Durante la pandemia Los Pericos aprovecharon la pausa obligada en su habitual ritmo de gira continua para probar una y mil formas de interpretar una canción ajena. El resultado final fue Viva Pericos! (2022), un disco dedicado al cancionero latinoamericano más radiable que incluye versiones de “La carretera”, de Julio Iglesias, “Lágrimas negras”, de Diego El Cigala y Bebo Valdés, y “Tatuajes”, de Joan Sebastián, entre otras.
“Hacer covers es como ir a probarte ropa en una tienda. Ves un jean en una vidriera y decís ‘qué lindo’, te lo probás y te queda como el orto, pero después encontrás otra cosa que no tenías previsto comprar y te queda espectacular”, dice Juanchi Baleirón, cantante, guitarrista y fundador de la banda, desde su casa en Buenos Aires, vestido con una remera de Los Ramones.
“Hagámoslo al estilo Pericos”, cuenta a modo de ejemplo, sobre la forma que le imprimieron a “Penélope”, de Draco Rosa, una de las piezas más destacadas de su última placa: “La versión original del tema es más bien oscura. Nosotros buscamos un lado más luminoso, le cambiamos el beat y le pusimos un arreglo de caños”.
De los 37 años como grupo, los últimos parecen estar destinados a disfrutar de un permanente permiso estilístico a la hora de componer y de elegir las canciones de su repertorio. En sus shows suenan “Todo lo hacen”, un funk-soul para big band, clásicos melancólicos como “Pupilas lejanas” y “Complicado y aturdido”, o el pegadizo “Nada que perder”, incluido en El ritual de la banana (1987), su primer LP.
En esa decisión de rumbear a la impunidad artística mucho tiene que ver el propio Juanchi, quien además de músico se desempeña como productor de otras bandas y también incursionó en la radio y la tevé, siempre ligado a la música. “Yo soy muy beatlero, muy de canciones. Si un tema está bien arreglado, pero no tiene canción, me cuesta”, asevera. “Cuando algo te emociona no hace falta ni que entiendas la letra”. A sus influencias principales agrega a The Beach Boys, The Rolling Stones y le da un lugar privilegiado al heavy metal; entre sus colegas preferidos menciona a Eddie Van Halen.
“La nuestra es una trayectoria ininterrumpida”, dice con orgullo. “Hay bandas con 40 años, pero con un montón de pausas en el medio. Nosotros no paramos nunca. Inclusive con momentos duros, como la muerte de Horacio Avendaño [en 2013], nuestro saxofonista, o la partida de Bahiano [en 2004], que nos pusieron a prueba como grupo humano”, afirma.
El baterista Ariel Topo Raiman y Guillermo Willie Valentinis, otros dos miembros fundadores, todavía conservan la costumbre de registrar y guardar cualquier cosa que tenga que ver con Los Pericos y su historia. Juanchi asegura que hasta llegaron a tener un libro de actas donde cada integrante escribía, o dibujaba, sobre momentos divertidos o memorables juntos. En este sentido, todavía recuerda con claridad una caminata por Pocitos, el bar La Pasiva y la emoción de uno de los primeros shows grandes, incluso antes de su explosión de popularidad, cuando llegaron a Uruguay para sumarse a la grilla de la segunda edición del festival Montevideo Rock, en el verano de 1988. También puede evocar las actuaciones del año siguiente en Punta del Este, subidos al éxito descomunal de su disco debut.
“Somos los mismos de siempre”, dice sobre el presente de la banda. “La música fue evolucionando pero nunca nos despegamos de nuestras raíces, sin olvidar las cosas que hicimos mal y las que salieron bien. Nos encanta coquetear con todo tipo de géneros. Cuando ya hace 19 años tomé el rol de cantante principal”, dice en referencia a la salida de Bahiano, “grabamos nuestro disco más rockero y no fuimos detrás de la moda. En ese momento estaba muy arriba el reggae y hubiera sido más fácil seguir por ahí. La idea fue: ‘Estamos con bronca porque esta transición nos puso así y vamos a mostrar cómo estamos’. Después nos acomodamos y volvimos a hacer algo más fresco. No pensamos estratégicamente las cosas. Miramos para atrás y para adelante y elegimos lo que nos gusta. Los intentos de modernizarte, si no salen naturalmente, no funcionan”, sostiene.
Profesionales del vivo
“Palo y palo”: así prometen el próximo show de Montevideo, con el gusto de volver por acá, la confianza en sus clásicos y en lo bien que funcionan en vivo las canciones de su disco más reciente. “A veces en los discos nos ponemos muy prolijos, es como un vicio”, afirma. “En cambio nuestro sonido en vivo es mucho más profundo. Es una magia que sucede en el momento y que no tiene mucha explicación. Los discos en vivo tienen errores, y también somos un poco eso. Pero el asunto no pasa por ahí, es lo que transmitís. Con el tiempo te das cuenta de que lo que pasa en vivo no lo podés capturar ni comprar o acomodar. Lo tenés o no lo tenés, y por suerte es uno de los capitales de la banda”, remata.
Los Pericos se presentan el viernes a las 21.00 en La Trastienda (Daniel Fernández Crespo 1763). Entradas a $ 1200 y $ 1500 en Abitab.