Cultura Ingresá
Cultura

Juan Casanova y Victor Nattero.

Foto: Gianni Schiaffarino

Cuatro décadas de nihilismo: los Traidores siguen acá

12 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Juan Casanova y Víctor Nattero celebran el aniversario de su banda en el Auditorio del Sodre.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

“Traidores no está formado como banda ni vamos a hacer giras; cada toque que hacemos es el último. Esa es la realidad, nunca se sabe cuándo podremos volver a tocar”, dice Juan Casanova, vocalista y compositor de una de las más emblemáticas bandas del rock uruguayo posdictadura. A su lado está Víctor Nattero, guitarrista y también compositor. Ambos son el núcleo eterno de Traidores, grupo formado en 1984, en sólo un día más, de otro tiempo, de otra vida.

Amenazados por las razias, que se llevaban a sus seguidores, y también a ellos, abriéndose paso entre los nubarrones de la posdictadura, en 1986 Traidores publicó Montevideo agoniza, quizás el disco que captó de manera más transparente el zeitgeist de aquella época, al menos el que atravesaba a buena parte de la juventud, que había sobrevivido su adolescencia en dictadura.

El Auditorio del Sodre será testigo el miércoles 17 de julio del toque de Traidores para conmemorar sus 40 años. En esta ocasión la banda la conformarán, además de Casanova y Nattero —claro está— Miguel Nieto (bajo), Nicolás Rodríguez (batería), Luis Angelero (segunda guitarra) y Caio Martínez (sintetizadores y secuencias).

Las entradas para el toque están a punto de agotarse. Casanova comenta que eso los sorprende y, al mismo tiempo, les dice que las canciones del grupo no les pertenecen a ambos sino a una cantidad de gente para la que todavía tienen un significado. Nattero acota que en esta presentación tocarán las canciones del grupo como les hubiera gustado cuando no tenían los elementos para hacerlo como corresponde.

“Hoy somos personas distintas de las que compusieron toda la discografía de Traidores, tenemos otras herramientas. Una de las cosas que tuvimos que aprender, por las malas, fue a hacer canciones en español, porque todo el mundo escuchaba canciones en inglés, pero nosotros queríamos hacer canciones en español”, dice Casanova, que, como siempre, es más efusivo que Nattero.

El cantante nació en 1966 y el guitarrista en 1963; eran muy jóvenes y muy nihilistas cuando formaron la banda. Hace un buen tiempo que dejaron de ser jóvenes, pero no nihilistas, como se desprende de la charla de ambos con la diaria. Casanova reflexiona: “El mundo en el que crecimos y compusimos esas canciones ya no existe más, pero para cierta gente, mucho más joven que nosotros, somos como unos mensajeros del tiempo”.

En 40 años se modificó casi todo. ¿Hay algo que no haya cambiado en cuatro décadas?

Víctor Nattero (VN): Las ganas no cambiaron jamás, están intactas.

Juan Casanova (JC): Si pensamos que ciertas canciones de Montevideo agoniza aún tienen relevancia para mucha gente, podemos decir que desde un punto de vista nada ha cambiado. Montevideo agoniza todavía es relevante porque los problemas de la mayoría de la gente siguen siendo los mismos que teníamos en aquel entonces, por eso canciones como “Flores en mi tumba” o la propia “Montevideo agoniza” significan algo para gente de aquel entonces y gente nueva. Cambió la superficie de las cosas, pero los problemas de fondo siguen siendo los mismos, y, en algunos casos, agravados.

¿Qué es lo primero que recuerdan de cuando formaron la banda, hace cuatro décadas?

JC: Que era milagroso que hiciéramos música. Corresponde al momento particular que se vivía, en el que surgieron un montón de bandas. Pero las condiciones en las que hacíamos las cosas no eran las mejores, a nivel de instrumentación y de equipamiento; hubo que pelear en inferioridad de condiciones, lo que hacía que te tuvieras que esforzar el doble, que nunca estuvieras cómodo. Entonces, no estar cómodo hace que realmente te comprometas con lo que estás haciendo.

