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Adriana Martínez, Fernanda Olivar, Waldemir Rosa, Santiago Arboleda, Julio Pereyra, Florencia Egaña y Victoria Pereira.

Foto: Martín Varela Umpiérrez

Hacia una universidad antirracista

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Una iniciativa al respecto fue presentada a la Udelar por el Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos.

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La Universidad de la República (Udelar) deberá definir sobre un planteo para que se declare antirracista, elaborado por profesionales afrodescendientes. La propuesta se presentó en la Facultad de Artes y de allí pasará al Consejo Directivo Central de la Udelar, que deberá analizarla y tomar una definición.

El 5% de los estudiantes de la Udelar, el 2,8% de los egresados, el 1,5% de los docentes y el 8,3% del personal técnico, administrativo y de servicio declaró que la afro o negra es su principal ascendencia según una encuesta realizada en 2022. La población afrodescendiente es 8,1% del total de la población en Uruguay, según el último censo de 2011 del Instituto Nacional de Estadística.

La propuesta inicial de que la Udelar se declare antirracista fue presentada por el Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos al rector de esa institución, Rodrigo Arim, en diciembre pasado. En un tramo señala “la necesidad permanente de vínculo continuo y profundo de la Udelar con la población afrodescendiente, que redunde, entre otros beneficios, en la mejora de su representación en la población universitaria”, y afirma que por “la necesidad de una postura clara y constante de adhesión al antirracismo en todos y cada uno de los espacios de la Udelar es que realizamos este planteo”.

A comienzo de este año, el colectivo tuvo una reunión con el prorrector de Gestión Administrativa de la Udelar, Luis Leopold, a quien le reiteraron el planteo. El jueves 6 de julio, en la actividad “Universidad antirracista” que coorganizó con la Catedra de Derechos Humanos de la Udelar, solicitó al decano de la Facultad de Artes, Fernando Miranda, que desde esa facultad se tomara esta propuesta para desde allí llevarla al pleno del cogobierno universitario.

“De lograrse este objetivo, entiendo que la Universidad, el cogobierno universitario y la comunidad universitaria tendrán el desafío de ir construyendo una hoja de ruta que contemple acciones que permitan avanzar hacia una universidad antirracista. Como esto no se trata sólo de demandar, es una construcción colectiva; consideramos y pusimos nuestra trayectoria como espacio de referencia sobre afrodescendencia para tal fin”, dijo Lourdes Martínez, integrante del Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos. Agregó que el único antecedente que conoce es una declaración hacia una universidad antirracista de la Universidad del Cauca, Colombia, en 2021.

Leopold considera que un pronunciamiento del CDC en este sentido sería muy importante. “Que la Universidad se defina como antirracista implica dar un paso más en esta diferenciación que se realiza, en los intentos de mejorar los niveles de igualdad y equidad. Una cosa es ser no racista y otra antirracista, y ese posicionamiento implica, por ejemplo, como lo estamos haciendo en la promoción de una Universidad no violenta, el enfrentamiento al acoso y las formas de discriminación, un posicionamiento activo en el que no sólo nos pronunciamos declarativamente, sino que tomamos acciones”.

Investigar y enseñar con perspectiva afro

El Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos es un grupo de investigación que surgió en 2018 y “centra su actividad en el estudio de las condiciones de vida de la población afrodiaspórica en América Latina, con énfasis en la población afrouruguaya, desde un paradigma de derechos humanos, interseccionalidad y decolonialidad”, informó Lourdes Martínez. Este grupo tiene una conformación interdisciplinaria, está integrado por tres docentes universitarios: Fernanda Olivar (licenciada en Antropología), Florencia Egaña (licenciada en Bibliotecología) y Julio Pereyra (licenciado en Artes Plásticas y Visuales) y Victoria Pereira (licenciada en Ciencias de la Educación), y Martínez (procuradora, diplomada en Género y Políticas de Igualdad).

Este colectivo desarrolla proyectos de investigación y enseñanza “que posibiliten una mejor comprensión de la realidad social, a través de estrategias de asociación con diversos actores (académicos, sociedad civil, gubernamentales) que nos permitan llevar adelante nuestras iniciativas”, dijo Martínez.

“Obviamente son muy importantes los pronunciamientos de los órganos de conducción de las organizaciones, ni hablar del CDC en el caso de la Udelar. Hace carne en las diversas actividades que se vienen haciendo y sin duda en el nivel de intensidad y de generalización que podemos abordar. Creo que un pronunciamiento de ese tipo puede contribuir muchísimo al desarrollo de políticas”, agregó.

Leopold dijo que, sin duda, si se está conversando sobre este tema es porque la Udelar como parte de la sociedad tiene problemas de inequidad y subrepresentación de la población afro. “No somos una isla ni un espacio al margen, tenemos en algunas áreas los mismos problemas que el resto de la sociedad y en algunas, en función de determinadas políticas y acciones, podemos ir obteniendo resultados”.

