En su historia reciente, la Universidad de la República (Udelar) ha pasado por un proceso de fuerte expansión en el interior: en pocos años las carreras ofrecidas en el interior se multiplicaron varias veces, y también la matrícula. Recientemente asumió como nuevo presidente de la Comisión Coordinadora del Interior de la Udelar el geógrafo Marcel Achkar, quien desde hace varios años es un “docente viajero” por varias ciudades del interior. El nuevo responsable del desarrollo de la Udelar en el interior asegura que la restricción presupuestal es la principal dificultad para radicar más docentes en el interior, y se plantea “articular fuertemente” con la Universidad Tecnológica (Utec) para no desperdiciar recursos. Asegura que la videoconferencia es una “herramienta maravillosa” para aumentar la eficiencia en el interior, pero no debería sustituir el vínculo con el docente, y anuncia que en 2018 se podrá inaugurar una nueva carrera de grado en Ciencias Sociales en la región noreste del país.
-¿Cómo evalúa el proceso de descentralización que ha tenido recientemente la Udelar en el interior?
–En términos genéricos, te diría que el proceso fue un éxito. Que tiene problemas, un montón; hay que solucionarlos y hay que trabajar sobre todo con una restricción presupuestal. Si bien contó con una asignación presupuestal muy importante, se trabajó muy aceleradamente, mucho más rápido de lo que estamos acostumbrados a trabajar en Uruguay y en la universidad en general, y por lo tanto, eso dejó cosas más o menos incompletas, inconclusas, que hay que ir ordenando. Hay que ir aumentando la eficiencia, obligados por hacer cosas sólidas pero también por la restricción presupuestal que tenemos hoy. Desde el punto de vista numérico, ha sido un proceso realmente impresionante. En 2016 entraron 25.000 estudiantes a la universidad, de los cuales 4.000 entraron en el interior, algo así como 16%, pero son de tres regiones que representan 30% de la población del país, entonces hay mucho más para crecer. Antes de este proceso de descentralización, en 2005, 2006, entraban algo así como 1.000 estudiantes en el interior. Otro dato interesante es que a 2011, los últimos datos del censo que tenemos, 12% de la población de más de 18 años a nivel nacional tenía un estudio universitario, completo o incompleto. La cifra es muy baja si nos comparamos con Europa y relativamente superior comparada con Latinoamérica. Si lo discriminamos, en Montevideo esa población es de 20%, en los departamentos del litoral ese porcentaje es de 5,7%, en el este de 5,8%, y en el noreste de 3,4%. Esto nos indica que de la gente que viene del interior a Montevideo a cursar después se queda.
-En su propuesta señala que todavía hay un alto porcentaje de cargos docentes sin cubrir. ¿Cuál es la principal dificultad para la radicación de docentes?
–Presupuestal. La situación ideal hubiera sido que después del primer empuje, con una apertura presupuestal importante para el interior, como la de 2010, tuviéramos un pequeño incremento presupuestal, de 5% asegurado año a año. Eso nos permitiría trabajar en un escenario de consolidación y planificación de la creación de cargos de un año al otro, sabiendo de antemano el incremento. Hoy nos enfrentamos, tanto en el caso docente como no docente, a una restricción presupuestal. Hay quienes dicen que en este período se redujo el presupuesto para el interior y no, no se redujo, pero tampoco creció; se mantuvo. Lo que sí vemos es que la matrícula tiene un crecimiento sostenido, y todo nos indica que va a seguir creciendo. Se hizo un esfuerzo muy grande y se continúa haciéndolo, con economías que generamos a la interna de la universidad, con nuevos edificios, nuevas infraestructuras. Hace unas semanas se colocó la piedra fundamental de un polo de enseñanza terciaria en Rivera. Tenemos varios procesos que se van a ir sucediendo en el tiempo. Por ahora, en buena parte del interior necesitamos un flujo de radicación de docentes que provienen de Montevideo o del interior. En la medida en que vamos teniendo egresados locales, esos egresados se van insertando en la carrera docente, pero tenemos que asegurarles la posibilidad de cursar posgrados.
