El vozarrón al borde del desafine, el baile amenazante, el delineador chorreado alrededor de los ojos y, sobre todo, el corte de pelo antimohicano (rapado al medio, los costados en punta) lo volvieron una figura absolutamente reconocible en aquellos años en que los videos musicales se veían en canales de cable. Era 1996 y Keith Flint asustaba pantallas mientras cantaba “soy el que comienza los problemas, soy el instigador punk, soy el adicto al miedo, el peligro ilustrado, soy el que inicia el fuego, el del fuego retorcido”. El tema se llamaba “Firestarter” y la banda, The Prodigy.
Keith Flint no era el cantante de The Prodigy desde hacía mucho. En realidad, hasta hacía unos meses sólo era uno de los tantos bailarines que acompañaban a Liam Howlett, tecladista y cerebro de la banda, que era consciente de su propia falta de atractivo escénico. Howlett vio pasta de frontman en Flint, a pesar de sus limitadas habilidades vocales, lo que, después de todo, no le venía mal al tipo de mezcla agresiva entre punk y acid house que The Prodigy buscaba desde inicios de los 90. Por eso, para el tercer disco de la banda, The Fat of the Land, le cedió el puesto de vocalista. Aparecido unas semanas antes que el disco, el simple “Firestarter” demostró que Howlett había tenido una buena intuición: gracias a esa canción, The Prodigy, que ya había conquistado Reino Unido, se volvió un éxito en Estados Unidos, y así, en buena parte del mundo.
Además, con The Fat of The Land The Prodigy se confirmó, junto con The Chemical Brothers y Fatboy Slim, como el vértice de un triángulo que impuso el big beat, un subgénero de la electrónica que mezclaba ritmos cortantes, bases de tecno y voces rapeadas o, como en el caso de Flint, declamadas en el mejor estilo punk. Como todas esas agrupaciones, además, The Prodigy coqueteaba con la cultura de las fiestas, las drogas de entretenimiento incluidas, pero, a diferencia de ellas, las presentaba de forma tal que alimentaba el miedo que comenzaba a surgir tras las primeras muertes por consumo de éxtasis.
Sin embargo, para el siguiente disco de The Prodigy, Flint fue “desconvocado” y luego volvería de forma intermitente, al tiempo que intentaba consolidar una carrera solista o participar en otros proyectos colectivos, incluido uno con Marilyn Manson. El incendio que anunció no se había producido, aunque por un tiempo logró mantener la llama encendida por Johnny Rotten, el gran aullador del punk.
Howlett fue el encargado de confirmar ayer, por medio de Instagram y Twitter, las circunstancias de la muerte de Flint: “La noticia es cierta. No puedo creer que esté diciendo esto, pero nuestro hermano Keith se quitó la vida este fin de semana. Estoy en shock, enojado, confundido y hecho mierda”. Flint tenía 49 años cuando fue encontrado por la Policía en su casa de Essex, en Inglaterra.