En ese sentido, mencionó que recientemente el Consejo Delegado de Gestión de la Udelar tomó nuevas acciones para “garantizar que podamos seguir teniendo las mejores composiciones respecto del cumplimiento de la normativa del porcentaje de trabajadores técnicos, administrativos y de servicio de la Udelar que se autodefinen como de una perspectiva de origen racial fundamentalmente afro”. En ese colectivo de trabajadores, la Udelar está arriba del 8%, con lo que cumple el guarismo mínimo que la normativa establece para el ámbito público, por lo que la institución tuvo un reconocimiento de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo. “Pero hay que tomar medidas vinculadas con el ingreso para mantener esos niveles de composición, y en esto la Asociación de Funcionarios de la Udelar comparte esta perspectiva y ayuda a estas definiciones”.

Leopold reconoce que una arista pendiente de abordar es el bajísimo porcentaje de personas afrodescendientes en el profesorado de la Udelar. En el escalafón docente la Udelar tiene definida la inaplicabilidad de la cuota del 8% mínima prevista por la Ley 19.122. “Es un desafío a que tomemos acciones que muevan la aguja en ese aspecto también. Ahí estamos en una dimensión que tiene niveles de complejidad y que implica la participación de muchos actores de la comunidad académica, de los docentes en particular, para asumir y respaldar políticas de discriminación positiva que se den por un tiempo sostenido. No creo que se pueda pensar esto como separado del proyecto académico. Y como todos los debates planteados, son multidimensionales”.

“Sería un hito en América Latina”

Con Santiago Arboleda, director de la Cátedra de Estudios Afro Andinos de la Universidad Simón Bolívar de Ecuador.

¿Hay experiencias de otras universidades en América Latina que se posicionen como antirracistas?

No, eso es poco común en general en América Latina y las experiencias se reducen al reclamo por cuotas de ingreso de estudiantes, en el que Brasil tomó la delantera y luego han seguido Colombia y otros países. Ahora en Brasil, tras unos 13 años, están discutiendo su permanencia, porque en principio era el ingreso, pero se encuentran que muchos salen del sistema porque no tienen las condiciones para mantenerse, como vivienda, transporte y alimentación. Ahí vamos a aprender de las soluciones que tengan. En Colombia se discute lo de la permanencia y en ese país va a cambiar un poco la situación porque, por primera vez en los más de 200 años de su historia, acaba de ser aprobada la ley para la educación superior gratuita, porque no lo era. Esto puede modificar las cuotas para afrodescendientes e indígenas. Pero el debate por cuotas o acciones afirmativas para profesores y profesoras afro no se ha iniciado en América Latina. Entraron los estudiantes en pequeña proporción, pero los docentes no y, por lo tanto, las propuestas curriculares y los programas permanecen más o menos igual.

En ese sentido, ¿qué piensa que falta en las universidades de América Latina no sólo en cuanto al ingreso de estudiantes, sino también al conocimiento, experiencias e investigación de la población afrodescendiente?

Lo mínimo que falta es que por reparaciones haya cupos proporcionales a la cantidad de población. Pagamos impuestos como cualquier otro ciudadano y entonces deberíamos tener ese acceso, ese derecho a la igualdad.

¿Y en cuánto a lo académico?

Hay una enorme mayoría de docentes blancos y eso se refleja en los temas que se enseñan y en lo que se investiga. Fijate que la subrepresentación de profesores y profesoras afro en las universidades y centros de investigación de América Latina no es un tema de investigación. Comenzamos el año pasado un proyecto de investigación para saber cuántas profesoras afro había por país y nos encontramos con que no hay bibliografía producida, no es un problema para ellos, no hay nada. La supremacía académica blanca normalizó una injusticia, una desigualdad. Para ellos es normal; como consideran que la universidad es creación de los blancos y siempre será así, pues es natural que no estén profesoras y profesores afrodescendientes. Estamos partiendo desde ese vacío de conocimiento y nos toca producir ahora datos cuantitativos y cualitativos.

Usted también ha dicho que las universidades públicas son laicas sólo en apariencia. ¿Por qué?

Porque la mayoría de las universidades públicas, tanto las republicanas que surgieron en el siglo XIX posindependencia como las que se crearon en el boom de la sustitución de importaciones entre los año 50 y 70 del siglo XX, supuestamente para producir la industrialización de América Latina con el modelo de universidades industriales o politécnicas y en el modelo cepalino de sustitución de importaciones, ambas universidades son gestionadas por comunidades religiosas o espirituales. En el siglo XIX claramente fueron los masones, con la idea de república, democracia e igualdad, y se mantienen. Ellos han ido renovándose: eran una sociedad secreta y más imperceptible, ahora ya se abrieron y uno ve en las puertas el compás y la escuadra, hay estudios que muestran cuántos presidentes masones o congresistas hubo. Varias de las universidades privadas, a su vez, son construidas por comunidades; por ejemplo, el Opus Dei está en grandes universidades privadas que tienen que ver con ciencia y tecnología estratégica en nuestros países, los jesuitas tienen tradición de formar cierta clase política y empresarial y en esto último se ha sumado el Opus Dei. Por eso lo laico es una discursividad pública que quiere aparentemente brindar garantías de neutralidad que no se dan.

¿Sería un hito si el planteo de estos universitarios afrouruguayos prospera y la Universidad de la República se declara antirracista?

Sí, sería un hito en América Latina y sobre ese principio se podría avanzar en transformaciones, en concretar eso en políticas sobre la base de la autonomía universitaria. Sería la primera universidad abiertamente antirracista en América Latina y el Caribe que yo conozca. Ojalá lo logren.

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