Según un estudio del Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), la incorporación de la energía eólica y solar a la matriz energética entre los años 2012 y 2014 significó un ahorro en el costo de abastecimiento de la demanda (CAD) de unos 1.621 millones de dólares en el período 2020-2022.
El estudio fue presentado el martes 18 de abril en una conferencia organizada por la UCU y la Asociación Uruguaya de Generadores Privados de Energía Eléctrica (AUGPEE) bajo el título “Impacto económico de las energías renovables en Uruguay, a diez años de su incorporación a gran escala”. A su vez, en el mismo evento se presentó otro estudio realizado por la consultora Exante (a pedido de AUGPEE), que detalla y desentraña el impacto que la transformación de la matriz energética tuvo en el costo de las tarifas y en el desempeño financiero de UTE.
El cambio en la matriz energética y el costo de abastecimiento de la demanda
El primero de los estudios presentados se titula Costo de Abastecimiento de la Demanda bajo escenarios fáctico y contrafáctico y fue el realizado por el Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable de la UCU a pedido de AUGPEE. El costo de abastecimiento de la demanda refiere a “la sumatoria de los costos de la generación inyectada al Sistema Interconectado Nacional (SIN)”, es decir, lo que se gasta para que la demanda de energía quede satisfecha.
El estudio presentó las variaciones del CAD entre 2020 y 2022 tal cual como ocurrió en la realidad y propuso un escenario contrafáctico que supone un Uruguay en el que no hubiese existido la transformación de la matriz energética. El escenario contrafáctico se elaboró con una simulación realizada con la plataforma SimSEE de simulación de sistemas de energía eléctrica de la Facultad de Ingeniería de la Udelar. En la simulación se considera que lo abastecido con energías renovables en la realidad se reemplaza con generación de energía térmica y energía hidráulica.
Los resultados muestran que la diferencia en el CAD entre ambos escenarios fue de 368 millones de dólares en 2020, 572 millones de dólares en 2021 y 681 millones de dólares en 2022, llegando así a unos 1.672 millones de dólares en todo el período.
Esa diferencia, según la ingeniera Lorena Di Chiara, una de las autoras del estudio, se explica porque en el escenario contrafáctico “aumenta la dependencia del SIN en la energía hidráulica, en un orden de 6,5% promedio, en años donde hubo períodos prolongados de sequía”. Además, hay una mayor dependencia en la importación de petróleo para generación de energía térmica en años posteriores a la caída de precios de 2020.
Además, el estudio identifica que el despacho mensual de energía en el escenario contrafáctico, en todos los años, está acompasado a la demanda y sin posibilidad de exportar, mientras que en el fáctico la inyección energética superó la demanda en un promedio de 13% anual. “En este período, a pesar de atravesar años muy secos, pudimos exportar energía en volúmenes extraordinarios, especialmente a Brasil en 2021. También pudimos afrontar mejor las adversidades”, destacó Di Chiara.
El impacto de la transformación energética en las tarifas de UTE
El segundo estudio, realizado por Exante, se titula Impacto económico de la introducción de energías renovables a gran escala y tuvo por objetivo “cuantificar los impactos de la incorporación de fuentes renovables sobre el costo de abastecimiento de la demanda de energía eléctrica, las tarifas de electricidad y el desempeño financiero de UTE”. Para ello, se tomaron en cuenta dos períodos: uno entre 2007 y 2011, para contemplar el lapso de tiempo previo a la transformación de la matriz energética, y otro entre 2015 y 2021, con una matriz ya transformada. Se excluyeron los años 2012 y 2014 por ser períodos de transición.
La primera parte del estudio ahonda nuevamente en el impacto que la incorporación de la energía eólica y solar tuvo en el CAD, una incorporación que, según Tamara Schandy, economista socia de Exante, “duplicó la potencia instalada al SIN”. Al presentar los resultados del estudio, la economista destacó que el CAD neto (es decir, el CAD sobre la demanda de energía del SIN) se abarató en aproximadamente 1% en relación al PIB tras incorporar las energías renovables no convencionales. Además, puntualizó que “Uruguay fue más eficiente en el consumo de energía”, lo que le permitió “pasar a ser exportador neto de electricidad a la región”.
En términos brutos, el abaratamiento del CAD tras la transformación de la matriz energética fue de 61 millones de dólares, lo que significa una diferencia de 10%. Mientras que, en términos netos, el abaratamiento del CAD fue de 173 millones de dólares, un 29%.
La segunda parte del estudio también analiza la disminución del CAD, pero ahora desde la perspectiva del resultado financiero de UTE e incorporando la disminución de precio en la tarifa de energía eléctrica. En este último punto, Schandy aclaró que el precio de la tarifa de energía ya había empezado a bajar unos años antes de la transformación energética, pero informa que ese abaratamiento se profundizó con este proceso hasta llegar a 10% en términos reales. Además, el abaratamiento alcanzó el 20% en relación al salario promedio del país y fue 4% más pronunciado que la baja de la tarifa de nafta en el período 2015-2021.
En cuanto al desempeño financiero de UTE, la economista dio cuenta de que los resultados positivos de los estados financieros de la empresa pública se explican, en su totalidad, por el abaratamiento del CAD. También, a raíz de la transformación, UTE redujo sensiblemente la incidencia del CAD en sus costos operativos, comenzó una racha de resultados superavitarios que continuó hasta 2021 y se convirtió en la empresa pública con mayor contribución al resultado fiscal primario del sector público.
Perspectivas a futuro
Al cierre del evento, Martín Bocage, presidente de AUGPEE, destacó el hecho de que la adopción de energías renovables se haya convertido en una “política de Estado” en el Uruguay y que ahora es necesario avanzar hacia una “segunda transformación energética”. En este sentido, Bocage manifestó que, si se quiere avanzar hacia una electrificación del transporte, “se debe cambiar el marco regulatorio”.
Consultado sobre este aspecto por la diaria, Bocage señaló que tiene que haber acciones para que los generadores privados puedan inyectar de forma directa más potencia al SIN, algo que “hoy no está reconocido en el marco regulatorio”. Además, identificó en el cálculo de los peajes eléctricos (es decir, el costo de vender energía eléctrica que afrontan generadores privados) otra barrera: “Esta normativa es de 2012, entiendo que se hizo de forma rápida para poder afrontar el cambio inminente, pero ahora debe reconocerse la situación actual y adaptarse”.
“Uruguay viene avanzando en la electrificación del transporte a base de combustible fósil a un ritmo mucho más elevado que el resto de la región, y si sumamos el hidrógeno verde, creo que el país está preparado para dar un salto”, concluyó Bocage.
.