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Daniel Martínez.

Foto: Federico Gutiérrez

Daniel Martínez: “La austeridad es un deber moral”

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El precandidato del FA habló sobre el Partido Socialista, las elecciones internas y sus propuestas programáticas.

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Ante un escenario económico desfavorable, el precandidato del Frente Amplio (FA) Daniel Martínez se propone transitar tres caminos: lograr que el gasto público sea menor que el crecimiento del país, la austeridad y la transversalidad. Asimismo, no descarta la participación de la oposición en el gobierno. “Si el FA no tiene mayoría absoluta va a tener que negociar, a eso no hay vuelta que darle”.

Los niveles de aprobación de este gobierno no son tan altos. ¿Dónde cree que estuvieron las fallas?

Hay una cosa que impresiona, y es que la caída de popularidad del gobierno de Tabaré Vázquez fue cuando declaró la esencialidad de la enseñanza. Sin dudas, ese fue un tema bien polémico. Cuando se logra un nivel de crecimiento y de satisfacción de necesidades tan importante, como se logró a lo largo de más de diez años, y luego se da un parate en la región, comienzan las crisis financieras y los países empiezan a complicarse, mucha gente no se da cuenta de que eso que pasa en el mundo afecta al país.

¿Le ha faltado conducción política al gobierno?

Eso es algo que ha reiterado mucho la oposición. El discurso de la oposición se caracteriza por dos cosas: la idea de que está todo mal y que le faltó conducción al gobierno. Uruguay tiene una base, una estabilidad macroeconómica que no ha tenido en su historia, y que nos permite pensar de forma diferente; eso no se hace si no es con conducción. Alguno podría decir que le gustaría más que el presidente estuviera presente en algunas cosas, pero el problema son los resultados concretos. Los resultados nos muestran que no es todo un desastre.

En algunas oportunidades ha manifestado discrepancias con esta gestión. ¿Cómo es su vínculo con Tabaré Vázquez?

Bien, excelente. Con lo que es la gran conducción no tengo diferencias; si me decís con temas puntuales sí, puedo tener mis matices. Yo tampoco dije que [Eduardo] Bonomi se tiene que ir, sólo dije que cumplió un ciclo y valoro positivamente muchas cosas que hizo. Es parte de la lectura de lo que yo entiendo que es la realidad, pero no es que discrepe globalmente con todo lo que hace ni nada por el estilo. Con Tabaré me llevo muy bien. Hablé con él el martes pasado.

¿Habló con él de la campaña?

Sí, yo le pido consejos directamente. Le pregunto: “Che, ¿qué te parece tal cosa?”. Para mí es un referente y una persona que realmente demostró y aportó muchísimo a nuestro FA, y sin duda tiene un olfato electoral que es muy interesante.

Algunos señalan a la precandidata Carolina Cosse como la candidata oficial, ¿le hubiera gustado ocupar ese lugar?

Tabaré se ha cuidado mucho de decir a quién apoya. En todo caso [su apoyo] es, por lo menos, repartido. Además, eso está en él, y voy a respetar lo que haga. Mi relación con Tabaré más que buena es excelente, y con él he tenido tres conversaciones en este período y siempre ha sido buscando ayudar, construir, colaborar, como supongo que habrá hecho con los cuatro candidatos. Sinceramente, no siento que haya favoritismo por ninguno.

Eduardo de León y Guillermo Fraga renunciaron al Partido Socialista [PS]. En su carta de renuncia, De León planteó que a partir del resultado de las últimas elecciones en el partido se instaló una cultura política que “es antagónica con la identidad socialista democrática e histórica”. ¿Coincide?

No leí la carta. En el PS se dan debates hace muchos años entre las diversas corrientes. En algún momento hasta los debates y los enfrentamientos fueron salvajes. A veces fueron discusiones de escaso contenido ideológico y mucho más de lucha de poder. El PS ha alimentado el debate en la izquierda. A mí me pasaba que muchas veces no coincidía con De León, pero era un tipo imprescindible, porque te salía con cosas que te obligaban a pensar tanto a favor como en contra. Un partido que no tiene debates ideológicos es un partido muerto.

¿Cómo ve el cambio en la conducción del partido que hubo con Gonzalo Civila?

Fue lo que decidió la gente.

¿Y a usted qué le parece?

Por el lugar en el que estoy, cada vez me encargo más del FA que del PS.

¿Se siente precandidato del PS?

No, me siento precandidato de 18 grupos.

¿Se desafiliará del PS si llega al gobierno?

No, no veo por qué lo haría. Tengo afectos históricos, creo que ha sido un partido que no siempre le embocó, pero siempre ha aportado una visión con la que coincido en lo sustancial. Uno también es su historia, sus afectos, y para mí todo eso pesa.

¿Es un hecho que la fórmula va a ser paritaria?

Espero que sí. En el plenario la gente va a tener que levantar la mano. Gane quien gane, el candidato siempre incide en la fórmula. Lo que hay que buscar es una fórmula que sea paritaria y que logre complementar el perfil del candidato para que sea la opción más atractiva desde el punto de vista electoral.

¿La idea sería anunciar la fórmula apenas se sepa el resultado de las internas?

Creo que sería bueno hacerlo lo antes posible. Creo que es lo mejor, porque si no, todos hablamos en vez de empezar a trabajar en la campaña.

¿Cuánto peso va a tener el Movimiento de Participación Popular [MPP] enla definición de la fórmula?

Lo que las conversaciones indiquen. No creo que sea bueno que los grupos tengan peso [en la decisión] según sus intereses sectoriales, sino que hay que pensar en algo que implique cuál es la mejor fórmula para el FA.

