Como pudo comprobar el público uruguayo en varias ocasiones, Hermeto Pascoal estaba en una categoría aparte: hipercreativo, incansable, ultracarismático, parecía más una fuerza de la naturaleza que un hombre que debió maximizar sus talentos a partir de las dificultades de una infancia rural en el nordeste brasileño.
El sábado por la noche, su familia –seis hijos, 13 nietos y diez biznietos– anunció que el músico, que se había sentido mal durante un concierto en Europa hacía quince días y estaba internado por problemas respiratorios en el hospital Samaritano de Rio de Janeiro, había muerto: “Con serenidad y amor, comunicamos que Hermeto Pascoal pasó al plano espiritual, rodeado por su familia y colegas”.
“En el momento exacto de su partida, su Grupo estaba en el escenario, como le hubiera gustado a él, haciendo música. Tal como nos enseñó, no dejaremos que la tristeza nos domine: escuchemos el viento, el canto de los pájaros, el vaso de agua, la cascada: la música universal sigue viva. Quienes quieran homenajearlo, dejen sonar una nota, solo una nota en un instrumento, en la voz, en la caldera, y ofrézcansela al universo. Así le hubiera gustado a él. Con gratitud por todo el cariño a lo largo del camino”, continúa la despedida familiar, en la que aparecen dos de los conceptos centrales del pensamiento de Pascoal: la idea de que la música es universal y la de que todo tipo de sonido puede integrarse a ella.
Fue, después de todo, el creador que, en 1979, para redondear “Música das Aves”, transcribió en notación musical el canto de los pájaros de su región natal. El mismo que en la película Sinfonia do Alto Ribeira (Ricardo Lua, 1985) aparece semidesnudo y rodeado de jóvenes colegas comandando una versión de “Música da Lagoa” ejecutada con botellas y damajuanas, mientras sumerge su flauta y hace percusión con las palmas sobre la superficie del agua. También el que, en 1999, se propuso componer una pieza por día durante un año entero, con el monumental Calendário do Som como resultado. Y es el mismo cuyo talento lo llevó a ser “reclutado” por Miles Davis y el mismo que disfrutaba sus repetidos encuentros con colegas como el uruguayo Hugo Fattoruso.
Había nacido el 22 de junio de 1936 en Lagoa da Canoa, un pueblito del estado de Alagoas. Era albino, y sus dificultades para soportar el exceso de luz lo alejaron del trabajo campero de la familia y le permitieron desarrollar su creatividad musical, que incluía una percepción extraordinaria de los sonidos cotidianos como parte de una “partitura” mayor. Su primer instrumento fue una flauta hecha de caña, y luego su padre le regalaría una sanfoninha (acordeon de ocho bajos), que aprendió a tocar de oído. Al mismo tiempo, absorbía los estilos de su región: forró, baião, coco. Por esa época se transformó no solo en un multiinstrumentista autodidacta, sino en el luthier aficionado que no dejaría de ser jamás: tubos, zapallos, maderas se transformaban en sus manos en instrumentos únicos.
A los 14 años se mudó a Recife, donde comenzó a tocar en público en bailes y programas de radio, y en 1958 se mudó a Río de Janeiro, que era el epicentro cultural de Brasil. Allí continuaría con su trabajo en vivo, gracias al que empezó a formar una red de músicos afines, y con sus tareas en los medios. A principios de la década de 1960 siguió rumbo hacia San Pablo, donde, entre otras agrupaciones, formó el Sambasa Trio, que contaba el reputado percusionista Airto Moreira en la batería, que luego sería también parte de Quarteto Novo, con el que Pascoal pasaría a ser una figura reconocida a nivel nacional gracias a su presencia en programas de tevé y festivales de música popular brasileña.
Moreira, que ya giraba y grababa internacionalmente, sería clave para el salto de Pascoal a Estados Unidos. Miles Davis, que había comenzado su período de fusión eléctrica, lo escuchó y quedó fascinado por su sonido orgánico y libre. Lo invitó a participar en la grabación del disco seminal Live-Evil (1971) Hermeto no solo tocó varios instrumentos, sino que también fue responsable de composiciones que no se le acreditaron. Esa colaboración le valió la atención del mundo jazzero y las puertas de escenarios de todas partes.
A la vuelta montó Hermeto Pascoal & Grupo, una mezcla de banda y escuela que formaría a generaciones de músicos e impresionaría a audiencias de todas partes del mundo basados en la improvisación colectiva, el permanente toque de humor y el usos de ritmos complejos de raíz brasileña.
La cantante Margareth Menezes, hoy ministra de Cultura de Brasil, se expresó sobre la muerte del colega: “Lamento profundamente la partida de Hermeto Pascoal, nuestro eterno ‘Brujo’. Un maestro que transformó la música brasileña en alquimia sonora, atreviéndose a ir más allá de lo imaginable y mostrando que el arte nace de la libertad y la creatividad. Su pérdida entristece a todo Brasil. Hermeto es patrimonio de nuestra cultura. Nos corresponde a nosotros, como gobierno y como pueblo, mantener viva esa magia que él nos dejó. Mis condolencias a los amigos, familiares y fans”.