Abraham Magendzo es un experto chileno en educación y derechos humanos (DDHH) con amplio reconocimiento internacional, y la semana pasada estuvo en Uruguay por la realización del VII coloquio latinoamericano y caribeño en la temática, organizado por la Universidad de la República (Udelar), la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y la Universidad Nacional de Quilmes de Argentina. Después de moderar una mesa en la que se compartieron reflexiones sobre el enfoque que debe tener la educación en DDHH, Magendzo conversó con la diaria acerca de los desafíos que presenta su encare en los ámbitos educativos.
Considera que el tema aparece explícitamente en los programas y planes de estudio en toda América Latina, y en general parece existir un acuerdo sobre la importancia que tiene la educación en DDHH para formar ciudadanos democráticos. Pero más allá de este avance en el plano discursivo, el experto comentó que existen algunos problemas, como el hecho de que los docentes no están preparados para abordar la temática. Entre los desafíos, también señaló que hay algunos temas que la educación en DDHH nunca ha abordado y que son relevantes en la región, por ejemplo, la corrupción o la crisis de los partidos políticos. En la mesa que moderó también nombró al narcotráfico como un tema a abordar, y a modo de ejemplo dijo que no se suele hablar de esto en las aulas de países como Colombia, donde el tema tiene una gran incidencia en el no ejercicio de algunos derechos fundamentales. Según dijo, una razón importante para no tratar algunos de estos temas es el miedo en los docentes.
Por ello, Magendzo entendió que es necesario “repensar la educación en DDHH”. “No podemos seguir enseñando sólo la Declaración Universal de Derechos Humanos, los pactos y las convenciones internacionales; lo que es importante es más complejo”, reflexionó. Pero además, dijo tener la percepción de que hay discursos contra los DDHH, aunque son sutiles y “ocultos”, porque decirlo explícitamente es considerado “políticamente incorrecto”. Para el experto, es necesario “estar muy alerta” respecto de esos discursos. En suma, señaló que también hay que incorporar la temática de los DDHH a las evaluaciones. Al respecto, señaló que en las pruebas se suele preguntar sobre lengua, matemática, ciencia o historia, “pero a nadie le preguntan si sabe algo sobre los DDHH”.
Contracorriente
En la mesa que fue moderada por Magendzo, Mariela Saettone, docente de la Udelar y de la UCU, habló de una “urgencia” por consolidar la educación en DDHH en todos los niveles educativos, y lo fundamentó por el nexo que existe entre dicha temática y la democracia. Dijo que actualmente estamos viviendo un cambio de época en el que están en crisis las instituciones responsables de generar cohesión social, como el Estado, la familia y la escuela. Al mismo tiempo, evaluó que las tecnologías de la información y la comunicación convirtieron al mundo en una aldea global. Según Saettone, en la actualidad predominan el pragmatismo y el individualismo, y ambos van en contra de lo colectivo, por lo que se profundiza la distancia entre las personas. En suma, dijo que eso lleva a que no se repare en quienes quedan por el camino, lo que hace que millones de personas queden excluidas, situación violatoria de los DDHH.
La docente consideró que la “seguridad humana” y el “desarrollo sostenible” deberían ser temas centrales pero quedan desdibujados en las agendas políticas. Incluso planteó que muchas veces se generan discursos autoritarios aún en estados de derecho, y sostuvo que están en juego conquistas de generaciones pasadas. Para Saettone, en este panorama la educación en DDHH tiene un rol importante a jugar y debe tener en cuenta el diagnóstico para dar respuesta. Agregó que los DDHH sirven para reconocer la dignidad humana y la educación no debe quedarse en la enseñanza de destrezas y contenidos, lo que va a contracorriente de los discursos mercantiles actuales, preocupados únicamente por la preparación de los individuos para el mercado de trabajo. Para Saettone, es necesario revertir esa tendencia y formar personas que también sean capaces de innovar y transformar, y que la educación les dé la posibilidad de construir proyectos de vida propios para ser “ciudadanos del mundo en una sociedad más justa y fraterna”.
Desde Puerto Rico, país que carece de soberanía y se encuentra sumido en una crisis social y política, Anita Yudkin habló de cuatro principios a la hora de encarar los DDHH en el sistema educativo. Según dijo, es necesario “vivir” los DDHH y la paz en las interacciones en la propia práctica educativa y no sólo hablar de ellos, lo que requiere de coherencia entre el discurso y el hacer. Además, señaló que el aprendizaje de DDHH conlleva una reflexión sobre el mundo para propiciar su comprensión y la “acción-pensada para transformarlo”, lo que requiere “salir de la burbuja” desde la que cada individuo ve la realidad. Además, Yudkin señaló que se trata de un proceso activo que promueve el pensamiento crítico para “desvelar y cuestionar la realidad”, que debe concientizar sobre asuntos tanto locales como globales. Concluyó en que es difícil cambiar el mundo, pero se pueden cambiar las prácticas de las personas, las de los docentes en particular.
Argentina y Santiago Maldonado
Desde la Universidad Nacional de Quilmes, Matías Penhos habló del enfoque de DDHH en la educación superior, que para el docente debe ser un “proyecto de globalización contrahegemónico” en las universidades del siglo XXI. Dijo que para llevar adelante dicho proyecto se requiere no sólo lograr interacciones hacia la interna de las universidades sino también hacia afuera, con todos los actores con los que las instituciones educativas articulan. En un contexto de “desnacionalización de la universidad pública” y de “transnacionalización del mercado de la educación terciaria”, planteó que hay un número bajo de experiencias de educación en DDHH generadas por docentes por iniciativa propia, y que al mismo tiempo existe una baja disposición a ejecutar políticas públicas en la materia. Además, Penhos señaló que la forma de enfrentar la “globalización neoliberal” es “contraponerle otro proyecto globalizador”, que debe construirse a partir de los DDHH.
Consideró que para encarar el tema las universidades tienen que coordinar y transversalizar acciones entre todas sus áreas y departamentos, y potenciar al mismo tiempo propuestas para aumentar la retención de los estudiantes. Para enfrentar “fantasmas actuales”, el docente dijo que debe acudirse a la memoria histórica, y por ejemplo nombró los principios y postulados que surgieron de la reforma de Córdoba en 1918, que tuvo impacto en universidades de toda la región.
Desde el público y también desde Argentina, se planteó el caso de la desaparición del activista mapuche Santiago Maldonado y el tratamiento del caso en las aulas. Una docente de ese país dijo que en muchos centros educativos los docentes decidieron hablar del caso con sus estudiantes y criticó que desde el gobierno nacional se llamó a denunciar a los educadores que lo hicieran. Afirmó que hablar del caso de Maldonado es también hablar de las causas de los pueblos y comunidades indígenas.