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Lucía Etcheverry.

Foto: Ernesto Ryan

Lucía Etcheverry, senadora electa por el MPP: “Tenemos más que probada la capacidad de diálogo y de gobernabilidad en el FA”

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La legisladora opina que la coalición de gobierno demostró “poca apertura a construir acuerdos” en este período.

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El Movimiento de Participación Popular (MPP) se posicionó como la lista más votada de las elecciones nacionales y tiene la representación mayoritaria en la bancada del Frente Amplio (FA), tanto en el Senado como en Diputados. La diputada Lucía Etcheverry, que es una de las nueve figuras del sector que ingresarán a la cámara alta, valoró en entrevista con la diaria que si “crece el MPP, crece el FA y lo hace con apertura”.

En esta segunda etapa de cara al balotaje, Etcheverry opina que lo que está en juego es quién lleva las propuestas para que el país “crezca, cuide, garantice el ejercicio de derechos e incorpore otras miradas”. “Para nosotros eso es el FA y eso implica que vamos a conversar con todo el mundo”, resalta.

En ese sentido, considera que la gobernabilidad está asegurada si gana el candidato frenteamplista Yamandú Orsi porque así lo demuestra su trayectoria en la Intendencia de Canelones y su rol en la campaña. En cambio, entiende que la tónica del candidato nacionalista Álvaro Delgado y los socios de la coalición de gobierno ha sido el “señalamiento, el agravio y la soberbia”.

El FA ganó la mayoría parlamentaria en el Senado, aunque no lo hizo en Diputados. ¿Cuál va a ser la estrategia en caso de que Yamandú Orsi gane el gobierno?

Estoy realmente convencida de que Yamandú y Carolina [Cosse] van a ganar. En esta elección ya no se trata de los partidos, eso es la expresión en el Parlamento, que ya está definida, ahora la gente tiene que elegir entre dos proyectos de país, pero sobre todo tiene que definir quién va a liderar. En este escenario, por un lado, tenemos al FA con mayoría en el Senado, que es muy importante por las características que tiene está cámara de expresión nacional y porque define la integración de los organismos, como son los entes autónomos, los servicios descentralizados, los embajadores y los tribunales. Por otro lado, el FA, como lo definió [Liber] Seregni, siempre fue un partido constructor; constructor de propuestas y de acuerdos, con una mirada de país. En ese sentido, Yamandú tiene la característica de ser alguien con mucho equilibrio entre la osadía y la audacia y la mesura, la necesidad siempre de escuchar y acordar. Eso siempre lo hizo, incluso en la intendencia, cuando hubo posibilidades de tomar decisiones que dependieran solamente del Ejecutivo, él siempre convocó para conversar.

¿El FA entonces tiene que adoptar una postura dialoguista?

Siempre la tuvimos. Esta fue mi primera experiencia en el Parlamento y siempre tuvimos apertura al diálogo y capacidad de propuestas. Recibimos propuestas que intentamos mejorar, fuimos a conversar sobre eso con la coalición, hay muchos ejemplos. No tuvimos, si se quiere, reciprocidad. No hay que pensar sólo en el pleno de las cámaras, hay que pensar que acá hay comisiones que tienen integración con todos los partidos y trabajan basadas en el diálogo entre los legisladores. Tuvimos muchísimos acuerdos en esas comisiones, pero cuando íbamos al pleno [la coalición] cambiaba la posición porque había llamado el Poder Ejecutivo. Eso te muestra la poca apertura a construir acuerdos.

¿La fuerza política tiene que generar acuerdos con otros partidos desde ahora?

Sí, por supuesto. Nosotros vamos a conversar con todos, lo dijo Yamandú. Lo hicimos siempre y lo vamos a seguir haciendo más que nunca porque las identidades partidarias, las afinidades en las creencias y en la ideología ya se definieron el 27 de octubre. Ahora estamos en otra definición, que es quién lleva las propuestas de un país que crezca, que cuide, que garantice el ejercicio de derechos, que incorpore realmente otras miradas. Para nosotros eso es el FA y eso implica que vamos a conversar con todo el mundo.

Y en el caso de que Delgado llegue al gobierno, ¿qué postura debería tomar el FA teniendo en cuenta el peso que va a tener para la gobernabilidad en el Senado?

La gobernabilidad tiene mucho más reaseguro si gana Yamandú porque hay prueba de ello en su trayectoria anterior y en toda la campaña, a diferencia de Delgado y de los partidos que lo acompañan, por lo menos respecto de la dirigencia. En la coalición de gobierno ha sido permanente el señalamiento, el agravio, y [hubo] un manejo bastante soberbio. De hecho, en el discurso de euforia del domingo, Delgado planteó: “Somos nosotros contra”. Y nosotros no estamos en contra, estamos a favor. La historia del FA es de vocación de construcción y de diálogo; lo hicimos durante todos estos años.

