Una nueva alerta feminista se realizó en la noche de este jueves para denunciar el femicidio de Silvana Alonso, de 28 años, ocurrido el martes en el barrio La Paloma de Montevideo. La mujer fue asesinada de varios disparos por su ex pareja, un hombre de 49 años que tenía denuncias por violencia doméstica. Por estas denuncias el agresor tenía una orden de restricción. La medida judicial se impuso después de que el hombre rompió en dos ocasiones la tobillera electrónica, explicó la fiscal a cargo del caso, Darviña Viera, a Montevideo Portal.
La magistrada también dijo que Silvana no tenía la custodia policial en el momento en que fue asesinada porque ella misma se presentó en el juzgado el 1º de octubre para pedir que se la retiraran. “La mujer consideró que estaba siendo victimizada por ese tipo de acción, se consideraba presa en el domicilio [...] y, si bien no hubo otro remedio que quitar esa custodia, la Justicia dispuso rondas policiales para vigilar de cerca la situación”, aseguró el juez de familia Ernesto Cavalli a Telenoche, y agregó que de todas formas le parecía “preocupante” que la Fiscalía no hubiera iniciado un proceso penal tras el destrozo de las tobilleras, ya que eso configura un delito de desacato. El fiscal adjunto de Corte, Ariel Cancela, solicitó un informe a la fiscal especializada en delitos sexuales, Alba Corral, para saber por qué no se lo imputó por el desacato.
Silvana volvía el martes de dejar a uno de sus cinco hijos en un Centro de Atención a la Infancia y la Familia de la zona y, camino a su casa, se encontró con su ex pareja, quien la invitó a entrar a su auto para conversar. Ella se negó, él se bajó para obligarla a que se subiera al vehículo y comenzaron a discutir. En determinado momento el hombre desenfundó un arma y le disparó al menos cuatro veces. Después se disparó en la cabeza. La joven falleció camino al hospital; el femicida, unas horas después.
“No es la primera vez que el femicida aprovecha que la mujer, por las razones que sea, levanta la custodia que tenía; evidentemente ya la estaba vigilando, por eso se enteró, y su intención de matarla ya estaba presente”, cuestionó minutos antes de empezar la movilización del jueves María Delia, representante de la Coordinadora de Feminismos, organizadora de las alertas. Esto tiene “dos lecturas”, agregó. Una es “que cualquiera de las medidas que se tomen aparentemente son insuficientes ante la voluntad expresa de un varón de matar a una mujer”. La segunda es que hay que “dejar de exigir medidas” para empezar a pensar en “cómo construimos redes de autocuidado entre nosotras y los otros para que estas cosas no vuelvan a pasar”. Para Delia, se trata de “hablar más” entre las mujeres y, sobre todo, de entender que nunca estamos a salvo. “Quizás Silvana se confió y pensó que, como había pasado un tiempo, estaba a salvo, y hay que estar en alerta permanente porque en realidad no estamos a salvo”, dijo la activista. “Hay que construir redes de autodefensa entre nosotras que también involucren a otras personas, como familiares o vecinas y vecinos que estén cuidando estas situaciones para que esto no pase más”.