(Hoy es 16 de agosto. Faltan 72 días para las elecciones nacionales)
Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.
No es fácil evaluar las propuestas de los principales contendientes por la presidencia, y las perspectivas que se plantean para el próximo período de gobierno. Uno de los problemas es que la sinceridad total puede ser suicida en una campaña, y todos los candidatos con chance tratan, en mayor o menor medida, de dorar la píldora que nos ofrecen.
Esto se hace de distintas maneras: en términos de discurso, el colorado Ernesto Talvi se muestra mucho más dispuesto al diálogo con el Frente Amplio que el nacionalista Luis Lacalle Pou; sin embargo, cuando nos fijamos en las intenciones declaradas por Ana Inés Zerbino y Azucena Arbeleche, que son sus respectivas candidatas a ministras de Economía, la colorada expone con mucha mayor crudeza criterios contrapuestos a los del actual gobierno. Según el frenteamplista Mario Bergara, se trata en definitiva de dos propuestas liberales muy parecidas, que asignan al Estado un papel subsidiario. Por lo tanto, prevé que si se llevaran a cabo afectarían gravemente las perspectivas de crecimiento económico del país, y con ellas la estabilidad y los avances sociales logrados en los últimos 15 años.
De todos modos, Bergara también está en campaña, y cuando dice que, ante la necesidad de reducir el déficit, hay que ser muy cuidadoso para no generar un impacto negativo sobre los procesos de crecimiento económico, y proceder gradualmente, queda más claro lo que considera inconveniente que lo que propone hacer.
Algo parecido sucede con las recientes declaraciones de Lacalle Pou en Colonia, donde dijo que si llega a la presidencia no se propone derogar la ley de interrupción voluntaria del embarazo, pero que sí impulsará una “agenda provida”, con distintas políticas tendientes a evitar que se llegue a la decisión de abortar. Más allá de las explicaciones al respecto planteadas por Pablo da Silveira, asesor y coordinador de programa del candidato nacionalista, hay algunas cuestiones de fondo a las que sería más claro -pero menos productivo electoralmente- llamar por su nombre: el término “provida” identifica en todo el mundo a quienes están en contra de que el aborto sea legal.
Cabildo Abierto (CA), el partido del ex comandante Guido Manini Ríos, no parece tener probabilidades reales de competir por la presidencia de la República, pero también incurre en cierto maquillaje electoral de sus propuestas, presentadas ayer. Por ejemplo, es bastante discutible, y un obvio anacronismo, que por un lado insista en el carácter literalmente “artiguista” de su programa, y por otro ubique a este en el marco de la economía de mercado y el “respeto generalizado por la propiedad privada”.
En algunas áreas hay mayor candor, como cuando CA plantea mejorar la seguridad pública mediante patrullas nocturnas en las que participen militares retirados, o facilitar la tenencia de armas; y es transparente el enfoque de la cuestión carcelaria, en el que parece que lo más -o lo único- importante en relación con las personas privadas de libertad es custodiarlas.
Hasta el lunes.