-¿Es posible radicar posgrados en el interior?
–Actualmente hay cuatro posgrados. Tenemos que seguir profundizando eso, que sean posgrados pensados para los egresados a nivel de la región, lo que exige un esfuerzo de diseño. Porque lo que nos interesa es resolver un problema de inequidad geográfica, pero con criterio de solidaridad. No pensar posgrados para aquel que pudo venir a Montevideo a hacer la carrera de grado y volvió al interior, pensar también en las carreras a nivel local y en quienes apuestan a quedarse. Nosotros estamos apostando a posibilitarles la carrera docente, que hoy implica llegar a la formación completa, un doctorado completo. Tenemos procesos muy diferenciados. En Salto tenemos una universidad radicada hace 60 años. Tenemos posgrado en el CURE [Centro Universitario Regional del Este], en Salto, en Paysandú; tenemos posibilidades de posgrado articulando con la región, con universidades públicas de Brasil o de Argentina. Eso es una alternativa, es una realidad. Las regiones universitarias definidas hasta ahora tienen frontera, y tenemos buenos vínculos con las universidades mediante el Grupo Montevideo. No podemos pensar en tener todo en todas partes, y muchas veces el tamaño del país tampoco lo amerita.
-¿Hay alguna carrera o posgrado nueva por inaugurar en el interior?
-Hay varias posibilidades. Una cercana es una carrera de grado en Ciencias Sociales en el noreste. La principal limitación que tenemos es que hoy, con la apertura presupuestal que tenemos, no podemos asignar nuevos recursos, entonces tenemos que hacer reingenierías con los recursos disponibles. Eso nos limita bastante, y por momentos es más eficiente fortalecer lo que ya tenemos que crear carreras nuevas. La carrera de grado en Ciencias Sociales en el noreste –habrá que ver si se instalará en Rivera, Tacuarembó o Melo– aparece como una realidad, seguramente a partir del año que viene.
-¿Qué son los Ciclos Iniciales Optativos (CIO) que viene implementando la Udelar?
–Los CIO son recientes [el primero fue aprobado en 2009], y son un conjunto de créditos, organizados por grandes áreas de conocimiento, que les permite a los muchachos que cursan el CIO poder ingresar a distintas carreras, que estén en la región o no. Por ejemplo, en el área de la salud esos créditos que completan les permiten ingresar a la carrera de Medicina, de Enfermería, a carreras cortas de Medicina... y utilizar esos créditos. Hubo una confusión con que los CIO eran equivalentes al primer y segundo año de alguna carrera, pero no funcionan así. Son créditos; como buena parte de las carreras ya están creditizadas, esos créditos les corresponden a algunas asignaturas de primer año, a alguna de segundo, alguna de tercero. La idea es que todos los créditos que cursaron les sirvan en otras carreras. Hay nueve CIO, que cubren todas las áreas de conocimiento: ciencia y tecnología, salud, ciencias sociales, artística... distribuidos en las distintas sedes y regiones.
-¿Qué evaluación se hace de los CIO?
–Desde mi punto de vista es relativamente positiva. Tienen muchas cosas por mejorar, sobre todo la aceleración del reconocimiento de los créditos cuando los estudiantes ya lo cursaron y entran a la carrera que eligen. Hay que aumentar la oferta de créditos para que los muchachos tengan una mayor diversidad de opciones de materias a cursar. Y también tenemos que avanzar en la cultura de créditos universitarios, estamos todavía muy atados a la conceptualización de asignaturas y de reválidas. Son elementos a aceitar. Hubo algunos problemas al inicio, con algunos ciclos iniciales que comenzaron y todavía no tenían la aprobación en las carreras, y eso generó algunos malestares. La gran ventaja que tienen los CIO en las sedes del interior es que aumentan la oferta que tiene el estudiante en el momento de iniciar su formación terciaria. Tenemos que lograr que en cada sede donde hay un CIO al menos haya una carrera de grado que el estudiante pueda seguir, y que no tenga que venir a Montevideo después de terminarlo.