Ustedes hacen énfasis en las letras de la banda, pero también hay un contenido significativo en la música, porque si no, cualquiera que criticara el statu quo con una guitarra hoy seguiría siendo escuchado. El sonido de la guitarra de Traidores es muy particular e identificable.

VN: Se logró un sonido muy particular, es cierto. Siempre fuimos adelantados, por decirlo de alguna manera, porque buscamos algo más, y la consecuencia de ese sonido para mí es lo mismo que puede decir una letra. Montevideo está plasmado en los solos, en el tipo de música, en el sonido de Traidores.

Parte de lo característico está en los efectos de sonido de la guitarra. ¿Hay cierta influencia de The Police?

VN: Sí, en los 80 se usaban determinados efectos, como el chorus y algún delay muy grande. Como bien decía Juan, era muy poco lo que teníamos como para darle forma, la cuestión era darles una actitud a las canciones, más que un sonido, que de pronto lo podíamos lograr sin el efecto, y así fue que sonaron en los acústicos, con una personalidad muy importante.

El disco de versiones acústicas En la profunda noche, que editaron en 1998, es bien para escuchar.

VN: Sí, es que nuestras canciones fueron compuestas de esa manera y se prestan, tienen buenas melodías, buenos pasajes musicales y buenos estribillos.

JC: Fue natural para nosotros tocar acústicamente porque los temas habían sido compuestos así, entonces cobraron verdadera relevancia. Fue para poder transmitir un poco lo que pasaba en la intimidad, los temas se componían así y después se electrificaban.

Se suele hablar de Traidores, Los Tontos y Los Estómagos como las tres bandas más emblemáticas del rock posdictadura y que eran parte de un movimiento. ¿Ustedes lo recuerdan así?

JC: Hubo diferentes momentos, porque nosotros cumplimos 40 años de lo que consideramos nuestro debut oficial, que fue con Los Estómagos; apenas conocerlos hicimos muy buenas migas, algunas vez nos invitaron a ensayar a Pando; ellos estaban mejor equipados que nosotros, que no teníamos nada. Por ese entonces, al principio y después de la ensalada Graffiti[1985], que reúne una muestra de lo que eran las bandas de aquel tiempo, nos íbamos a ver los unos a los otros y andábamos muy en contacto. Además, Uruguay es muy pequeño, compartís el público también. No fue sino hasta tiempo después que toda la luna de miel que había entre el público y las bandas se desintegró y cada uno hizo la suya. Pero es innegable la importancia que tuvieron todos los actores de aquella época, no sólo los músicos sino mucha gente que estaba vinculada al arte desde otro lado, fotógrafos, artistas de todo tipo.

VN: Sí, porque fue un despertar en general de la cultura. Nosotros hablamos de música, pero hubo de todo.

JC: Fueron tiempos muy difíciles y muy fermentales también, donde de repente todo explotó y había muchas ganas contenidas de decir, de gritar y de expresarte a través de los medios que tuvieras a tu alcance.

VN: Y un público hambriento de recibir todo eso, que sin él hubiera sido imposible.

Siempre me dio la sensación de que de esas tres bandas ustedes eran los más nihilistas, porque Los Tontos tenían crítica pero con la veta del humor, que ablanda un poco, y Los Estómagos eran oscuros pero no tan directos como ustedes.

JC: Nosotros teníamos el “no future” punk grabado a fuego en la frente: “De esto no se sale”. Y volvemos al principio de nuestra conversación: no sólo por Montevideo agoniza sino por mucho del trabajo de Traidores, sobre todo en 2020, hubo gente que se nos acercó y nos dijo “ahora entiendo todo”.

Juan Casanova y Victor Nattero.

Foto: Gianni Schiaffarino

Hubo varias canciones de Montevideo agoniza, empezando por la que le da el título al disco, que fueron censuradas en la versión original de 1986 y recién vieron la luz oficialmente en la reedición en CD de 2007, como “Viviendo en Uruguay” y “Buenos días, presidente”. Hay todo un mito alrededor de eso. ¿Saben quién fue realmente el que dio la orden de sacar esas canciones?, porque estaba la duda de si lo hizo la discográfica o la orden vino del gobierno de la época.

