Migra, el camino de las aves se estrenó recientemente y estará disponible hasta el 5 de setiembre en el canal de YouTube de la compañía. Cuenta la historia de Migra, una niña que va de viaje con su madre y, al cumplir los nueve años, recibe un regalo misterioso. Se trata de la segunda entrega de la saga animada que se inició con Agua, el tesoro del humedal. Esta serie, que contó con el apoyo de los Fondos Regionales para la Cultura del Ministerio de Educación y Cultura que ganaron en 2019, se realizó con el trabajo visual de Nico Barreiro y la labor de un equipo artístico integrado por Tito Viera en la producción musical, Estefanía Bermejo y Victoria Freire en el diseño artístico y Ernesto Franco y Noel Alpuin en la animación de títeres y figuras.
Al tiempo que continúa la línea de la primera entrega en cuanto a que pone a la infancia en el centro teniendo una niña como protagonista y utiliza diversas técnicas del teatro de títeres, en este caso “decidimos poner paisajes humanos como telón de fondo de las escenas: hay un avión, que es el avión de Neptunia, un ícono de la Costa de Oro, una ferretería, la feria, y una escuela, que es una institución muy presente a lo largo de la ruta Interbalnearia”, cuenta Franco. “En el caso de Migra buscamos hacer un paralelismo entre esa madre y su hija con la migración de especies animales como son los pájaros y las ballenas; de hecho, lo estrenamos en agosto porque es cuando comienza el período de avistamiento de las ballenas”, agrega. “La historia está atravesada por la idea de movilidad, tanto de los humanos como de los animales y de los planetas”, destaca.
Con respecto a la génesis de esta historia, que evoca el carácter andariego de este arte ancestral, cuenta: “Nuestra formación la hicimos viajando, recorriendo varios países de América del Sur, y eso nos permitió encontrarnos y cruzarnos con muchas experiencias. Una experiencia muy notoria que marca el origen de esta historia: cuando recién comenzábamos en esto, estábamos en un camping cerca de la ruta que une Salta con Catamarca, en Argentina, vinieron unos artesanos a preguntarnos dónde estaban los titiriteros porque nos precisaban para contar una historia para una niña cumplía años y estaba yendo para Chile con sus padres, y lo hicimos en ese festejo improvisado junto a la ruta. Fue una experiencia que nos marcó muchísimo en el sentido de dar sentido al oficio que desempeñamos. Lo importante que uno tiene para ofrecer a los otros”.
Al mismo tiempo que tienen en mente continuar con la serie audiovisual, se preparan para el regreso a las presentaciones con público, aunque, afirma Franco, sin duda lo transitado durante la pandemia en el lenguaje audiovisual se mantendrá y profundizará. “Nuestra idea es seguir generando nuevas historias, generar personajes propios que son parte de nuestra cotidianidad, que surgen de experiencias que nos han removido y conmovido. A diferencia del anterior, que era una obra de teatro que adaptamos a la pantalla, con este estamos haciendo el camino inverso y vamos a buscar adaptar el proyecto audiovisual a la sala, para lo que manejamos la idea de transformarlo en una obra interactiva que podamos llevar principalmente a escuelas y trabajar con títeres y en la pantalla. Y, por supuesto, tenemos muchas expectativas de volver a las presentaciones al aire libre”.