-¿Qué evaluación hace sobre el uso de las videoconferencias? Cuando se votó su designación en el Consejo Directivo Central de la Udelar, la FEUU [Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay] planteó que la formación en el interior no debía sustentarse en esa herramienta. –Es una herramienta magnífica, pero no sustituye el vínculo presencial del estudiante con el docente. La videoconferencia puede complementar, pero no sustituir. Pensar en cursos que se estructuran totalmente en base a videoconferencias en lo personal no me parece razonable, pero como complemento para aumentar los niveles de eficiencia me parece una herramienta maravillosa. En ese sentido creo que hay que llegar a un justo equilibrio entre una cosa y la otra. Si tenés un curso que tiene 30 estudiantes en un lugar y dos en otro, es razonable que esos dos estudiantes tomen algunas clases por videoconferencia, pero en algún momento deben tener clases presenciales, en las que tengan un vínculo directo con el docente. Para la potencialidad que tiene la conectividad de Uruguay –que somos un país privilegiado en ese sentido–, la videoconferencia todavía se usa muy poco.
-¿Qué evaluación hace del proceso de instalación de la Utec, la otra universidad pública que está en el interior? ¿Cómo son los vínculos con la Udelar?
–Con respecto al proceso de creación de la Utec no tengo nada para decir. Es un hecho, lo tomo un dato de la realidad, y creo que llegado a este punto, independientemente de mi posición con respecto a la creación, lo que tenemos que hacer es articular fuertemente. Habremos estado de acuerdo, en contra, pero el proceso pasó, y, por el bien del país y del proceso de descentralización, la estrategia más inteligente es una fuerte articulación. Ellos tienen infraestructuras, recursos materiales y económicos disponibles, y la Udelar tiene la experiencia, la tradición y una serie de conocimientos acumulados en cuanto a la formación, tiene el elemento fundamental de la generación de conocimiento universitario, que es la integración de investigación, enseñanza y extensión. Y todo eso son elementos que la Utec necesita. Es necesario generar el famoso sistema de enseñanza terciaria público, en el que no sólo tiene que estar la Utec; tienen que estar Formación Docente y la UTU, para tener distintos niveles de interacción y potenciación de los recursos disponibles. Es claro que en los próximos años no tenemos el derecho a repetir nada, a desperdiciar esfuerzos dando cursos iguales a dos cuadras de diferencia por no articular. La escasez de recursos para la educación nos impone hilar muy fino para hacer el mejor uso de los recursos disponibles. Para consolidar esa famosa palanca del desarrollo que es la educación terciaria tenemos que avanzar mucho más rápido que lo que lo hemos hecho, en particular en el interior.
-El proceso de descentralización de la Udelar tiene mucho que ver con el desarrollo del interior...
–Por supuesto. La generación de conocimiento en el sentido amplio es un factor de desarrollo en sí mismo, tanto por la disponibilidad de personal calificado como por la generación de conocimiento de los recursos disponibles. Uruguay es un país de base agropecuaria y turístico; la mayor parte de la generación de riquezas se sustenta en el mejor uso de los recursos naturales y de sus recursos humanos, todos elementos que se vinculan con las actividades que se desarrollan en la universidad. Tener un sistema terciario relativamente potente es un factor importante de desarrollo.
-¿Cuáles serían las prioridades de desarrollo de conocimiento en el interior del país en las que debe colaborar la Udelar?
