Este informe se publica cuatro veces al año, como indica la Carta Orgánica del Banco Central del Uruguay (BCU), y discurre sobre el contexto macroeconómico y sobre la evaluación, los fundamentos y las metas de la política monetaria.
Evaluación del contexto internacional
Según la visión del BCU, la incertidumbre ha continuado moderándose, a pesar de que todavía permanece en niveles históricamente elevados. Muestra de ello es que, a pesar de las negociaciones y de los acuerdos alcanzados en los últimos meses, el arancel promedio aplicado por Estados Unidos se sitúa actualmente en torno al 20%, casi siete veces por encima del promedio correspondiente a los últimos 40 años. Si bien esto ha impactado menos de lo previsto durante el primer semestre del año, se espera que el crecimiento mundial se modere hacia 2026.
En la órbita regional, el informe señala que en Argentina el desempeño de la actividad y de la inflación ha sido peor a lo esperado, en línea con la enorme volatilidad que ha caracterizado al país durante las últimas semanas.
En el caso de Brasil, la evaluación del BCU hace hincapié en la desaceleración reciente de la actividad, producto del menor impulso del sector agropecuario y de condiciones de crédito más restrictivas. A este respecto, el Banco Central de Brasil ha venido subiendo la tasa de interés durante más de un año, ubicándola ahora en torno al 15%. Si bien la inflación se moderó, y en setiembre bajó al 5,2% interanual, sigue por debajo de la meta del 3% (que contempla un rango de tolerancia de +/- 1,5%). En materia fiscal, se advierte por la persistencia de “desafíos estructurales para alcanzar un equilibrio sostenible de las cuentas públicas”.
Análisis doméstico
Sobre la actividad económica
De acuerdo con los indicadores de alta frecuencia, el PIB crecería 0,5% durante la segunda mitad del año (en términos desestacionalizados). En ese sentido, el crecimiento será más moderado durante el tercer trimestre, principalmente a causa del cierre transitorio de la refinería.
En lo que refiere a la demanda, el BCU destaca que el consumo exhibe “señales positivas”, recostadas sobre un mercado laboral “sólido” y sobre el “dinamismo del crédito”, y que las exportaciones de bienes continuaron expandiéndose al influjo de los cultivos. En el caso de la inversión, por su parte, la autoridad monetaria visualiza “señales de desaceleración”.
Sobre la evolución de los precios
En este frente, el informe destaca la reducción de la inflación durante el tercer trimestre, que se mantiene dentro del rango de tolerancia desde hace más de dos años y continúa alineándose en torno a la meta (4,5%).
Esta reducción de la inflación estuvo impulsada por los precios transables, dada la estabilidad del tipo de cambio y de los precios de las principales materias primas (salvo por la carne, cuyo precio se mantiene en niveles elevados). No obstante, agrega el documento, los precios de los productos no transables (es decir, los que dependen de la situación nacional) también descendieron, impulsados por la moderación salarial y por la moderación de algunos rubros, como panes y cereales.
En este contexto, el promedio de expectativas de inflación “alcanzó un mínimo histórico, reflejando la credibilidad de la política monetaria”. Este indicador, que sintetiza los resultados de las tres encuestas que realiza el BCU, se situó levemente por debajo del 5%, lo que implica una caída de 0,5 puntos porcentuales con respecto al trimestre anterior.
De esta manera, las expectativas de inflación continúan alineándose en torno a la meta, en línea con las proyecciones que dan soporte al nuevo presupuesto quinquenal. En particular, el informe señala que “la brecha de credibilidad desapareció en el mediano plazo para los analistas económicos, ya que la mediana1 de sus expectativas a cinco años alcanzó el objetivo del BCU”.
En lo que refiere al desalineamiento –“atraso”– cambiario, el BCU estima que la brecha del tipo de cambio real se profundizó durante el tercer trimestre y que se ubica actualmente en torno al 9%.
Perspectivas: el BCU ajusta sus proyecciones
En materia de crecimiento, el BCU recortó levemente las proyecciones de crecimiento para 2025 y 2026. En el primer caso, la revisión se explica por el menor dinamismo de la inversión y el “funcionamiento irregular” de la refinería de Ancap, mientras que en el segundo responde a la caída de la demanda externa, principalmente de servicios, producto del deterioro de las perspectivas regionales.
En lo que refiere a la dinámica de los precios, la institución también revisó a la baja sus perspectivas de inflación, esperando que converja a la meta del 4,5% –desde abajo– durante los próximos dos años. La descomposición de la inflación sugiere que la inflación transable (que refleja la evolución de los precios que son sensibles al dólar y a los precios internacionales) se moverá en línea con la inflación general, mientras que la no transable (inflación doméstica) se mantendría sobre la parte superior del rango de tolerancia (6%).
En este marco, el BCU también recalibró la senda esperada para la tasa de política monetaria, lo que supone que continuará transitando desde una instancia contractiva hacia una neutral en los próximos 24 meses (es decir, durante el horizonte de la política monetaria). Esto, que implica ir hacia una tasa próxima al 7% en ese lapso, supone “condiciones financieras más favorables, sin comprometer la convergencia de la inflación hacia la meta”.
-
La mediana surge de ordenar todas las respuestas a la encuesta de menor a mayor y tomar la que queda justo en el medio. A diferencia del promedio, este indicador no está condicionado por los valores atípicos que puedan surgir del relevamiento. ↩