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David Terans, de Peñarol, en el estadio Campeón del Siglo (archivo, agosto de 2025).

Foto: Gianni Schiaffarino

En los descuentos y de penal, Peñarol derrotó a Tacuarembó 2-1

3 minutos de lectura
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Los aurinegros consiguieron la victoria recién en el minuto 101 y ya son semifinalistas.

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Peñarol consiguió vencer a Tacuarembó 2-1 y accedió a las semifinales de la Copa AUF Uruguay, instancia en la que deberá enfrentar al ganador del partido entre Defensor Sporting y Central Español, que se jugará la semana próxima. El arbitraje fue muy controvertido y los aurinegros recién pudieron torcer el resultado después de ocho minutos agregados a los 90 del tiempo reglamentario, cuando un penal bien cobrado –VAR mediante– le permitió al equipo de Diego Aguirre conseguir la diferencia.

Aunque resulte difícil de imaginar, el juego terminó a los 106 minutos con todos los futbolistas en el área aurinegra y con Javier Méndez sacando la pelota de la línea para impedir el empate de los enojadísimos tacuaremboenses, que vieron cómo el partido se les escapó de las manos. Fue muy emocionante, más allá de las prestaciones de uno y otro equipo, y plenamente representativo de la Copa Uruguay.

¡Esta es la copa, muchacho!

Primero, quiero hacer un apunte que debería ser ordinario, pero es extraordinario: lo que pasó en Tacuarembó, lo que pasó en el viejo estadio municipal Raúl Saturnino Goyenola, es una muestra real de lo que representa la Copa Uruguay con el desarrollo de su competencia en comunión con la gente, con el pueblo futbolero. Un estadio lleno, un ambiente festivo desde horas antes, una sensación de que todo es posible; el fútbol como juego, como pasión lúdica, más allá de todos los desvíos que el negocio ha hecho en la competencia.

A los 24 minutos, Tacuarembó dio el primer golpe cuando, en uno de sus repetidos ataques, un centro abierto y muy bien puesto por Pablo Fagúndez cayó en la entrada del área, antes del punto penal y el doble nueve albirrojo cargó primero con Douglas, que no alcanzó y cayó, y después con la Cobra Luis Machado, que colocó de manera espectacular su cabezazo contra el caño derecho de Martín Campaña para hacer explotar la tribuna techada del Goyenola.

El gol puso en el marcador la diferencia que se apreciaba en el juego, pero no modificó su desarrollo: los locales siguieron teniendo el predominio de las jugadas ofensivas, aunque claramente Peñarol se tiró a atacar al largo golero argentino Andrés Marsengo, que tuvo mucho trabajo defendiendo el arco que da al velódromo.

Aguante si quiere ganar

A medida que maduraba el primer tiempo, Tacuarembó empezó a intentar dormir el partido. Hacía tiempo con jugadores que no reponían con rapidez y otros que quedaban tirados en el piso.

La proliferación de zurdos en el ataque de Peñarol volcaba el juego de un lado al otro, pero era el salteño Diego García quien solía ocupar con peligro posiciones en la banda derecha. El resto de los futbolistas de ataque iba rotando sus lugares, pero ninguno, ni siquiera Héctor Tito Villalba, ocupaba el rol de delantero centro.

La zaga central de los del pago más grande del país daba cuenta de que esos futbolistas habían nacido en otras canchas, revoleando el poncho y dándole de punta y para arriba si era necesario, como Roberto Hernández y Alexis Piegas. Así transcurrió hasta el final del primer tiempo, con una extensión de seis minutos que hizo sumar futbolistas caídos, protestas y amarillas.

En el segundo tiempo, con los cambios entraron Leandro Umpiérrez, Maximiliano Silvera, Stiven Muhlethaler, Nahuel Herrera y Alejo Cruz. Con ellos Peñarol apareció varios metros más arriba y empezó a rozar el empate en varias jugadas, pero sin dudas la de mayor incidencia fue una que tuvo Silvera: quedó frente a Marsengo, enganchó hacia la derecha y remató, pero el argentino mandó la pelota al córner.

Difícil de sostener

Tacuarembó se replegó en la defensa, ya sea por iniciativa propia o por presión de Peñarol, y defendió su arco más que su campo. Esta táctica le permitió resistir hasta que, cuando faltaban 13 minutos, Silvera habilitó a Umpiérrez con un pase preciso. Aunque el control del balón le quedó alto, el juvenil logró bajarlo y disparar un zurdazo cruzado que terminó empatando el partido 1-1.

Después del empate, Peñarol siguió presionando con todas sus fuerzas y condiciones físicas y técnicas para intentar ganar, pero Tacuarembó mantuvo su defensa compacta y ordenada. Esto les permitió mantener el empate hasta el final del tiempo regular, pero no aguantaron los ocho minutos adicionales de descuento. En el 98 el VAR detectó una mano en el área de Tacuarembó y, tras la revisión, David Terans tiró el penal y anotó el gol en el minuto 101, rompiendo el empate.

Ya está. Peñarol otra vez en semifinales.

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