–Hay algunas áreas que es necesario consolidar en el interior muy fuerte y urgentemente; por ejemplo, todo lo vinculado al área de la salud. El país necesita instalar recursos en el interior; la mayor parte de los tratamientos especializados y la atención primaria todavía están fuertemente concentrados en Montevideo, y allí el trabajo universitario es fundamental. En el litoral, el área de la producción primaria y la generación de valor agregado en la producción primaria, en el sector agroalimentario, es fundamental y hay que profundizarla. En el noreste la producción primaria de carne y madera aparecen como elementos fuertes. Podemos discutir si tiene que seguir creciendo el sector forestal en Uruguay: yo te diré que no y habrá gente que te dirá que sí, pero hoy tenemos más de un millón de hectáreas forestadas en el país; lo peor que podemos hacer es sacarlo como pulpa de celulosa. Si queremos salir de la situación de país exportador de commodities, claramente es un desafío. En la región este, todo lo que tiene que ver con la mejor utilización de los recursos costeros: el sector turístico, el sector pesquero, la diversidad de opciones que tiene esa zona costera. Si bien es un país relativamente pequeño, tiene una diversidad de opciones productivas y estrategias de desarrollo diferenciales que se deben ajustar a las condiciones locales, y allí la universidad tiene muchísimo que aportar en cuanto a la potenciación del conocimiento sobre nuestros desarrollos culturales y sociales. Sabemos muy poco del país, y ese también sería un eje transversal en todo Uruguay.
¿En qué sentido sabemos poco?
–Sabemos muy poco desde el punto de vista de las construcciones culturales que nos hacen tan diversos en un territorio tan pequeño; eso se vincula con la cultura de frontera, con el portuñol, con prácticas religiosas... Todavía tenemos mucho que investigar para conocer esa dinámica y ese funcionamiento. Es muy fácil que una nación tenga procesos de segregación territorial producto de una disfunción en sus estrategias de desarrollo; en las décadas del 60 y del 70 le llamábamos subdesarrollo. Para superar esos procesos de segregación territorial que se instalan, que luego dan lugar a procesos de delincuencia, de marginación, de fragmentación, el elemento cultural es central. No es simplemente un problema económico, simplemente un problema político o simplemente un problema de acceso a bienes y servicios: es todo eso pero además es una construcción cultural colectiva, que se va consolidando en territorios no integrados sino segregados. Para comprender eso necesitamos equipos muy potentes de científicos, que además sean interdisciplinarios. Es muy fácil caer en la segregación y fragmentación territorial como nación, y es muy difícil salir de esas situaciones, sobre todo cuando aceptamos lógicas de producción de commodities. Eso lo sabemos desde el principio de la historia: coyunturalmente la soja vale mucho, la pasta de celulosa vale mucho, pero genera poco valor agregado desde el punto de vista de funcionamiento de la sociedad. Sí, bien, la macroeconomía funciona, pero hay problemas que cuesta mucho resolver, y allí el conocimiento universitario tiene mucho para aportar.
-¿La Udelar está alineada en función de esas prioridades de desarrollo regional?
–La veo haciendo un esfuerzo por alinearse. Los famosos PRET [Programas Regionales de Enseñanza Terciaria], intentaron tener una aproximación a qué necesita cada región de conocimiento universitario y darle especificidad a la presencia universitaria en cada región. Hay un esfuerzo dedicado a eso, con los ritmos uruguayos y universitarios, que a veces nos desesperan por lo lentos que son, pero se avanza hacia allí.
-¿Cuáles van a ser sus prioridades inmediatas?
–Primero, poder instalar el tercer nivel de gestión de gobierno a nivel regional. Hoy tenemos dos niveles de gestión de gobierno: el primero son los centros universitarios regionales (Cenur Regional Norte y Cenur Este), que se componen de varias sedes en distintos lugares. Por ejemplo, la región del CURE tiene una sede en Rocha, otra en Maldonado y otra en Treinta y Tres. Ambos niveles tienen gestión y organización, consejos regionales. El tercer nivel vendría a ser departamentos: hay que definir la integración de los docentes que hoy están radicados y de los servicios que colaboran con esos docentes, y cómo se integran como unidades asociadas. Pueden ser departamentos temáticos o disciplinares –tenderemos a que sean más temáticos que disciplinares–, que sean unidades que trabajan, tengan líneas propias de investigación, atiendan cursos de posgrado y realicen actividades de extensión, y que planifiquen su gestión económica, de creación de cargos... como funcionan los institutos radicados en Montevideo. Estamos trabajando en esa normativa para poder avanzar cuanto antes en ese proceso, que va a dar mayores niveles de racionalidad a los recursos disponibles.