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Protesta por la sentencia a quienes se autodenominaban “la manada”, en Pamplona.

Foto: Xabier Lertxundi

La consigna “No es abuso, es violación” volvió a tomar las calles de España ante sentencia similar a la de “la manada”

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La Justicia consideró que los cinco implicados no cometieron agresión porque la víctima no opuso resistencia.

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Miles de mujeres se manifestaron este lunes en más de 40 ciudades de España para rechazar la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona que la semana pasada condenó por abuso sexual y no violación a cinco hombres que en 2016 atacaron sexualmente a una adolescente de 14 años en la localidad catalana de Manresa. Los condenados cumplirán penas de diez a 12 años de cárcel.

La Fiscalía los acusaba de agresión sexual, un delito que tiene penas más altas, al entender que la víctima fue intimidada. Se basaba en dos argumentos fundamentales: la superioridad numérica y el hecho de que eligieron un lugar “inhóspito” para perpetrar la agresión. Sin embargo, el tribunal consideró que “el estado de inconsciencia” de la joven a causa de que había consumido alcohol imposibilitó que pudiera “aceptar u oponerse a las relaciones sexuales”, por lo que los hombres pudieron realizar los hechos “sin utilizar ningún tipo de violencia o intimidación”, según dice la sentencia. Los jueces aplicaron así el artículo 181.2 del Código Penal español, que establece que cuando los actos se ejecuten sobre personas “privadas de sentido” serán siempre considerados abusos sexuales.

Por las características, el caso recuerda al de “la manada”, que tuvo una primera sentencia en la que también se eximía a los acusados del delito de agresión sexual pero que hace unos meses –después del repudio masivo que generó– se transformó en una condena por agresión. Las mismas consignas que en aquel entonces impulsaron a las organizaciones de mujeres y colectivos feministas españoles a movilizarse se leyeron ayer en todas las protestas: “No es abuso, es violación”, “Yo sí te creo”, “Tranquila, hermana, aquí está tu manada”. Los reclamos también fueron los mismos: exigir un cambio en el Código Penal español para que el delito de violación sea definido en base a la ausencia de consentimiento de la víctima y no dependa de si existió violencia o intimidación, como ocurre actualmente, y abogar por una Justicia antipatriarcal que juzgue los delitos sexuales con una perspectiva de género.

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