La metodología de pensamiento de diseño nació en India para resolver problemas con un formato particular, pero Uruguay lo adaptó para aplicarlo en la educación y le agregó un desafío: que la solución incorpore tecnología. El resultado fue el programa Diseñando el Cambio, de Plan Ceibal, que el martes celebró la culminación de su sexta edición. Participaron 46 equipos de 17 departamentos del país, que lograron culminar las cuatro fases en las que se trabaja bajo esta metodología y encontraron una respuesta a una necesidad de las instituciones educativas a las que cada equipo pertenece. Según comentó a la diaria Martina Bailón, jefa de Formación de Plan Ceibal, “todas las etapas aportan elementos a tener en cuenta, son tips concretos que se pueden aplicar; además, en un proceso corto de dos meses los equipos producen una intervención sobre el centro educativo, es decir que también hay un producto concreto”.
La primera fase en la que se trabaja es la de sentir, que consiste en observar el entorno “en busca de situaciones que puedan mejorarse”. La segunda es imaginar, es decir, empezar a idear soluciones originales en equipo, “y eso es bien interesante, porque hace que el componente creativo tenga mucho peso en la metodología”, detalló Bailón. Después hay que hacer, etapa que consiste en la realización de prototipos y acciones concretas sobre la base de la fase anterior: “Esto provoca que el proyecto no naufrague en una gran idea, cuya implementación puede tener dificultades”, agregó. Por último, se llega a compartir, etapa en la que los estudiantes deben comunicar a los demás el avance en su trabajo.
Las consignas que propone Plan Ceibal cambian cada año. En esta edición la propuesta era “Tus ideas pueden mejorar el mundo. Hacelas andar”, y apuntaba a ampliar las intervenciones de los estudiantes a los ámbitos comunitarios. Un jurado integrado por miembros de cada consejo de la Administración Nacional de Educación Pública eligió a diez finalistas entre los 46 equipos que se presentaron. Según aseguró a la diaria la coordinadora del programa, Verónica Caracciolo, los proyectos seleccionados cumplieron con varios puntos: “Primero, todos realizaron la consigna; además, fueron ideas genuinas que surgieron en el proceso de trabajo. También cumplieron con el requisito de que sean proyectos dentro de su zona de incumbencia –porque si es algo en lo que no tenés incidencia, te desmotivás– y lo hicieron dentro de su entorno próximo”.
El jurado también tuvo en cuenta que se haya diseñado “algo replicable, que sea una idea que pueda impregnar a otros centros con la misma problemática”, comentó Caracciolo, y agregó: “También contemplamos que la estrategia de solución esté mediada por la tecnología, que ese es el nexo con Ceibal, el objetivo de Diseñando el Cambio es que ellos sean los protagonistas de los cambios y que vean que la tecnología puede ser un facilitador de cambios; no es un uso porque sí de la tecnología”.
Finalistas
Dentro de los diez equipos seleccionados el jurado decidió mencionar especialmente a tres, por los logros alcanzados en sus proyectos. Por un lado, estuvieron los estudiantes de la Escuela Técnica de Durazno, en el grupo llamado Dinexo. Ellos decidieron mejorar la comunicación interna de la escuela y para eso crearon una aplicación, que se sumó a la plataforma web de la institución. A grandes rasgos, funciona como una bedelía digital, donde los adscriptos actualizan la información sobre cambios de horarios o de salones, suspensiones de clases y otro tipo de alertas, que son útiles para estudiantes de bachillerato, que muchas veces ya tienen un trabajo y van a estudiar como una actividad adicional. Tener la información al alcance del celular evita que vayan a la escuela y se tengan que volver, y así buscan reducir el abandono y la desmotivación.
Otro de los equipos mencionados fue Docroc2, del liceo 2 de la ciudad de Rocha, cuya particularidad era que estaba compuesto sólo por docentes. Ellos ya habían participado el año pasado y lograron resolver un problema de comunicación interna del liceo, por lo que este año se propusieron mejorar el flujo de información entre la comunidad y la institución. Para eso también trabajaron con una aplicación, con la que se informa de actividades que se llevan a cabo en el liceo, pero también de eventos que suceden en el entorno, como talleres que podrían ser de interés para estudiantes y profesores. Asimismo, la aplicación tiene la opción de foro, con lo que buscan que la participación de los padres de los alumnos sea más directa.
El tercer grupo fue Medulianos 3.0, del liceo Medulio Pérez Fontana, de Nueva Palmira, Colonia. Junto con sus profesoras, el grupo de estudiantes trabajó sobre el bullying. Los adolescentes sentían que los talleres y jornadas de concientización sobre la temática eran buenos, pero no suficientes. Aprovechando que los jóvenes pasan muchas horas navegando en la web, diseñaron un espacio en la página oficial del liceo para mostrar información sobre el tema, explicada por ellos mismos. Para eso, hicieron entrevistas a psicólogos y asistentes sociales y trasladaron la información a diferentes formatos. A su vez, lograron llevar el tema a la comunidad; por ejemplo, se presentaron en espacios de radio de la localidad.