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Joanne Quinn.

Foto: Alessandro Maradei

Según experta canadiense, la clave del éxito de la incorporación de tecnología educativa en Uruguay es que se hizo con mirada “de sistema completo”

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Joanne Quinn, impulsora a nivel mundial de la metodología para lograr “aprendizajes profundos”, afirma que el país sigue siendo ejemplo en el mundo en la temática.

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Junto a Michael Fullan, ambos canadienses, Joanne Quinn es una de las referentes de la red Liderazgo Global-Nuevas Pedagogías para el Aprendizaje Profundo. Se trata de un espacio que pregona por la adquisición de seis competencias que consideran fundamentales para lograr el aprendizaje profundo (deep learning, en inglés): comunicación, colaboración, ciudadanía, pensamiento crítico, creatividad y carácter.

La red cuenta con distintos países miembros, entre los que –desde hace diez años– está Uruguay, cuya institución referente es Ceibal. Precisamente, hace unos días Quinn estuvo presente en el primer Encuentro de Innovación Pedagógica organizado por Ceibal, donde docentes de todo el país presentaron ese tipo de prácticas. Como en 2019, la última vez que había estado en el país, Quinn habló con la diaria sobre todo lo que ha pasado en estos cinco años y su impacto en el modelo educativo que buscan extender.

¿De qué manera la pandemia cambió la idea de aprendizaje profundo y la forma de lograrlo?

La pandemia cambió todo y nos enseñó mucho sobre el aprendizaje profundo. En primer lugar, las personas que no habían comenzado a desarrollarlo se dieron cuenta de lo importante que era, porque el aprendizaje tradicional no funcionó durante la pandemia. En segundo lugar, nos dimos cuenta de que los países y escuelas que utilizaban el aprendizaje profundo tenían un marco para pensar que les ayudó a diseñar el tipo de aprendizaje que tuvieron que utilizar durante la pandemia, ya sea híbrido o virtual. Los cuatro elementos del aprendizaje profundo [alianzas y ambientes de aprendizaje, prácticas pedagógicas y apalancamiento digital] aprovechan, ante todo, lo digital, lo que fue especialmente importante durante la pandemia. Otro aprendizaje fue cómo crear una relación a distancia con los estudiantes y las familias y cómo crear un entorno de aprendizaje donde los estudiantes se sientan seguros y valorados.

Otro elemento son las prácticas pedagógicas. Durante ese difícil momento los profesores tuvieron que pensar la pedagogía de otra manera, fueron más creativos y tuvieron que adaptarla a los distintos públicos. Los países donde la gente tenía este marco para pensar sobre las cosas de manera diferente parecen tener más éxito. Lograron que los estudiantes hicieran cosas productivas antes que otros. A medida que superamos la pandemia, la gente se dio cuenta de que lo que los jóvenes necesitan son competencias, por lo que hay mucho más interés en trabajar en este tipo de enfoque de aprendizaje.

Algunas de las metodologías volvieron a ser como eran antes de la pandemia. ¿Qué prácticas quedaron instaladas?

Después de la pandemia hablamos mucho de que no queremos volver atrás y, entonces, los países, las escuelas, las redes tomaron una decisión: cambiar e ir hacia adelante, o en otros lugares se centraron en recuperar lo que llamaron ‘perdido’. Lamentablemente, para afrontar la pérdida algunos volvieron a lo básico, a la remediación, a métodos muy tradicionales. Esos niños no se están poniendo al día tan rápido, pero en las áreas en las que la gente ha tomado la decisión de seguir adelante y hacer las cosas de manera diferente las pérdidas y las brechas se están reduciendo.

Como si eso fuera poco, luego llegó la popularización de la inteligencia artificial (IA) generativa. ¿Cuáles son los desafíos que surgen para la educación de esa tecnología?

El desafío que surge de la IA es lo desconocido. Es potencialmente un enorme disruptor, y cuando digo ‘disrupción’ puede ser para bien o para mal. Ante cualquier cambio, la gente tiende a retraerse a lo que ya conoce y a alejar lo nuevo. Creo que ahora estamos en la etapa de aprendizaje, en la que estamos hace varios años, en la que aquellos que fueron los primeros en adoptarla, aquellos que estaban interesados en lo tecnológico, están viendo el potencial y los beneficios y están comenzando a darnos algunos buenos ejemplos. La mayoría de la gente todavía está aprendiendo. Cuando algo es nuevo, uno tiende a observar todos los problemas potenciales, porque los beneficios están muy lejos en el tiempo, pero los problemas están aquí hoy.

