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Sam Bankman-Fried durante una videoconferencia en Nueva York, el 3 de noviembre.

Foto: Arturo Holmes, GETTY, AFP

FTX, Alameda Research y Sam Bankman Fried

2 minutos de lectura
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Sobre lo que sucedió con FTX, uno de los exchanges de compraventa de cripto más grandes del mundo creado por el empresario Sam Bankman Fried en 2019.

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FTX es uno de los exchanges de compraventa de cripto más grandes del mundo. Fue creado por el empresario Sam Bankman Fried en 2019 y tiene su sede en las Bahamas.

Fried es un personaje polémico en la industria, que con 30 años logró amasar un patrimonio personal mayor a los diez billones de dólares a través de FTX y Alameda Research, su hedge fund cripto –fondo de cobertura–. Se autodescribe como un “altruista efectivo” y está muy vinculado al lobby cripto en Washington DC.

El balance de Alameda

Tras la polémica en torno a su figura, se filtró el balance de Alameda Research, su brazo de operación financiera y potencialmente su negocio más rentable.

A priori no parece haber nada raro según el reporte de CoinDesk: casi el doble de activos que pasivos. Ahora, si analizamos la composición de los activos, empiezan a sonar alarmas. Primero, tiene una posición de casi un billón en $SOL (la moneda nativa de la blockchain Solana) “lockeada”, es decir, que no se puede vender hasta que se cumpla determinado período de tiempo. Segundo, tiene una posición de más de cinco billones de dólares en $FTT, el token nativo del exchange FTX, con casi la mitad puesto como colateral –no puede venderse porque está como garantía de otras posiciones–.

Esto evidencia una falta de liquidez por lo menos alarmante, y poca capacidad para enfrentar una corrida a tokens como el de FTT, que constituyen gran parte del balance. Eso fue exactamente lo que empezó a suceder, impulsado por un comunicado de Binance anunciando que iba a empezar a liquidar progresivamente su posición en $FTT.

Binance lo plantea como un movimiento prudente, ya que ha tenido el token en su balance por mucho tiempo. Sam Bankman Fried, por el contrario, lo considera sabotaje a un competidor. Probablemente sea ambas cosas al mismo tiempo.

¿Conflictos de interés? ¿Qué es eso?

Consecuentemente, se prende una luz roja respecto del vínculo entre Alameda Research y FTX. Una empresa se dedica a operar en el mercado para conseguir retornos (Alameda), mientras que la otra se dedica a proveer servicios para que los inversores minoristas, o el famoso retail, operen en el mercado (FTX).

¿No hay conflicto de interés si el dueño de una empresa que genera rentabilidad “ganándoles” en el mercado a inversores minoristas es el mismo dueño de otra empresa que se dedica a ofrecer servicios a estos inversores minoristas? ¿No se podría usar la data de los usuarios de FTX para hacer operaciones más rentables en Alameda?

Hay que tener presente que Fried, en una movida probablemente ilegal, usó fondos de sus clientes para hacerse préstamos desde FTX a Alameda Research, para maquillar los balances de esta última que se vieron golpeados por el “cripto-invierno”. Más allá de las conjeturas, este esquema empresarial está más entreverado que los cordones de los zapatos que llevó este personaje al testificar frente al Congreso (recomiendo al lector googlear la foto, el paralelismo entre los cordones y su esquema societario es elocuente).

La caída final

Finalmente, todo se desarmó. Changpeng Zhao, dueño de Binance, amagó con comprar la plataforma FTX, firmando una “carta de intención no vinculante” que fue, efectivamente, muy poco vinculante. En menos de 24 horas, declaró que los problemas en el balance de FTX estaban “más allá de sus posibilidades de ayudar”.

Esto despertó las conspiraciones de que, sólo quizá, todo fue una jugada de ajedrez por parte de Zhao para eliminar a uno de sus principales competidores con tan sólo un tuit.

Lo cierto es que Fried tuvo una de las pérdidas de patrimonio más rápidas de la historia, pasando de tener unos 16 billones de dólares el domingo a estar, según indican los rumores, en bancarrota personal –con entre 200 y 600 millones de dólares en deudas–. Sin embargo, los grandes perdedores de esta historia fueron los inversores que, hasta este momento, no han podido retirar fondos. También la confianza en el ecosistema cripto, que se ve otra vez comprometida.

El tiempo dirá cómo termina esta historia, aunque el tiempo va demostrando que las entidades centralizadas que operan en cripto (en contraposición con los exchanges y productos descentralizados, que los hay y muy buenos) se parecen cada vez más al sistema financiero tradicional que buscaban reemplazar.

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