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Hoy se inaugura una muestra de Figari que incluye 18 cuentos inéditos

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A principios de 1928, Pedro Figari dudaba de cómo llamar a su libro de cuentos. “Pensé ponerle: Cuentos entretenidos, por cuanto a mí me entretienen, y debo suponer que a los demás les ocurra lo mismo [...] [T]ambién pensé ponerle: Cuentos históricos, lo que no me atreví a adoptar debido a que no hay cuento que pueda tenerse en pie frente al de la Historia, y cedí, modestamente, al título: Cuentos, que dice mucho y no dice nada”. En 1951, cuando a Figari se lo conocía fundamentalmente como pintor, Ángel Rama publicó su ensayo Aventura intelectual de Figari, junto a una selección de los Cuentos.

Hoy, el Museo Figari inaugura una muestra que presenta una serie de textos y dibujos inéditos, junto a documentos, fotografías, textos narrativos, esculturas y pinturas que nunca fueron exhibidas. De esta manera, el museo anticipa la futura edición de los cuentos El chillido y otros relatos, que surgió en el marco de una investigación realizada por Juan Manuel Sánchez en el Archivo Figari del Museo Histórico Nacional, ofreciendo una nueva perspectiva para abordar a la figura multifacética de Figari, el autor de una obra clave que constituyó una aguda reelaboración de las percepciones habituales del arte, el hombre y la cultura.

Hoy, casi 70 años después del hallazgo de Rama, el museo “revela un nuevo territorio en la producción narrativa del artista”, ya que “no son las típicas evocaciones camperas ni las reflexiones sociológicas apenas disfrazadas por la anécdota, es decir, el recorte costumbrista que nos ofreció Rama”, como anuncia Pablo Thiago Rocca (director del museo), sino que también incluye temas fantásticos y oníricos.

Para Sánchez, el aspecto más novedoso –frente a la imagen canonizada de Figari– es descubrir su sentido del humor. El investigador advierte que la mayoría de los cuentos son mecanografiados, “con una importante cantidad de correcciones manuales. Los hay también escritos a mano, y hay casos en los que se encuentran varias versiones de un mismo relato. Los dibujos, en cambio, son escasos. Y si bien están presentes la mayoría de los cuentos que quiso publicar en 1928 (11 de 17)”, también hay una “significativa cantidad de relatos de los que hasta entonces ignorábamos su existencia”.

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