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Homali Ruiz, de Perú, y el uruguayo Joaquín Lavega, el 29 de enero, en el estadio Metropolitano de Lara, Venezuela.

Foto: Edilzon Gamez, AFP

En el Brígido Iriarte de Caracas, Uruguay enfrenta a Brasil en el Sudamericano sub 20

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Será el inicio celeste en el hexagonal final jugando en Caracas en un estadio de triste recuerdo.

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Este martes 4 de febrero, en la tardecita uruguaya y también venezolana, la tierra en donde se está desarrollando el campeonato Sudamericano sub 20 2025, Uruguay empezará su andadura en busca de la clasificación al Mundial de Chile, y también, claro está, del título de campeón de América, para lo que tendrá que enfrentar a la selección de Brasil, el presente griego que recibieron los celestes por ser con claridad y anticipación los primeros del grupo.

Brasil, rival de altísima dificultad, será el primer rival de los celestes en esta liguilla final porque acabó tercero en su grupo, pero las dificultades, en vez de facilidades, que impensadamente ha tenido terminar primero no terminan en el enfrentamiento contra la canarinha, porque tres días después los jóvenes uruguayos deberán enfrentar a Argentina, que marchaba primero cómodo en su grupo hasta que, en la última fecha, el triunfo de Colombia sobre Brasil y el empate de argentinos y ecuatorianos relegaron a los de Diego Placente al segundo lugar.

Como se sabe, el puntaje adquirido en la primera etapa del campeonato ya no cuenta para este hexagonal que define al campeón y los clasificados, o sea que es pasar raya desde el punto de vista de los puntos y las amarillas anteriores, pero, sin embargo, hay un soporte que servirá para futuros desarrollos, que es el de las muy buenas gestiones que particularmente el equipo logró en sus tres primeras presentaciones.

Aunque Fabián Coito no dijo cómo alineará su equipo para las 19.30 en el estadio Brígido Iriarte de Caracas, es casi seguro pensar que jugará con el mismo equipo con que arrasó a Paraguay 6-0 en la segunda fecha, es decir, con el danubiano Kevin Martínez en el arco, la línea de cuatro con Lucas Agazzi, determinante con sus 19 años y decenas de partidos jugados en primera división con Defensor Sporting, Alfonso Montero, con 17 años y juvenil de la Juventus de Italia, el ramonense Juan Rodríguez, de campañón en la temporada 2024 con Boston River, y el polivalente defensorista Patricio Pacífico como marcador lateral izquierdo.

En el medio no hay razón aparente para que no estén dos de los mejores exponentes del torneo, el sanducero Thiago Helguera, otro joven con mucha experiencia primero en Nacional y ahora en Portugal en Sporting Braga, y el albaceteño Mauro Zalazar, que juega en el Schalke 04 de Alemania y que fue enorme figura en los tres partidos, omnipresente en todo el campo desde el medio.

Por delante de ellos jugarían el artiguense de Racing Alejandro Severo, que no fue titular desde el arranque ,pero pegado a la banda con técnica y engaño se fue quedando con el lugar, el carmelitano Gonzalo Petit, trascendente en su juego de mediapunta, y el montevideano y capitán Joaquín Lavega, determinante por la franja izquierda, como lo hizo en River Plate y como seguramente podrá hacerlo en Fluminense, a donde recientemente fue transferido.

De punta jugará el rochense de Liverpool Renzo Machado Pertusso, de gran campeonato y marca goleadora, dado que suma tres gritos de gol, tantos como los partidos en que se puso la celeste en el Sudamericano.

Brasil arrancó su serie con la peor derrota de toda su historia en juveniles al caer 6-0 ante Argentina, después le ganó ajustadamente por un gol a Bolivia y a Ecuador, y perdió con Colombia en el cierre del grupo.

El Brígido Iriarte

El partido se juega en el estadio caraqueño Brígido Iriarte. Para cientos de miles de uruguayos y uruguayas el nombre del escenario no les dirá nada, pero para otros tantos nacidos antes de 1970 recordar el nombre de ese estadio es recordar una historia infame para los uruguayos, ya que cuando Uruguay estaba jugando un partido por Eliminatorias, allí en el 77, los milicos cortaron la transmisión en nuestro país porque atrás de uno de los arcos había un cartel que decía “Abajo la dictadura uruguaya”.

Era 1977, con la rémora del pesado y extremadamente represivo 1976, y se venía el Mundial de Argentina 78, y los gurises parecía que andaban volando. La eliminatoria no fue un camino de rosas. Uruguay debía jugar contra Venezuela y Bolivia. El partido en Caracas tenía calor político desde el principio: el secuestro de Elena Quinteros en la embajada de Venezuela, en Bulevar Artigas, en 1976, había traído consigo la ruptura de relaciones entre los países, con decenas de asilados políticos. Además, muchos uruguayos vivían allá. Entre otros, el futbolista Hamlet Tabárez, primo del Maestro Óscar Washington.

El día del partido “había muchos compañeros, el Frente Amplio funcionaba en Caracas. Además, conocíamos a mucha gente de la embajada venezolana en Montevideo, como al funcionario Batista, al que le arrancaron a Elena [Quinteros] de las manos”, contó alguna vez Hamlet Tabárez. Esa organización de los uruguayos en el exilio germinó en acciones dentro del estadio Brígido Iriarte de Caracas. Según recuerda Hamlet sobre la pancarta, “calcularon bien dónde ponerla, un lugar donde no podían dejar de filmar, atrás del arco de Venezuela”.

Ese día estaba complicado en Montevideo. Era el debut de la selección de Juan Eduardo Hohberg, que había andado volando en amistoso contra clubes. Al principio, varios barrios de Montevideo se quedaron sin luz y, por tanto, sin televisación. Cuando por fin se consiguió un lugar donde verlo, sobre el córner izquierdo del ataque uruguayo se veía el cartel. El Trapo Washington Olivera, puntero de Wanderers, estaba clarito por aquel lado y además había sido el autor del gol. El cartel se seguía viendo, hasta que algún milico le bajó la llave a la transmisión y el segundo tiempo no se pudo ver.

Sin revisar ningún libro, recuerdo de memoria el nombre y el apellido del argentino que hizo el gol del empate para Venezuela: Miguel Echenausi. Cuentan nuestros compatriotas allá que en ese partido Víctor Hugo Morales les arrimaba el micrófono para que, como sonido ambiente, se escucharan los “abajo la dictadura”. Unos días después, perdimos 1-0 con Bolivia con gol de Tamaya Jiménez y quedamos afuera del Mundial de Argentina sin siquiera haber jugado en Montevideo.

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