VN: Tuvo más pinta de haber sido la discográfica, para cubrirse.

JC: A nosotros quien nos dijo que no iban a salir esos temas fue [el director del sello Orfeo, Alfonso] Carbone, directamente, así que fueron ellos los que censuraron.

VN: Ellos se protegieron. Si hubo alguna advertencia, no lo sabemos; sé que nos dijeron “esto no va” y tuvimos que salir corriendo a hacer, por ejemplo, “Flores en mi tumba”, que no estaba dentro del repertorio.

JC: Sí, hay muchas canciones que eran lados B o que compusimos en el momento y chau.

VN: Nos sacaron cinco y metimos tres.

¿Cómo ven hoy los discos que sacaron luego de Montevideo agoniza? Sobre todo el tercero, conocido como “el disco negro”, de 1988, que tuvo algunas turbulencias.

JC: Lo que pasa es que el tercer disco lo hicimos porque teníamos un contrato que cumplir y chau, a nosotros se nos cagó la vida con Montevideo agoniza y la censura que nos metieron los Gioscia [dueños de Palacio de la Música], Carbone y Orfeo.

VN: Tenemos tres discos clave: Montevideo agoniza, Radio babilonia [1995] y Primavera digital [2002], los otros dos son muy buenos discos, pero no son pico.

¿Cómo era la dinámica para componer entre ustedes dos?

JC: Nos juntábamos, tocábamos y sacábamos cosas. El tema era estar en contacto permanente, entonces las cosas se daban muy naturalmente, estábamos todo el día respirando música y viviendo para la música.

VN: Aparte, al principio era un momento que te daba mucho para escribir, había mucho en la calle, por lo que se vivía, cómo veías a la gente y cómo estabas vos. Creo que nosotros logramos plasmar nuestra impresión y también era lo que vivía la gente, salíamos de una dictadura, de épocas muy oscuras, y la gente lo agarró enseguida. Pero la dinámica era esa, nosotros estábamos todo el tiempo juntos. Pato [Dana, bajista original de la banda], Juan y yo caminábamos la calle todas las noches, éramos perros callejeros.

JC: Las canciones dedicadas a Montevideo tienen mucho que ver con el conocimiento profundo de la ciudad.

O sea, no era que estaban encerrados en el cuarto.

JC: Imaginándonos Montevideo… No, lo vivíamos, caminábamos sin parar toda la madrugada por todo Montevideo.

VN: Teníamos a nuestros padres peleándola día a día.

Vivieron varias razias.

JC: Con nosotros las autoridades siempre fueron muy rompepelotas, siempre había milicos boicoteando nuestros shows. En [el boliche] Partagas, además de que nos cortaron el sonido, trajeron un ómnibus y se llevaron a toda la gente que había, que era mucha. Vivimos muchas razias, y en Montevideo Rock nos habían prohibido tocar, terminamos tocando y los milicos nos cortaron el sonido y la luz.

VN: Nosotros salíamos de casa y en la esquina había una camioneta azul, que si querían nos llevaba. Siempre estaban ahí, daban vueltas: “Mal entretenidos” y todos para adentro.

Si ustedes querían rebelarse contra el sistema y criticar lo que estaba pasando, ¿la única forma musical era el punk rock en esa época? ¿Había otra alternativa?

JC: Para nosotros fue una cuestión del formato musical: nos vino como anillo al dedo, porque era muy simple de hacer, era lo que tenía para nosotros el punk rock.

VN: Sin embargo, terminó por ser complicado, porque no he visto gente que lo haga.

¿Los Sex Pistols fueron una referencia musical más directa?

JC: Musicalmente, los Clash, y de repente los Pistols más en la idiosincrasia, por así decirlo.

Quizás en las letras más directas.

VN: Exacto, pero creo que logramos nuestra propia identidad, no se nos puede decir “se parecen a”, tenemos cosas de varias influencias, pero logramos crear un sonido propio.

