En Uruguay, tres de cada cuatro estudiantes de enseñanza media ha consumido alguna sustancia en los últimos 12 meses y casi siete de cada diez consumió bebidas alcohólicas en el último año; le siguen las bebidas energizantes, la marihuana y el tabaco, según la VII Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en estudiantes de Enseñanza Media, de 2016. Con estos datos sobre la mesa desde ese año se desarrolla el programa Dale Vos, un plan de fortalecimiento de capacidades en el tema de las drogas, destinado a las comunidades educativas. El viernes se presentó el libro Vos podés, que recopila las experiencias de trabajo y presenta la metodología y los resultados de ese programa. Según comentó a la diaria Diego Olivera, secretario general de la Junta Nacional de Drogas (JND), responsable del programa, “la publicación se hizo con el espíritu de dejar un registro escrito de la experiencia que dé señales de lo que está funcionando y de qué cosas es necesario mejorar. Esperamos que funcione como una base para profundizar una política pública en la temática”.
El plan de fortalecimiento de capacidades consistió en una campaña de prevención y sensibilización centrada en las diez habilidades para la vida que promueve la Organización Mundial de la Salud. Por medio de talleres se buscó dar herramientas para abordar los temas relacionados a la droga en la comunidad educativa. Fue impulsado por la JND junto con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y la Organización Panamericana de la Salud.
Olivera resaltó que es la primera “intervención de este porte en el tema de las drogas en la educación pública: en términos de magnitud de cobertura, llegamos a 300 centros educativos en todo el país, con 7.000 docentes capacitados”. Por otra parte, aseguró que “es una base para que a partir de este momento se desarrollen estos temas con más persistencia”, porque, más allá de una instancia de trabajo, “requieren que se incorpore como parte de los contenidos de los centros educativos”.
En este sentido, señaló que hay “componentes de la formación” que “deben ser incluidos como actividades curriculares”. A su entender, “la JND puede seguir apoyando el proceso, pero tiene que ser tomado institucionalmente por la ANEP, porque la Junta con sus características no puede llegar a todos los centros educativos. De esta experiencia debería nacer un programa en la propia ANEP para trabajar o incorporar estos contenidos en alguno ya existente”. A su vez, destacó que en el nuevo marco curricular se incorporan muchos de los temas que se trabajan en los talleres, relacionados “al desarrollo socioemocional, de la personalidad, de las relaciones entre pares y con la comunidad; en esos enfoques curriculares es que entra perfectamente el programa”.
Desde Dale Vos se concibió a los centros educativos como espacios que brindan información sobre los efectos de las sustancias, pero sobre todo se hizo hincapié en que deben fortalecer la dimensión socioemocional: “La posibilidad de reflexionar críticamente y de forma introspectiva y de saber percibir qué está sintiendo cada uno son dimensiones que hacen al desarrollo de la personalidad, aunque no estén orientadas directamente a una sustancia. Se entiende que así se logra fortalecer competencias que ayudan o disminuyen mucho la posibilidad de desarrollar alguna adicción”, comentó el secretario general de la JND.
En particular el trabajo en primaria se centró en la conciencia respecto del cuerpo de cada uno y del de los demás, así como de las bases del desarrollo saludable, de allí la fuerte presencia de la educación física en el programa en este nivel educativo. Por otra parte, en la enseñanza media se enfatiza en que ellos tienen “la posibilidad de la opción”, acotó Olivera, y recordó que los adolescentes son “muy buenos referentes de sus pares, entonces se trabaja en generar liderazgo entre ellos”.
Ley de regulación del alcohol
A principios de julio, el Senado le dio media sanción a una ley que regula la venta de bebidas alcohólicas en el país. Uno de los motores que impulsaron la creación de esta norma es el creciente consumo de alcohol entre menores de 18 años. Desde la JND se espera que la norma se apruebe y sirva para controlar la circulación de bebidas. Según Diego Olivera, la ley propone darle “más herramientas al Estado para aplicar más sanciones cuando no se respeta el límite de edad: esta ley da la posibilidad de retirar el permiso o que el comerciante pierda totalmente la habilitación para vender bebidas alcohólicas”. En cuanto a la publicidad, aseguró que se optó por no prohibirla, pero “se tomaron recaudos en términos de reducir al mínimo la exposición de los niños y adolescentes” y en tratar de que transmita, en un lenguaje adecuado y con advertencias más explícitas y duraderas, los riesgos del consumo excesivo.