¿Se podría decir que está en juego la gobernabilidad en noviembre?

Es parte de la elección. Estoy convencida de que el FA no puso palos en la rueda en estos cuatro años y no lo va a hacer. Va a hacer valer sus votos, pero además tenemos la esperanza realmente de cambiar, y la herramienta para hacerlo la tiene el FA, por su trayectoria y por sus acciones. Nosotros construimos nuestros lineamientos de programa durante dos años recorriendo cada pedacito del país, fuimos a un Congreso con más de 2.000 militantes frenteamplistas que tomaron esos insumos, marcaron énfasis, establecieron prioridades, y sobre eso hicimos toda la campaña. Nosotros no atacamos, no fuimos a criticar, fuimos a construir poniendo la oreja a los problemas de la gente. Tenemos más que probada la capacidad de diálogo y de gobernabilidad como FA.

Delgado dijo que está dispuesto a buscar acuerdos y colaboraciones con figuras por fuera de la coalición y dijo que la senadora electa Cristina Lustemberg podría unirse a un programa sobre primera infancia de un eventual gobierno suyo. ¿Qué opinás de este anuncio?

Lo decía Cristina: ser una persona siempre de diálogo y de construir acuerdos es una cosa, pero esto fue una maniobra, porque, de lo contrario, hubiera tenido una actitud diferente durante estos cuatro años. Esto me parece que lo que marca es justamente esa necesidad de construir un relato cuando no hay hechos y comportamientos que lo avalen. Vos ves que los programas de cada uno de los partidos tienen un problema interno importante. Álvaro Delgado, por ejemplo, en el tema vivienda, habla de 70.000 viviendas más, después dice ‘soluciones’, después habla de hogares. Es decir, ni siquiera tiene claro eso, pero se compromete cuando han mostrado muchas dificultades y prácticamente una parálisis de dos años y medio en un tema extremadamente sensible. Y, por otro lado, el Partido Colorado [PC] te dice que va a desaparecer el Ministerio de Vivienda. Está difícil.

Orsi y muchos dirigentes del FA dijeron que esperaban votar más en las nacionales. ¿Cómo te parece que está parado el partido de cara a noviembre?

Lo primero es que en el discurso de Yamandú como en el de Carolina hay un reconocimiento a los hombres y mujeres que dieron su tiempo en el convencimiento de que con el FA se pueden llevar adelante los cambios que necesita la gente. Segundo, me parece una muy buena señal el planteo de Yamandú de incorporar otras miradas al comando y abrirlo. Y, por último, hay señales muy importantes que tener en cuenta. Por un lado, hay un porcentaje muy alto de compatriotas que votaron solamente por los plebiscitos y que hay que incorporar. Esto está marcando claramente que la reforma de la seguridad social del gobierno no es la que la gente quiere. El FA debe establecer un diálogo, otra vez, con todos los actores, para hablar de la necesidad de reforma de toda la seguridad social, respetando lo que obviamente ha sido la expresión de democracia directa.

La exsenadora Lucía Topolansky opinó que el tema del plebiscito de la seguridad social complicó al FA y se terminó reflejando en los resultados. ¿Vos compartís esa visión?

Lucía lo que marcó es que, claramente, hubo ruido, que es obvio. Que tengas 35.000 votos solamente en el plebiscito quiere decir que hay una voluntad popular que buscaba estrictamente marcar esa posición. Ahora estamos en otro escenario. Y yo creo que lo que marcó Lucía es eso. También dijo que tenemos antecedentes de que cuando hay plebiscitos junto a las elecciones nacionales, hasta por una cuestión de logística de quién ensobra y quién no, la gente se confunde, mezcla las papeletas.

¿El tema de la seguridad social va a ser un tema central en lo que queda de campaña?

El plebiscito terminó en esta elección. El tema es que, obviamente, es una señal, como dijo Yamandú. Es casi un millón de votos. Acá hay muchísima gente que está diciendo: “Esto no me convence, no me sirve, me perjudica”. Y el FA marca la necesidad de convocar a un diálogo con todos los pilares que conforman la seguridad social. Y eso es lo que vamos a transitar. Ese diálogo, para tratar de incorporar, a partir de lo que establece nuestro programa, esas modificaciones es necesario. Pero en ese diálogo van a estar todos los sectores, también quienes votaron solamente el plebiscito.

¿Qué balance hacés de los resultados de los demás partidos de la coalición?