Aparte, vos en la guitarra no tocabas un punk cuadrado, sos de meter arpegios, por ejemplo.

VN: Claro, el buen gusto… Ahí está toda la parte de los Smiths y George Harrison; hay un montón de influencias que a la larga llegan. Las guitarras machacadas de “La muerte elegante” o de “Flores” las saqué del shake de los Beatles y lo hice mío.

Ustedes tuvieron varias idas y vueltas. ¿Se pelearon realmente, como dicen tantos rumores?

JC: Millones de veces, lo normal en las relaciones humanas. Pero lo que hizo que Traidores no pudiera tocar más es que Víctor vivió diez años fuera del país [en Argentina]. En esas condiciones compusimos nuestro último disco de estudio, que es Primavera digital: una vez que Víctor pudo escapar para Montevideo, en una semana lo compusimos. Ahora está en Maldonado, que, en los hechos prácticos, es como si viviera en otro país, es dificilísimo, y tuvieron que pasar muchas cosas como para llegar a este punto de poder tocar. Estamos muy comprometidos con la cosa, nos tomamos muy en serio que la gente nos pare en la calle o nos mande mensajes, siempre de aliento, dando para adelante, preguntando “cuándo tocan”. Cuando podemos tocamos, tratamos de cumplir con esas personas.

Primavera digital, que fue el último disco de estudio que sacaron, salió hace más de 20 años. ¿En todo este tiempo no se plantearon volver a componer para publicar nuevo material?

VN: Se ha planteado, pero lo que te decía Juan es así: es muy complicado lograr esa esencia; capaz que no se perdió, pero la rueda tiene que empezar a girar. Antes era un ida y vuelta, estábamos charlando, tomando un vino, con Pato, o con Juan, que vivíamos en un mismo lugar: “Che, esta idea, pintó este acorde y mirá este pedazo de letra, tengo esto en la cabeza”... Si mal no recuerdo, “Flores” salió en diez minutos, pero estaba el ida y vuelta todo el tiempo; una vez que deja de girar esa rueda es muy complicado volver.

JC: Eso para nosotros fue estar en contacto, siempre juntos, pero ya no lo podemos hacer, porque nuestras vidas cambiaron, no podemos dedicarle el tiempo que le dedicábamos antes. Aparte, el mundo cambió tanto… No vamos a componer para hacer un disco, porque los discos ya no existen más, y componer para salir de gira, eso tampoco lo vamos a hacer porque ya tenemos 60 años, estamos más cerca del arpa que de la guitarrita. Entonces, tocamos cuando pudimos, y ojalá se hubiera dado componer, ganas no nos faltaron, tuvimos intentos, pero sin el cotidiano ese, para nosotros es imposible.

¿No tienen miedo de que su repertorio sea una mochila pesada a la hora de componer? Porque tiene que estar a la altura de lo anterior.

VN: Tiene que estar a la altura o superarlo, pero ahí es donde te ponés la traba.

JC: Si hubiéramos querido tener un éxito detrás de otro, hubiéramos repetido Montevideo agoniza, pero nunca nos importó, siempre hicimos lo que quisimos, sin importar las consecuencias. A nivel musical, siempre nos dimos el gusto de hacer lo que se nos cantaba, nunca atados a una ideología ni a ninguna filosofía, existencialismo puro: vivir en la calle y decir lo que te pasa. Y hemos logrado mantener una coherencia en ese sentido, y si hiciéramos algo ahora, seguiríamos nuestro camino, sin importar si hacemos una canción mejor que las otras. De hecho, con esta manera de pensar es que de repente y por casualidad hicimos otras canciones significativas, nunca pensando en lo anterior.

¿Cómo ven el estado del rock uruguayo actual? Porque hace tiempo que el rock dejó de ser un género masivo.

JC: El mundo ha cambiado y los lenguajes son distintos. Para nosotros era muy difícil lograr hacer canciones, lo cual de por sí ya te da un motor, porque te esforzás el doble para hacerlo. Hoy están todos muy cómodos cantando canciones de “mi amor, te extraño” y la música carece de profundidad –no en todos los casos–, de decir algo importante, es puro entretenimiento. Hoy es consumo, tiro y chau. La música uruguaya hoy no me representa, no hay nadie que diga algo, por eso sigo haciendo mis temas en la mía.