Escuchamos a los profesores preocuparse por cosas como que los estudiantes van a hacer trampa en un ensayo y no presentarán su propio trabajo. Todos esos son aspectos para los que podemos tener soluciones, y si conocemos a nuestros estudiantes, sabemos si ese es su pensamiento o no. Entonces, esa es sólo una reacción temporal. Creo que a medida que tengamos más ejemplos de lo que la IA puede hacer para ayudar en las aulas y las personas experimenten eso, su miedo disminuirá, se arriesgarán e intentarán algo. Creo que es inevitable, la IA no va a desaparecer. Es como internet hace 20, 25 o 30 años, la gente en ese momento lo consideraba interesante, pero no creía que fuera a cambiar la forma en que hacemos las cosas. Y lo ha cambiado todo. Esto será lo mismo, pero más rápido.

¿Qué cambios traerá la IA para las seis competencias que plantea el método del aprendizaje profundo?

Esas competencias penetran en todo lo que hace la gente. Sin embargo, crear un pensamiento crítico es realmente crucial en un mundo habilitado por la IA, porque los profesores y los estudiantes deben poder discriminar entre lo real, lo falso y mucho más. También afecta el carácter, porque habrá que tomar muchas decisiones éticas. Por lo tanto, deben llevar esas habilidades a ese mundo habilitado por la IA y también a la ciudadanía, porque la IA debe usarse para lograr una mayor equidad en el acceso al aprendizaje y a los recursos. Pero podría tener el efecto contrario si no somos buenos ciudadanos.

Cuando pienso en la comunicación, por supuesto, va a cambiar dramáticamente. Con quién nos comunicamos, cómo recopilamos conocimientos, cómo los sintetizamos, cómo los compartimos, cómo enseñamos la IA y le proporcionamos los nuevos conjuntos de datos que necesitará. Por lo tanto, potencialmente cambiará todo lo relacionado con la comunicación. La colaboración, por supuesto, porque utilizamos conocimientos de todo el mundo mientras nos conectamos con ChatGPT y otras aplicaciones. La colaboración nos facilita tener un mundo interconectado de conocimiento, entre otras cosas.

Claramente va a impactar todas las competencias, pero también las competencias nos darán las habilidades y el conocimiento para usar la tecnología.

En Uruguay se dio una transformación curricular por la que se pasó a un enfoque por competencias y se discutió sobre el vínculo con los contenidos. ¿Cómo debería ser ese vínculo?

En primer lugar, estamos muy entusiasmados de ver que Uruguay es uno de los primeros países en adoptar un enfoque curricular basado en competencias de manera práctica. Algunas personas hablan de competencias, pero no es lo que están haciendo en realidad. No es ni lo uno ni lo otro. Las competencias son las grandes ideas, las grandes aptitudes que necesitamos para poder pensar, aprender y hacer, pero aún necesitamos tener contenidos. Todavía necesitamos conocimiento. Lo que esto hace es elevar la atención que prestamos a esas competencias, porque eso asegurará que se aprendan. Siempre necesitábamos ser creativos y colaborar, pero a la antigua usanza simplemente asumíamos que eso sucedería mientras estuviéramos aprendiendo historia, biología o física. La diferencia es que ahora sabemos que estas competencias que hemos identificado abarcan todas las disciplinas.

Si nos aseguramos de que los estudiantes desarrollen intencionalmente esas capacidades, podrán manejar diferentes contenidos. La base de conocimiento está cambiando rápidamente, por ello, necesita habilidades de pensamiento crítico para poder comprender cualquier contenido o conocimiento en cada momento.

Desde ese enfoque se habla mucho de aprender cosas que se pueden aplicar a la vida real. ¿Eso quiere decir que el aprendizaje por el placer de aprender está siendo desplazado?

No, en absoluto.

¿No hay una contradicción entre esos dos conceptos?

No, lo que significa nuestro aprendizaje profundo es que no estás aprendiendo álgebra sólo porque la ecuación está en un libro de texto y estás resolviendo un problema. Es posible que estés tomando un concepto matemático, aprendiendo la técnica y luego aplicándola a algo que tenga sentido para ti. Por ejemplo, mostré un video de niños uruguayos resolviendo un problema en su escuela sobre cómo conseguir agua para su huerta. Se dieron cuenta de que el agua se estaba acumulando en el techo y usaron todo tipo de habilidades y herramientas tecnológicas para crear un sistema de filtración: usaron drones para ver lo que pasaba en el techo, crearon modelos, planos a escala, y crearon un sistema para llevar agua a la huerta de la escuela. Esos niños estaban muy entusiasmados con lo que estaban haciendo. Una vez más, no es blanco o negro. Todavía aprendemos contenidos, pero ellos querían aprender, por ejemplo, a escalar, porque necesitaban determinar el tamaño del techo y qué materiales iban a necesitar. Le da un propósito al aprendizaje. Atrae más a los niños, ya sean chicos o más grandes, porque ven que tiene alguna utilidad: no es sólo ser un buen estudiante sentado allí en la clase.

En su anterior visita Uruguay era gobernado por otro partido político. ¿Cómo vio al sistema educativo uruguayo ahora?

Sólo conozco Ceibal, así que he visto un tremendo aumento en el crecimiento y el desarrollo en los diez años que Uruguay ha estado involucrado [en la red Liderazgo Global]. Eso abarca a ambos gobiernos, y seguro continuará si hay otro cambio. Creo que el ritmo del cambio está aumentando, porque al principio la gente apenas empezaba a entender de qué se trataba. Ahora veo que se moviliza mucho más rápidamente. Cada vez hay más ejemplos dados por maestros y hay más líderes escolares. La profundidad y la extensión han sido sorprendentes, y ahora también están analizando los usos de la IA. Cualquier gobierno que esté a cargo verá que esto beneficia a los jóvenes y, en consecuencia, beneficiará a todos.

Muchas veces han hablado de Uruguay como ejemplo de la incorporación de tecnología educativa. ¿Sigue siendo así?

Por supuesto, hemos escrito sobre ello muchas veces. En nuestro libro más reciente, que se publicó el año pasado, incluimos un estudio de caso y hemos hablado y escrito sobre ello en muchos lugares diferentes, como un buen ejemplo de cambio. Creo que una de las fortalezas es que no han abordado un cambio tecnológico sólo como tecnología, lo han abordado también desde la pedagogía, la capacidad y los recursos de los docentes. Están utilizando lo que llamamos ‘enfoque de sistema completo’, y por eso creo que ha ido tan bien. Viajo a muchos países y los equipos que conozco aquí son muy muy creativos. No sé si es algo propio de los uruguayos, que son muy creativos en cuanto a cómo involucran a la gente y cómo utilizan sus recursos.

La red ha crecido en el último tiempo, ¿cuál es la proyección para el futuro?

En el mundo, pasamos los primeros diez años construyendo clusters en ciertos países, y nuestro objetivo siempre fue desarrollar la capacidad interna en cada país, para que hagan este cambio ellos mismos con nuestro apoyo, y eso está sucediendo. Ahora Uruguay está ayudando a desarrollar capacidades con otros países y lo estamos haciendo en diferentes partes del mundo. Nuestro objetivo es apoyar proyectos de cambio a gran escala y de cambio de todo el sistema. Y también pensamos en recurrir a estas personas con las que hemos trabajado a lo largo de los años para apoyar ese cambio, porque cuando las personas ven ejemplos es mucho más probable que piensen que pueden hacerlo por sí mismas. Por ejemplo, Chile ha estado aquí varias veces, gente de aquí también ha estado en Chile, y están avanzando más rápido porque pudieron verlo en acción. Y hay otros países, como Honduras, donde pasa lo mismo. Al construir la red localmente, el contexto tiene más sentido. Cuando comenzamos, Uruguay era el único centro aquí en Sudamérica, por lo que tenían que hacerlo todo ellos mismos y conectarse con nuestros grupos en Australia, Finlandia o donde sea. Ahora estamos construyendo una presencia mucho más fuerte aquí.

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