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Un hombre inspecciona la Villa Olímpica durante la toma de rehenes, el 6 de setiembre de 1972.

Foto: AFP

Los ojos del terror, a 50 años del Setiembre Negro

4 minutos de lectura
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Testigos uruguayos en los Juegos Olímpicos de Múnich.

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Mario Margalef jamás podrá olvidar la mañana de aquel martes de hace 50 años, cuando se despertó en su habitación de la Villa Olímpica. Salió al balcón a estirar sus piernas de ciclista y enseguida notó que algo no encajaba. Abajo, en la calle, no había nadie: ni atletas yendo a desayunar, ni voluntarios apurados por resolver un problema, tampoco había dirigentes estrechándose la mano, ni se escuchaba ningún Guten Morgen ni un Wie geht’s? perdido. Silencio y quietud que no suceden mientras transcurre un juego olímpico. Sin embargo, el deportista uruguayo miraba una calle desierta en la Villa Olímpica de Múnich. Algo había pasado en la madrugada.

Los juegos de Múnich de 1972 pueden ser recordados por los siete oros de Mark Spitz en natación (se retiraría luego de esos Juegos Olímpicos con apenas 22 años), los dos oros en 5.000 y 10.000 metros de Lasse Viren (otro “finés volador”) o porque fue el primer juego olímpico con mascota (un dato solamente utilizable en un concurso de preguntas). Pero, sobre todo, los juegos que se disputaron entre el 26 de agosto y el 11 de setiembre pasaron a la historia por lo que sucedió la madrugada del 5 de setiembre. Antes de que Margalef se levantara, un grupo terrorista palestino había ingresado a la villa y tomado como rehenes a varios deportistas de la delegación israelí. En el piso de arriba estaban los uruguayos.

A Walter Tardáguila, compañero de ruta de Margalef, la idea de compartir edificio con los israelíes no le gustó desde un comienzo. “¿Por qué antes de aceptar este bloque de hospedaje no tratás de cambiarlo? Fijate que en Israel están en guerra”, le habría dicho al entrenador Ildefonso Soler, según recoge el periodista Martín Kalenberg, de los pocos que han escrito sobre estos hechos.

No le faltaba razón a Tardáguila: en 1967 había tenido lugar la Guerra de los Seis Días, un conflicto entre Israel y los países circundantes que había concluido en una victoria del Estado judío en todos los frentes, incluida Cisjordania, que era gobernado por Jordania desde 1948. En 1969, Yasser Arafat asumió el liderazgo de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) y un año después llegó el “setiembre negro”, un enfrentamiento entre la OLP y las fuerzas jordanas, con derrota de los palestinos. La relación entre el estado de Israel y sus vecinos egipcios, sirios y jordanos era de constante conflicto, y todo desembocaría en la Guerra de Yom Kipur o Guerra de Ramadán de 1973. Pero antes estuvieron los juegos de Múnich.

A medida que las competencias van terminando, los atletas olímpicos cambian entrenamientos por salidas nocturnas fuera de la concentración. Por eso aquella madrugada del 5 de setiembre, cuando unos atletas estadounidenses estaban saltando la valla para regresar a la villa, no dudaron en ayudar a unos jóvenes que parecían estar en la misma situación. Pero no lo estaban: eran un comando terrorista que llevaba por nombre Setiembre Negro y en los bolsos, en vez de llevar indumentaria deportiva, tenían granadas, ametralladoras y pistolas.

Enseguida fueron al edificio donde se alojaban los israelíes. Las primeras víctimas fueron el referí de lucha Moshé Weinberg (de 33 años) y el levantador de pesas Joseph Romano (32). Uno de los sobrevivientes israelíes, al escuchar los primeros ruidos, pensó que podían ser los uruguayos festejando algún triunfo. Tardáguila escuchó los ruidos y pensó que eran los alemanes que estaban trabajando en la villa. Julio César Maglione, que entonces era delegado de natación (y con los años llegaría a ser presidente del Comité Olímpico Uruguayo), escuchó los ruidos, pero jamás se imaginó lo que estaba pasando, según le contó a la Deutsche Welle.

Darwin Piñeyrúa no sólo escuchó ruidos: de repente se vio frente a una cara tapada que irrumpió en su habitación. “Los terroristas no los amenazaron; les dijeron que se quedaran tranquilos, que no era con ellos, que estaban buscando la habitación de los israelíes”, recuerda el Profe Ricardo Piñeyrúa, hermano de Darwin.

Los terroristas lograron entrar en algunas de las habitaciones de los israelíes y los tomaron de rehenes. Ahí fue cuando se despertó Margalef: “Estábamos durmiendo. Nos levantamos de mañana, empezamos a mirar para enfrente y estaban los edificios llenos de gente. Nos gritaban a nosotros, pero no sabíamos lo que pasaba. Los argentinos del edificio de enfrente nos gritaban: ‘Uruguayos, salgan de ahí que van a reventar el edificio’”. La primera petición de los terroristas fue la liberación de 234 palestinos presos en Israel.

Margalef recuerda: “Como tres piezas a la derecha había un tipo con una máscara y una ametralladora. Golpeó el piso y nos dijo que nos metiéramos para adentro. Luego volvió a salir Tardáguila y la intérprete alemana que estaba abajo nos decía que teníamos que salir urgente porque iban a dinamitar el edificio. Nos escapamos por la escalera, porque el ascensor estaba tomado por los terroristas”.

Los uruguayos lograron salir. Todos. Lo que pasó después fue catastrófico. Los terroristas pidieron un helicóptero para marcharse y la Policía alemana los condujo hasta un aeródromo. El plan era abatir a los terroristas una vez que bajaran a la pista y antes de que subieran al helicóptero. Salió mal. Lograron abatir a seis de los ocho terroristas, pero antes de que la Policía pudiera hacerse con el control de la situación, uno de ellos tiró una granada al helicóptero donde estaban los nueve rehenes israelíes.

Los familiares de las víctimas han estado desde entonces tratando de entender qué salió mal y de quién fue la responsabilidad. Recién este año y como parte de la conmemoración por las cinco décadas del hecho, el gobierno alemán se comprometió a desclasificar los archivos de la Policía. Además, otorgará una indemnización de 28 millones de dólares para las familias de las víctimas.

Los deportistas celestes en Múnich 1972

Darwin Piñeyrúa (abanderado), atletismo
Josefa Vicent, atletismo
Jorge Acuña, boxeo
Walter Tardáguila, ciclismo
Mario Margalef, ciclismo
Alberto Rodríguez, ciclismo
Jorge Jukich, ciclismo
Lino Benech, ciclismo
Pedro Ciapessoni, Jorge Buenahora y Daniel Jorge, remo
Susana Saxlund, natación
Felicia Ospitaletche, natación.

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