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Espías a escondidas.

Espías a escondidas sorprende por su efectividad

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A medida que se acerca el inicio de clases las películas infantiles pierden visibilidad en una cartelera que se reorienta a otro público. Quizá esta sea una de las razones por las que Espías a escondidas haya quedado bastante olvidada en la taquilla local, aunque tampoco hay que descartar que su aspecto por completo genérico haya sido incapaz de despertar atención o siquiera una mínima curiosidad.

Lo cierto es que está nueva producción de Blue Sky Studios −los mismos de La era del hielo y Río− tiene sus méritos, y aunque no esté llamada a reinventar nada es una buena hora y media de acción, humor y entretenimiento.

El agente perfecto y el científico pacifista

“¿Cómo sabes que eres el mejor espía del mundo? Porque todo el mundo conoce tu nombre”, llega a decir Lance Herring, nuestro protagonista. Lo cierto es que viene de una racha de tremendo éxito y su misión más reciente es detener la compraventa de un dron asesino infalible. La máquina va a pasar de manos entre un capo yakuza y un misterioso criminal, pero allí está Lance para interrumpirlo.

Sin embargo, cuando a la manera de James Bond echa mano a sus gadgets para enfrentar a los enemigos −lápices explosivos, corbatas voladoras, zapatos propulsores− las cosas se tornan... abrillantadas. Ocurre que entre los muchos científicos que le preparan sus armas y sus sistemas de defensa se encuentra el jovencito Walter Beckett, quien tiene una idea de “armamento” bastante peculiar.

Más peculiares se tornarán las cosas cuando una serie de sucesos obliguen a Lance a usar el último invento de Walter, que lo transformará en una paloma. A Walter lo obsesiona la manera de espiar sin dañar ni lastimar a nadie, y su último invento es el camuflaje perfecto.

La premisa no es exactamente novedosa: la cosa va de cambios de cuerpo, una buddy movie con la forzada interacción entre Lance y Walter, un malo con un plan de manual. Es, de todos modos, bastante efectiva. No sólo nuestros héroes son adecuadamente reconocibles, hay también un elenco secundario −humano y emplumado− que aporta, y además la trama es sencilla, pero no muy distinta de una de Bond.

Más allá de mensajes de tolerancia y aceptación al distinto que ya vienen desde la receta, Espías a escondidas tiene sus buenos momentos, un ritmo parejo y una linda banda sonora. Si acaso uno pudiera ver la versión original, podría también disfrutar del gran elenco que incluye a Will Smith, Tom Holland, Ben Mendelsohn, Karen Gillan y Reba McEntire, pero, como es cada vez más común, no existe esa posiblidad en la cartelera montevideana.

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