Cultura Ingresá
Cultura

Willy’s Wonderland

Willy’s Wonderland enfrenta a Nicolás Cage a un ejército de animatronics satánicos

1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Nicolas Cage, otrora un actor de fuste y hoy por hoy un hombre que se ha vuelto un género en sí mismo, estrena en promedio tres películas al año. Una suele ser una porquería, otra suele estar muy bien y la tercera es una rareza indescifrable que para poder disfrutar hay que estar en la correcta sintonía.

Willy’s Wonderland corresponde a este tercer subgrupo, que desarticula la vieja discusión de “Nicolas Cage buen o mal actor” y le da categoría única: película de Nicolas Cage (como la lisérgica Mandy, del año pasado).

Vayamos allá: Willy’s Wonderland es una suerte de espacio de juego para niños con unos cuantos animatronics escapados de los 90, que emulan a un grupo de personajes ‒la mayoría de ellos animales‒ al parecer populares en algún momento, al menos para esa zona de Estados Unidos. El lugar está totalmente cerrado por razones que se muestran inmediatamente al espectador pero no a nuestro protagonista ‒Nic, obviamente‒, quien pincha y rompe su auto cerca de este lugar. A modo de pago por las reparaciones le proponen pasar una noche limpiando Willy’s Wonderland, el lugar abandonado. Él acepta.

Revelación poco sorprendente número uno: ese lugar está maldito, y pasar la noche ahí es sinónimo de una muerte espantosa. Revelación poco sorprendente número dos: Nic no es un tipo común y corriente, por lo que es probable que desarticule a golpes, palazos y patadas a los demoníacos animatronics que de pronto comienzan a cobrar vida.

Los conocedores registran esta película como una suerte de adaptación poco disimulada del videojuego Five Nights at Freddy’s (habiendo visto algún video no puedo no darles la razón), cuyo argumento prácticamente es el mismo, pero aquí se le suman a la trama principal algunos personajes por completo olvidables para aportar carne de cañón.

Por otro lado, hay cierta construcción mitológica para la maldición que ocurre en la casa de juegos, pero nada demasiado serio, porque estamos antes que nada frente a una comedia, que por momentos es muy graciosa, simple y sobre todo efectiva. Que, cierto es, no abraza ‒quizá por presupuesto‒ por completo la posible locura que tiene a su disposición (todas las muertes son... sencillas, digamos) y que es incluso pacata por momentos (gore sí, desnudos no), pero como se apoya 100% en el gran Nic, que está desatado y no pronuncia una sola palabra en toda la película, termina por ser un verdadero festival histriónico para quienes somos sus fans.

Willy’s Wonderland, dirigida por Kevin Lewis. On demand en Vera TV.

¿Te interesa la cultura?
None
Suscribite
¿Te interesa la cultura?
Recibí el newsletter de Cultura en tu email.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura