Desde la mañana hasta la tarde de este martes y miércoles, Ceibal y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) llevan a cabo el segundo Encuentro de Innovación Pedagógica. Con autoridades educativas y especialistas de Uruguay y la región, se apunta a reflexionar acerca de los aprendizajes y el vínculo con la tecnología a través de talleres, conferencias y paneles de discusión, de manera presencial y transmitidos por Youtube.
Una de las actividades del martes fue el panel “Fortalecimiento de la innovación: su vínculo con políticas públicas para infancias y juventudes”, en el que intercambiaron referentes de la educación uruguaya: Fiorella Haim, presidenta de Ceibal, Bruno Gili, director del programa Uruguay Innova, y Antonio Romano, director de Políticas Educativas de la ANEP.
“Consideramos a la innovación como esas ganas de hacer las cosas distintas, no solo por hacerlas distintas, sino con el fin de lograr mejores aprendizajes, más enganche en nuestros estudiantes, que se sientan motivados y, en consecuencia, que aprendan más”, aseguró Haim, ante la pregunta de apertura del panel sobre qué significa para cada uno la innovación. De acuerdo a la presidenta de Ceibal, desde allí es algo que intentan “promover, dar formación y visibilizar”, para “contagiar” las ganas de innovar y “mostrar caminos posibles”.
“Innovar está asociado a la creatividad, buscar aprovechar las oportunidades, adaptarse rápido a los cambios para obtener los propósitos que estábamos buscando”, complementó, por otra parte, Gili. En tanto, Romano identificó un problema en el camino de la innovación: “El problema no es la innovación, sino las coordenadas por las cuales estamos ubicados como sociedad, en las que parece que el tiempo futuro parece haber abandonado el horizonte de construcción de una sociedad diferente y lo que pensamos es cómo administrar mejor lo que existe”.
De acuerdo al jerarca de la ANEP, este problema “genera una situación muy complicada en el escenario educativo, porque la educación siempre sostuvo esa promesa de un futuro distinto, pero estamos ubicados en sociedades en las cuales parece que esta puerta no está del todo abierta, sino más que bien que está clausurada”.
Sin embargo, más adelante y ante la pregunta de cuáles son las acciones concretas que lleva adelante cada institución de la que los panelistas forman parte, Romano continuó la idea: “Es todo un desafío plantear desde qué lugar se piensa a la innovación. No puede hacerse si no es en relación a la tradición y eso supone una tensión entre cambio y permanencia, entre conservación e innovación”.
La preocupación de Romano radica en la pregunta de “cómo hacemos en la tensión de tratar de dar respuestas a lo que la sociedad demanda y lo que el sistema educativo viene haciendo y hace lo mejor que puede”. En ese sentido, el jerarca llegó a la conclusión de que “no se puede enseñar siempre lo nuevo; hay cosas viejas que también tienen mucho valor, pero no hay que limitarse a eso porque hay cosas que quizás ya no conecten con las nuevas generaciones”.
Por esta razón, planteó la necesidad de que haya “un diálogo intergeneracional”: “Dar lugar a lo nuevo para interpelar a las nuevas generaciones y darles otro lugar en el mundo, pero desde un lugar de no sentirnos culpables porque no estamos con el último grito de la moda ni respondiendo a todas las demandas que plantea la sociedad”, dijo. Finalizó con la afirmación de que “podemos seleccionar y definir qué es lo relevante para formar un ciudadano crítico”, ya que al fin y al cabo, la educación “sigue siendo ese proyecto”.
Por otra parte, Gili manifestó que desde Uruguay Innova lo que se hace para innovar es la “articulación”: “potenciar lo que Uruguay ya estaba haciendo”, pero muchas veces con “esfuerzos no coordinados”. “El sistema educativo tiene un doble rol, que es influir y construir una sociedad mejor, pero enfrenta cosas que no controla. Sin innovación, ese proceso de adaptación de la realidad para que cambie es imposible”, aseguró. Para Gili, el sistema educativo del país tiene muchos “retos” y, por ende, desde Uruguay Innova lo que hacen es “apoyar a los agentes de cambio que están ocurriendo, que son las direcciones como ANEP y Ceibal, intentando poner mejores recursos, mejores políticas públicas, levantar trabas, para que ocurra ese proceso de cambio que están dirigiendo desde cada uno de esos ámbitos”.