¿A vos te pasa algo parecido?

VN: Tengo una visión similar, pero yo soy más caótico: me parece que el rock murió a nivel mundial; está en manos de la gente vieja. Si vamos a hablar de rock, nosotros somos rock, si querés llamarlo así, pero no somos una banda nueva. Ninguna banda nueva va a patear el tablero ahora, no tienen chance, porque tampoco hay receptores, no hay radios ni mánagers, pasa por otro lado. Y hagas lo que hagas va a sonar a… Entonces, prefiero quedarme con el original. En nuestro caso, él [Casanova] tiene un material un poco más combativo, yo voy a un material un poco más pop: si nos juntáramos a componer, andá a saber qué explosión habría, pero te aseguro que sería algo realmente bueno.

¿A qué te referís con que sos más pop?

VN: Las partes melódicas de Traidores son las que más disfruto, los Ramones tienen melodías también. Yo soy más pop en el sentido de la letra más libre o más volada.

Sobre lo que comentabas de la muerte del rock a nivel mundial, quizás después de Nirvana no hubo una banda que haya cambiado algo.

VN: Nirvana y Oasis fueron las últimas bandas grandes, claro. Vos pensá que las bandas que están llenando estadios son de viejos: los Rolling, Liam y Noel Gallagher, Paul McCartney, Lenny Kravitz, toda gente consagrada ya hace años. Yo quiero ver una sola banda nueva que llene un estadio, en cualquier lado del mundo… No hay.

Si le vemos el lado positivo, no hubo ningún género que haya aguantado tanto en el mainstream como el rock, y ahora pasó a ser como el jazz, por ejemplo, algo clásico.

VN: Hay nuevos lenguajes, en los cuales participás o no; yo prefiero estar por fuera.

Quizás cuando empezaron con la banda no imaginaban que 40 años después iban a seguir tocando; capaz que ni pensaban que iban a estar vivos...

JC: Para nosotros el año 2000 era como si dijera el 2100 ahora: nunca pensamos que fuéramos a llegar, éramos nihilistas por el mundo en el que vivimos y fuimos adolescentes, en un liceo militarizado, una situación en la calle que empeoró después de que la dictadura supuestamente se había ido... Las razias empezaron con [el presidente colorado Julio María] Sanguinetti.

VN: “Buenos días, presidente”...

JC: Entonces, era imposible pensar en un futuro, por eso el “no future” punk a nosotros nos cayó como anillo al dedo, y por eso los Clash nos impactaron, porque hablaban a un nivel político y social. De repente, ellos eran más bien tirados hacia la izquierda, que se entiende dentro del mundo político en el que vivían en Inglaterra. Los Pistols no tenían nada que ver con nosotros porque vivían en una monarquía, entonces, la palabra “anarquía” para ellos era muy distinta; sin embargo, sí tenían que ver en el sentido de no casarte con nada. Nos llamamos Traidores porque no estábamos casados con nada y no nos servía nada, nadie del panorama del espectro político nos representaba, y hasta el día de hoy no nos sentimos representados ni por la izquierda ni por la derecha.

El nihilismo, otra vez...

JC: O creer en nosotros, en la gente de la calle, sin ideología, sin filosofía, tratando de defender a los tuyos y de algún modo hacer una sociedad mejor.

Así que el nombre de la banda fue por eso.

JC: Sí, porque no nos cabía nada. Un amigo dijo...

VN: “No les sirve nada, ustedes son unos traidores”.

Traidores 40 años. Miércoles 17 de julio a las 21.00 en la sala Fabini del Auditorio Nacional del Sodre. Entradas desde $ 800 a $ 2.400 en Tickantel.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesa la cultura?
None
Suscribite
¿Te interesa la cultura?
Recibí la newsletter de Cultura en tu email todos los viernes
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura