“Tenemos un enorme debe en la formación en género y derechos humanos en lo que respecta a las personas trans y a todas las identidades”, dijo a la diaria Juan Mila, director de la Licenciatura en Psicomotricidad de la Universidad de la República (Udelar).
La carrera que Mila dirige organizó un seminario llamado “Identidad y cuerpo. Abordando la salud de las personas trans”, que tuvo lugar en el Hospital de Clínicas.
Mila contó que cuando se organizó este espacio de formación muchos de sus colegas empezaron a hacer bromas y surgieron una serie de “defensas maníacas” en muchas de las personas que trabajan con él. Esto confirmó lo que Mila sospechaba desde hacía tiempo: es necesario formar a los docentes de la licenciatura.
Hace un tiempo, esta licenciatura se contactó con Inmujeres, del Ministerio de Desarrollo Social, para trabajar en cuestiones de género. Actualmente están en etapa de planificación. “El tema de género no atraviesa los programas de estudio, lo que hace que respondamos con los peores estereotipos que cada uno de nosotros trae. No hay que olvidar que somos personas que trabajan con personas. Necesitamos que nos auditen sobre género porque es la única forma que tenemos de avanzar”.
El especialista comentó que el seminario surgió después de que Daniel Márquez, referente de la Unidad Docente Asistencial (UDA) del Hospital Saint Bois que se especializa en atención a personas trans, le planteara la posibilidad de trabajar en conjunto.
“Como sociedad, y desde la academia, tenemos que hacer una deconstrucción de los ciclos de estigmatización de la población trans, y construir desde una mirada de derechos y de no patologización de una realidad”, destacó.
Mila sostuvo que “hay varias técnicas que se pueden usar para aportar a que las personas trans se sientan a gusto con sus cuerpos”. Asimismo, aseguró que el trabajo tiene que estar dirigido a cada persona y, si bien se pueden hacer cosas en grupo, el abordaje tiene que ser individual.
Para las personas trans muchas veces la mirada del otro y “la necesidad de afirmación de su identidad” pesan. “Son personas que suelen ser muy vulneradas en sus derechos, y muy discriminadas por toda la sociedad”.
Los psicomotricistas piensan en los individuos como “una globalidad”. “Podemos intervenir con distintas técnicas para que se sientan bien. Estas mediaciones consisten en técnicas de relajación, técnicas lúdicas o mediaciones musicales, entre otras cosas, que sirven para acompañar los cambios corporales que generan los tratamientos. La persona tiene que readecuarse a su nueva realidad corporal. La toma de conciencia corporal también aporta para el fortalecimiento en la toma de decisiones”.
El especialista explicó que estas técnicas pueden aplicarse en cualquier etapa del proceso, y que son clave porque ayudan a “provocar una reflexión de cómo va a ser en el futuro” el abordaje integral.
La idea de Mila es que la licenciatura empiece a trabajar junto a la UDA del Hospital Saint Bois. Hasta ahora no tenían experiencia particular con personas trans, pero sí han tenido instancias con otro tipo de colectivos o grupos poblacionales, lo que les da un grado de experiencia que puede ser trasladable.
En el seminario también se intercambió sobre cuestiones asociadas a la voz. Esteban Moreira, fonoaudiólogo de la UDA, comentó a la diaria cómo se trabaja la voz en la unidad. Dijo que “se trata de adaptarla a la identidad”. “Cuando alguien se siente disconforme con su voz el objetivo es trabajar para lograr algunas modificaciones que aporten en este sentido”.
Se trabaja también en la prevención de patologías. Por ejemplo, para las mujeres trans tener una voz más aguda, “asociada a lo femenino”, acarrea modificaciones que afectan el esquema corporal vocal, la respiración y la postura, lo que puede terminar en una disfonía u otras patologías de las cuerdas vocales. Lo mismo pasa cuando los varones trans tratan de forzar la voz.
Desde su disciplina, Moreira apoya los procesos de adaptación de la voz para que estas complicaciones no se presenten. El especialista explicó que para los varones trans es más fácil alterar la voz porque los tratamientos hormonales provocan modificaciones tales como el ensanchamiento de la caja torácica, la ganancia de masa muscular y el ensanchamiento del cuello. Esto hace que “la voz logre una tonalidad más grave, que resulta más acorde con la identidad”. En cambio, en las mujeres trans el cambio vocal “es más difícil porque las hormonas no producen cambios orgánicos que aporten para modificar la voz”.
Sobre la duración de los ejercicios, dijo que estos varían de acuerdo a cada persona; pueden ser sesiones semanales o quincenales de 45 minutos, que se extienden tanto como lo requiera cada caso. “Cuanto más se entrene, los cambios se ven más rápido”. Por eso la mayor parte del tratamiento depende de la persona y de su constancia para realizar los ejercicios.
Moreira sostuvo que muchas personas trans manifiestan incomodidad con su voz porque no la consideran propia. Esto genera que “no puedan hablar en determinadas horas del día”. “Por ejemplo en la mañana, cuando la voz es más grave, las mujeres trans tratan de evitar comunicarse”. Sobre su trabajo explicó que, al no ser invasivo, se puede hacer con todas las personas, incluso con aquellas que por distintas razones no pueden o no quieren acceder a tratamientos de hormonización.
La formación médica
Según Márquez, la necesidad de fortalecer la formación en estos temas corre para todas las carreras y es un desafío que deberían asumir tanto el área de la salud como todas las demás. “Los médicos tenemos que mejorar nuestra formación, pero también tienen que hacerlo los demás profesionales. La cuestión de género debe estar presente en la currícula de todas las carreras”.
Dijo que en la carrera de Doctor en Medicina en lo curricular no hay formalmente formación en materia de género ni identidades trans; sólo se brinda conocimientos vinculados con la atención integral a personas trans en materias electivas u optativas.
“La importancia de generar acciones en la currícula radica en que muchas veces en el quehacer médico nos encontramos con problemas de salud de las personas trans y no tenemos la sensibilidad ni las herramientas suficientes para abordarlas”. Y agregó: “Me refiero a la formación para poder abordar, por ejemplo, la migración de siliconas industriales, la hormonización, la violencia vinculada al trabajo sexual, el vínculo de estas personas con el consumo problemático de sustancias, etcétera”.
Si bien la incorporación de materias optativas es un avance, “es muy importante que llegue a la universalidad de los estudiantes, para que puedan tener mejores herramientas para poder abordar cuestiones de género, diversidad sexual e identidades”.