“La innovación como una forma de cuidar las trayectorias, el derecho a la educación, de eliminar brechas”, continuó Haim, y ejemplificó con alguna de las experiencias que, junto a Ceibal y a ANEP, posibilitan que entre “luz” a la educación y la innovación: “Gurises con dificultades para concentrarse, pero que con un robot empezaron a mejorar en matemática; chiquilinas que dicen que la ciencia era para genios y que a partir del trabajo con Ceibal se dieron cuenta de que les gustaba programar las placas micro.bit y tomar la decisión de ir al bachillerato de informática de UTU como forma de tener un futuro diferente y hacer un aporte distinto al país”, narró.
Inteligencia artificial y educación
“IA [Inteligencia artificial] desde la práctica docente: desafíos, aprendizajes y horizontes posibles”, se llamó una de las conferencias del día, a cargo de la doctora en Educación Mariela Questa Torterolo.
Así como lo dicen las palabras del título de la charla, la doctoranda se encargó de llevar a la instancia preguntas que los y las docentes suelen hacerse en el aula ante la expansión de la IA: “¿Prohibimos la tecnología? ¿Nos convertimos en policías del aula para ver si la usaron o no? ¿Lo ignoro y corremos el riesgo de volvernos irrelevantes?”. Para Questa Torterolo, si bien es “una encrucijada que genera mucha tensión, porque no estábamos preparados para esto”, es necesario “entender la interacción de los estudiantes con estas tecnologías”.
Es así que, de acuerdo a la conferencista, uno de los mayores desafíos es la “incertidumbre pedagógica frente a la IA”. “Antes de decidir qué hacer es necesario tener un momento de honestidad frente al uso de la IA: hay que empezar por el punto de partida de dónde nos encontramos en nuestro nivel de competencia digital para enfrentar estos desafíos”, aseguró.
Para ello, señaló que la “autoconciencia” es “fundamental” y que un punto crucial es “el trabajo en comunidad” para reflexionar en conjunto sobre este momento de la historia. A partir de entonces se debe pasar a la etapa de los aprendizajes: “cambiar el chip como docentes. Pasar de la pregunta de cómo controlo la IA a cómo profundizo el pensamiento crítico de mis estudiantes con la IA”.
De acuerdo a Questa Torterolo, “la innovación no reside en la herramienta, sino que es la intención pedagógica que le damos a ese uso de la herramienta” y esa es la “guía” para replantearse como docentes.
En este marco, planteó algunos aprendizajes concretos para incorporar la IA a la tarea pedagógica: que sea vista como una “chispa creativa” y, por tanto, que aporte a la docencia “no para hacer las tareas más fáciles, sino para generar innovaciones educativas”. “La IA nos da el qué, pero nosotros y los estudiantes tenemos que poner el cómo y el porqué de estas tareas”, sostuvo, y agregó: “También puede ser objeto de crítica usarla para analizar otras cosas”.
Entre otros aprendizajes, para la docente, el objetivo superior es “forjar la ciudadanía digital”: “fomentar la participación de los estudiantes y un punto de vista ético”. “Mejorar las prácticas pedagógicas y, a la vez, potenciar a la IA para que nos dé mejores respuestas. Y eso es un ganar-ganar”, complementó.
A su vez, reiteró la importancia de construir comunidad y compartir los conocimientos que se van produciendo en la propia práctica, de “generar espacios para pensarlos e intercambiar aprendizajes para plasmarlo en las aulas y en publicaciones”.
Para cerrar, Questa Torterolo manifestó que el “horizonte final” es “demostrar nuestra humanidad” y “pensar un horizonte posible en el que somos protagonistas”. Y para probar que “somos humanos”, la doctoranda enfatizó la necesidad de “estar en el aula, enseñando a cuestionar la narrativa que nos trae la IA y cualquier otra tecnología educativa y que los estudiantes vean los logros de la humanidad”. “Seamos artífices de la mentalidad crítica”, finalizó.