Excepto el PC, el Partido Nacional y Cabildo Abierto pierden respaldo. Uno dice que pierden votos, pero perder votos quiere decir que pierden respaldo. Es gente que dejó de confiar. Nosotros crecimos en votos, y eso implica crecer en confianza. En el caso de Cabildo creo que la gente evaluó su accionar y estableció claramente que no lo comparte. La situación de la exministra [Irene] Moreira en Vivienda dañó la confianza de la gente en una política en que construir confianza cuesta muchísimo. Ahí hay un conjunto de gente a la que también le vamos a hablar, porque lo que hoy está en juego es la consistencia, la coherencia, la satisfacción y la cercanía. Nosotros aprendimos de nuestros aciertos y, por eso, nuestras propuestas van más allá y buscan resolver temas que nos quedaron pendientes, pero también aprendimos de nuestros errores.

Y sobre el ingreso de Identidad Soberana, el partido del abogado Gustavo Salle, ¿qué evaluación hacés?

Salle dice que es un antisistema, pero va a entrar al sistema. Él dijo que va a acompañar lo que sea realmente una mejora en la calidad de vida de los trabajadores, los jubilados y pensionistas, los jóvenes y los estudiantes. Por ahora, tengo firmes expectativas de que va a acompañar aquellas medidas que sean en beneficio de la gente, porque si no, ¿cuál es el sentido de estar acá?

¿Qué prioridades te parece que tiene que tratar el Parlamento en el próximo período?

Recién estamos evaluando e incorporando elementos de lo que fue la expresión de las elecciones de este domingo. No hemos tenido posibilidades de tener una instancia con todos los compañeros y compañeras que vamos a ingresar a las cámaras. Así que mi respuesta es más en cuanto a la expectativa que tengo. En términos de la política de salud, hay muchas cosas que poner arriba de la mesa, y cuando digo ‘poner arriba de la mesa’, hay que conversar con los usuarios, con los trabajadores médicos y no médicos, pero también con las empresas. Hay que volver a poner al ministerio en un rol de rector protagónico, con firmeza, que tiene que hacer que efectivamente se incorporen las modificaciones para que el sistema sea un sistema integrado, que dé respuestas. Hay que resolver problemas estructurales que tiene el país. Salimos del área metropolitana y empieza a haber dificultades para acceder a determinados especialistas. No hubo una sola medida o un solo nuevo programa que fortaleciera la política de salud para ir resolviendo estos temas. Hay que sentarse a conversar con los centros de formación, con la Universidad de la República y la Universidad Católica, donde se están formando los especialistas y los licenciados en Enfermería. Necesitamos generar estímulos, trabajar sobre la ley de residencias y garantizar que en el pueblito más alejado de Uruguay puedan acceder a un médico y a un especialista. Otro tema es la salud mental. Tenemos una ley que llevó mucho tiempo de discusión, en la que participaron todos los actores, aprobada en 2017, y a la que no pudimos darle los recursos necesarios ni tampoco avanzó en su reglamentación. Pero es una urgencia. Hay que modificar realmente el sistema manicomial, con una sola dimensión de abordaje, y eso implica trabajar con la comunidad. Hay que generar dispositivos comunitarios, involucrar a las familias y a los pacientes. En vivienda hay que pensar la ley de ordenamiento territorial, generar el aprovechamiento de inversión que existe en áreas urbanas, pero ponerle a eso una lógica de instrumentos que tiendan al desarrollo mucho más armónico de la ciudad. Hay que fortalecer la capacidad de construir y de hacerse de tierra. No lo hicieron en este período teniendo instrumentos. La ley de violencia basada en género. Lo de Maldonado [suicidio de la joven víctima de una violación grupal] es terrible porque hace visible un montón de fallas de todos los actores del sistema. Eso implica que hay que mejorar instrumentos legales que tienen que modificarse. Eso es voluntad política y se construye en el Parlamento abriendo en todas las comisiones las convocatorias a todos los actores.

¿Por qué pensás que el MPP rompió todos los récords históricos y llegó a nueve senadores y 36 diputados?

Cientos y cientos de compañeros y compañeras estuvieron todo el tiempo trabajando en los territorios y trillándolos. Obviamente con una intensidad mucho más fuerte en la campaña electoral, pero durante todo el período. Fuimos parte de ‘El FA te escucha’, y eso fue lo que seguimos haciendo a lo largo de este período. Creo que el resultado realmente es una respuesta a esa militancia, a esa característica de inserción territorial que siempre ha tenido el MPP. Crece el MPP, pero crece el FA y lo hace con apertura. Nosotros hemos sido siempre una puerta de entrada al FA, que es la herramienta fundamental.

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