, te tomás una Novemina y arrancás a hacer la función en el teatro, en la radio y haciendo humor pasa parecido. Porque más allá de este virus en particular, la vida está llena de problemas. Pero juro que en ese recreo de dos horas me río todo el tiempo desde las tripas, y sé que la gente también”.
Podcasts y nuevas señales en el aire
Ya estaban ahí antes de la pandemia, y sus propuestas conviven con los medios tradicionales y sus empresas, en el complejo espacio de las redes sociales y sus usuarios. Mientras las radios de aire todavía intentan actualizar sus contenidos para llegar a sus oyentes más jóvenes –y ya ni tanto–, los podcasts y las radios online independientes se reproducen como hongos en la lluvia, y aparecen como una alternativa variadísima que contempla los gustos de los más diversos tipos de consumidores.
» Gonzalo Soca es uno de los conductores de El bloque (sábados a las 14.00 por radiopasillo.net) y responsable de algunos de los mejores hilos de Twitter sobre los orígenes de las banda de rock de los 90. Con más tiempo libre y en su casa, en estas semanas de cuarentena transformó el programa –que habitualmente tenía entrevistas a músicos y una columna sobre oscuras historias de Montevideo a cargo de Hugo Gutiérrez, baterista de La Sangre de Verónika– en una propuesta interactiva en la que los oyentes programan y comparten sus propias playlists, y luego discuten e intercambian sobre tapas de discos, guitarristas y cantantes, siempre y cuando Juan Pablo Aguirre, dueño de la emisora, encienda las computadoras de su casa.
» Diego Soler está loco, pero quienes conocen a su compañero Sebastián da Silva dicen que este, mucho más. Los dos juntos hacen La Tortulia podcast (disponible en Spotify) y cuentan “historias reales poco conocidas. Estas tienen algo siempre en común: son dramáticas, hilarantes o muchas veces ambas cosas. Convencidos de que la realidad siempre nos puede impactar o hacer reír más que la ficción, durante una hora se presentan dos temas para que todos se unan al asombro. Vas a enterarte de cosas interesantes, divertir e indignar”. Mañana domingo estrenan un nuevo episodio que versará sobre “las diez empresas del mundo con más crecimiento en la década”, y el siguiente sobre “la leyenda negra de Drácula”.
» El proyecto cooperativo Radio Pedal no detuvo sus actividades por completo, y ofrece en su portal, entre otros contenidos, el podcast de actualidad Cable pelado. En su última edición (ya disponible en radiopedal.uy) José Luis Popi Rodríguez y Facundo Berterreche conversaron con el politólogo Gabriel Delacoste a propósito del ingreso al Parlamento del proyecto de ley de urgente consideración. Además, gestionan una olla popular y reciben donaciones los martes de 10.00 a 12.00 y los jueves de 15.00 a 18.00 en su local de San Salvador 1510 esquina Andrés Martínez Trueba.
» Guillermo Ameixeiras y Gastón Lepra, dos veteranos de mil batallas en la radio y compañeros en el célebre Mundo cañón, que viven desde hace un tiempo en el mismo edificio, y hasta no hace mucho tiempo no se cruzaban demasiado, inventaron Radio Azotea (rock new wave, entrevistas al estilo MC y una columna sobre marihuana a cargo de Rufo Martínez; de lunes a viernes a las 18.00 y sábados a las 17.00 en radioseninternet.co.uk/Radio-Azotea y sus podcasts se pueden encontrar en Spotify y Youtube). “Este programa es un producto más de la pandemia, pero también de la vecindad, la amistad y la pasión”, cuenta Guillermo, que desde hace un tiempo coquetea con su vuelta la radio tradicional. “Cuando nos mandaron a teletrabajar a nuestras casas decidimos cortar la jornada laboral, terminar el día entre las cinco y las seis en la azotea para hablar de bueyes perdidos y pensar cómo enfrentar el coronavirus, pero a los tres días la conversación decantó en el único lugar posible y una sola pregunta: ¿por qué no convertir esas charlas inconducentes en un programa de radio?”.
Cada tarde Gastón (referente periodístico del mundo carnavalero) arma y desarma, sube y baja la consola instalada en su living, donde graba los programas Último cuarto y Colados al camión de la Sport 890. “Después subo una silla y un puf, y tiro un alargue por la ventana de Guille”, cuenta Lepra. “La idea era bancarnos la cabeza primero tomando mate, y después haciendo un programa de radio, que es lo que mejor sabemos hacer. Si bien a veces –cuando buscamos hacer una buena nota– deja de ser un juego, nunca deja de serlo del todo. En los momentos de estar encerrados, donde la cabeza se te puede disparar hacia otro lugar, Radio Azotea nos ha salvado la cabeza”.