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Tango en 3D en el piso 15 del Hospital de Clínicas.

Foto: Mara Quintero

Tango 3D: investigación demostró que con la danza y la biomecánica se pueden desarrollar nuevas terapias

4 minutos de lectura
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Se presentó el viernes, en el Hospital de Clínicas, durante un evento que puso en diálogo arte, ciencia y tecnología. Fue la antesala del 18° Simposio Internacional de Análisis del Movimiento Humano en 3D (3DAHM 2024) que se celebrará en diciembre.

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Un estudio sobre la biomecánica del tango, liderado por el Laboratorio de Investigación en Biomecánica y Análisis del Movimiento (Libiam) en colaboración con la Unidad de Investigación en Biomecánica y Locomoción Humana, reunió a investigadores de distintas disciplinas que presentaron los resultados de manera detallada. Los voluntarios que participaron en la investigación fueron los Avalancheros, un grupo de tango que viajó a los laboratorios de Paysandú, a quienes se les estudió el impacto del ritmo de esta danza en las variables mecánicas y energéticas de la marcha humana.

Al ritmo del 2x4

El estudio se centró en comparar el gasto energético y la eficiencia mecánica del cuerpo durante una caminata normal y al ritmo de una milonga. En la presentación de los resultados, uno de los investigadores, Gabriel Fábrica, biólogo especializado en biomecánica, explicó que el objetivo principal era evaluar si el tango, con sus cambios de técnica y postura, impacta significativamente en la energía al caminar. Con ese fin, los investigadores analizaron el consumo de oxígeno de los bailarines Avalancheros en acción y lo relacionaron con la caminata habitual a velocidad autoseleccionada.

Se compararon las variables mecánicas y energéticas, midiendo el consumo de oxígeno al caminar tanto al ritmo de la milonga como a la velocidad autoseleccionada. Se usó un dispositivo para evaluar el consumo de gases y marcadores para reconstruir el movimiento en 3D.

“Nuestra hipótesis fue que esos cambios estéticos que exige el caminar al estilo del tango implicarían aumentos en la variable que [el colega] Carlo Biancardi definió como ‘costo de transporte’, y que esto se traducirá en una disminución de la eficiencia, que queríamos comprobar si era significativa o no. Se esperaba visualizar estas diferencias en la trayectoria del centro de masa y en variables como la longitud y el ancho del paso, o en ángulos asociados a los cambios energéticos”, detalló Fábrica.

“Observamos que la técnica del tango milonguero requería un mayor esfuerzo aeróbico”, indicó Fábrica. “El costo de transporte, es decir, la energía necesaria para moverse a determinada velocidad, aumentó notoriamente al bailar milonga, siendo casi igual con la energía necesaria, por ejemplo, para trotar.Desde el punto de vista mecánico, la variación de energía del centro de masa fue mucho mayor que en una caminata normal, lo que indica una menor eficiencia energética”, agregó.

En ese aspecto, descubrieron que, aunque la velocidad, longitud y frecuencia de los pasos efectuados en contexto de milonga se equiparan a la caminata normal, la recuperación de energía fue significativamente menor. “En una caminata habitual, el cuerpo recupera aproximadamente un 60% de la energía utilizada, pero con la técnica milonguera la recuperación disminuyó y, por lo tanto, el costo de transporte creció muy significativamente. “El resultado final resaltó que cuando se camina al ritmo de milonga se está haciendo un ejercicio aeróbico interesante, donde el costo de transporte se acerca mucho al costo que se hace si tuvieran que trotar”, señaló.

Destacó que este resultado no se conocía hasta ahora. Entonces, lo que se determinó es que, primero, la marcha autoseleccionada en la técnica de tango no presenta diferencias significativas en la velocidad, siempre y cuando se elija un ritmo determinado. De allí que “pensar en el tango como una estrategia de rehabilitación es fundamental, puede considerarse una idea de progresividad, especialmente si se visualiza como una forma de entrenamiento aeróbico. Además, no varían las características mecánicas clásicas, como el largo y el ancho del paso o la frecuencia del mismo”, subrayó.