¿Qué opina del acuerdo educativo que viene impulsando Eduy21?

El aporte de Eduy21 será bien tomado, como cualquier otro, pero tenemos que discutir a agenda abierta todos los sectores políticos y los actores sociales involucrados. No me metería en la reforma institucional. Para mí eso es partir con el sistema bloqueado.

¿Piensa que Fernando Filgueira puede aportar a un futuro gobierno?

Sí, es una persona muy valiosa. Es un sociólogo más que destacado, tengo amistad con él.

Si gana las internas, ¿estaría dispuesto a debatir con los candidatos de la oposición?

Sí, ya lo he dicho.

Daniel Martínez.

Foto: Federico Gutiérrez

¿Debatiría con todos a la vez?

No. Eso fue lo que propuso la Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos en 2014. Eso no es democrático. En ese momento iba a ser 11 contra uno. Hizo bárbaro Tabaré Vázquez en no ir. Para mí no es debate democrático, es cualquier cosa menos eso. Mano a mano, pudiendo discutir los temas, pudiendo tener cierto tiempo para profundizar sí, pero que tengan de tieso al [candidato] del gobierno para que todo el mundo se dedique a pegarle, ¿eso qué es? Eso no es debate.

¿Y en un escenario de balotaje?

Sí, ahí con más razón me parece. Es el debate más justificado, porque es entre los dos que pueden ser [presidente].

La política de seguridad del FA ha estado fuertemente asociada a la conducción del MPP, ¿eso va a cambiar si usted gana?

Me niego a identificar una política de Estado con un sector político. Para mí decirlo así es una herejía. Luché contra eso en la intendencia. Somos un equipo con un programa y con un liderazgo que la gente votó, punto. Creo más en el laburo de equipo.

Uno de los temas presentes en la agenda de esta campaña es la reducción del déficit fiscal, ¿qué gastos reduciría?

Hay un camino que es el que va a aportar más y dos caminos que aportan menos: uno es ético y el otro es conceptual. El primero es ir monitoreando y que el gasto público sea menor que el crecimiento del país, de forma de generar una brecha. Por ejemplo, si el país crece 2%, el gasto público tiene que crecer 0,8% o 1%, más de eso no, para ir reduciendo. El primer tema es el rezago. El segundo tema, que es ético, es la austeridad, pero no un shock. Me niego a conceptualizar la austeridad como un shock. La austeridad es un deber moral y ético de cualquier persona que tenga una responsabilidad en el Estado, porque está usando plata de la gente. Entonces, despilfarro, gorduras, gastos al santo cuete en el fondo son inmorales, y uno tiene que medir que el gasto logre el objetivo. Eso no te va a reducir 1% el déficit fiscal, tal vez te contribuirá 0,1%. Tercero, la transversalidad que proponemos va a implicar un presupuesto por programa. Lo que importa es generar una política que implique objetivos globales y transversales para todo el país. Eso implica tener un programa en el que varios ministerios aportan, pero es un programa y seguramente eso va a implicar también sacar gorduras. Por eso yo hablo de presupuesto por programa, no por incisos. Hay que orientar por objetivos, y eso va a lograr contribuir con reducciones.

Esta semana salió la noticia de que hubo un crecimiento nulo de la economía uruguaya durante el primer trimestre del año. ¿Qué medidas tendría que tomar el próximo gobierno?

Ante eso uno tiene que generar políticas contracíclicas, pero, sobre todo, lo más importante es para dónde va el mundo. Uno no puede hacer medidas que sean de parche; a veces hay que tomar ciertas medidas de emergencia ante situaciones concretas, pero hay que pensar siempre en clave estratégica. Por eso cuando se dice “vamos a crear tantos miles de empleos”... hay que ver cómo, cuánto van a durar y cuánto van a ganar. El camino estratégico del país es hacer empleos de calidad. Por eso nuestra propuesta es capacitar y recapacitar a 80.000 uruguayos y uruguayas por año para lograr mejorar las condiciones que nos permitan generar empleos de más calidad, que haya gente que haga emprendimientos, y hacer cosas diferentes con la orientación de políticas activas, con políticas públicas.

El ingreso del empresario Juan Sartori a la política partidaria ha convulsionado la interna blanca. ¿Ha sido positivo o negativo para el FA que el foco se centre en los cruces de los precandidatos nacionalistas?

La interna blanca siempre es mucho más agresiva que la interna frenteamplista. Desde el punto de vista de que el FA tiene un programa común, con candidatos que no se dan por la cabeza es una fortaleza, pero todo el mundo habla de la interna del otro lado. No sé, te lo digo el 30 de noche o el 1º de mañana.

¿Qué opina del fenómeno Juan Sartori?

Una cosa es si te gusta o no te gusta y otra es qué opinás desde el punto de vista democrático. Ahora, filosóficamente no estoy de acuerdo con el clientelismo y con jugar con las necesidades de la gente. Creo en el empoderamiento de la gente y en darle oportunidades.

Si gana el FA sin mayoría parlamentaria, ¿armaría un gabinete con la oposición?

Vuelvo a decir que me importan más los acuerdos nación y a largo plazo. Eso que le faltó a Uruguay toda la vida: pensarse en clave estratégica de largo plazo y lograr acuerdos políticos que permitan dar continuidad gane quien gane. Si el FA no tiene mayoría absoluta va a tener que negociar, a eso no hay vuelta que darle. Si eso termina en la participación de la oposición, tendría que ser con las mismas condiciones, ¿no? Tampoco gente que vaya a hacer trabajo político-partidario, sino que sea parte de un proyecto acordado.

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