Esto contrasta con la opinión de los bailarines, ya que ellos sentían que al caminar al estilo de tango, se perdían los mecanismos automáticos, lo que resultaba en un enfoque mecánico distinto”, añadió.

Por otra parte, Carlo Biancardi, profesor agregado del Departamento de Ciencias Biológicas del Cenur Litoral Norte y director de Libiam, comentó que “la curva que muestra el costo energético de la locomoción, similar a una U invertida, indica que hay una velocidad óptima en la que el costo energético se minimiza. Al comparar esto con la caminata al ritmo de la milonga, encontramos que el consumo de oxígeno es más elevado. Esta diferencia se traduce en un ejercicio aeróbico más demandante, lo cual podría ser útil para la rehabilitación de personas con condiciones neurológicas”.

Carol Torres, alias “Magui Tango”, profesora asistente del grupo de Deportes y Rendimiento del Instituto Superior de Educación Física, precursora del proyecto, dijo a la diaria que el tango cambió su vida: “Desde niña tuve dificultades para expresarme corporalmente debido a una experiencia de abuso, y el tango me permitió conectarme con el cuerpo. Este proyecto me llena de orgullo porque une mis dos pasiones: la danza y la ciencia”, resaltó.

Asimismo, expresó que su sueño es que todos aquellos que quieran involucrarse con la danza, que, como se sabe, aporta muchos beneficios, tengan un respaldo científico para aprovecharlo al máximo. “También desde la neurociencia se demostró que la danza es una de las actividades físicas que más beneficios aporta en términos de neurogénesis y plasticidad neuronal. No sólo es una cuestión emocional; hay bases científicas que avalan estos resultados positivos”, destacó.

Por otra parte, Franco Simini, profesor de Ingeniería Biomédica, coordinador del NIB y presidente del grupo técnico internacional 3DAHM de la Sociedad de Biomecánica, también destacó la importancia del estudio humano en esta danza. “El tango es un movimiento complejo, que involucra tanto aspectos motores como cognitivos. Hay estudios que sugieren que el tango puede beneficiar a personas con Parkinson, ya que ayuda a mejorar la movilidad y el equilibrio. En este sentido, integrar la biomecánica con la danza ofrece una oportunidad única para el desarrollo de nuevas terapias”, afirmó.

Contemplar el aspecto cultural en conjunto con la medicina, representa un paso más en dirección a tener presente la dimensión humana. “Esto es lo que enseña el profesor Álvaro Díaz Berenguer, que promueve un enfoque que se centra en lo que más le gusta o le hace sentir mejor al paciente. De esta manera, se considera no sólo el aspecto físico –como el movimiento de los músculos al bailar tango–, sino también el aspecto cultural, permitiendo que el paciente se dedique a algo que lo satisface como persona”, expresó.

El eje central de 3DAHM 2024

En sintonía con lo anterior, Simini adelantó que este proyecto será presentado como trabajo central en el 18º Simposio Internacional de Análisis del Movimiento Humano en 3D (3DAHM 2024), que, por primera vez, se hará en América Latina, en diciembre, y tendrá a Montevideo como sede. “El congreso captará a más de 20 países y será una gran oportunidad para mostrar cómo la biomecánica del movimiento puede aplicarse no sólo al deporte, sino también a la medicina y la rehabilitación”, explicó. “Estamos muy contentos de poder representar a Uruguay con un trabajo que combina la ciencia y el patrimonio cultural del tango”, agregó.

Por último, Gabriel Fábrica subrayó que este proyecto abre nuevas oportunidades para futuras investigaciones sobre la interacción entre el ritmo musical, el gasto energético y las variables mecánicas del movimiento humano. “La danza en general puede ser una herramienta fundamental para personalizar el ejercicio según las necesidades de cada persona”, finalizó.

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