El Centro de Montevideo fue escenario ayer de varias actividades que se realizaron en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Las movilizaciones fueron convocadas por organizaciones sociales y colectivos feministas que en distintos puntos de la ciudad y con diferentes formatos rechazaron la violencia de género, recordaron a las víctimas, reivindicaron el fin de la cultura machista y también se solidarizaron con las luchas que hoy lideran los feminismos latinoamericanos en el continente.
En la plaza Independencia la convocatoria a marchar era a las 19.30, pero una hora antes ya empezaron a aparecer los primeros grupos de mujeres de todas las edades con pañuelos, vinchas y otros distintivos color violeta. Desde hace 13 años la convocatoria del 25 de noviembre es liderada por la organización Mujeres de Negro. Este año, la Intersocial Feminista se plegó a la marcha y la convocatoria fue en conjunto, según explicó una de las voceras de la alianza, Andrea Tuana, a la diaria. Por respeto a la tradición, la movilización fue encabezada por las Mujeres de Negro, que caminaron en cortejo y en silencio bajo el lema “Siempre en nuestra memoria”. Sostenían en las manos carteles que recordaban a las 440 mujeres que fueron asesinadas en Uruguay desde 2006, el primer año en el que salieron a la calle.
“Queremos demostrar que, para nosotras, ellas siempre están presentes”, dijo Montserrat Montero, vocera de Mujeres de Negro, a la diaria. “Marchamos por las que ya no están, porque las asesinaron, y por las que aún siguen sufriendo violencia en silencio, porque creemos que este flagelo que viven nuestras mujeres, niñas, niños y adolescentes en realidad no importa [a la sociedad]. Por eso queremos mostrar que para nosotras ellas están presentes”, agregó. Detrás del cortejo, a unos metros de distancia, un banner de la Intersocial Feminista con la frase “Violencia de género: emergencia nacional” abría la columna de mujeres que no estaban vestidas de negro y tampoco guardaban silencio, sino que coreaban clásicas consignas del estilo “América Latina va a ser toda feminista”.
Las miles de mujeres caminaron por la avenida 18 de Julio hasta llegar a la explanada de la Intendencia de Montevideo, donde representantes de las organizaciones convocantes pronunciaron una proclama conjunta en la que repudiaron los femicidios, la violencia sexual intrafamiliar hacia niñas y niños, la explotación sexual, los embarazos forzados en niñas y adolescentes, la violencia obstétrica y el acoso sexual callejero. Denunciaron también “la violencia cruenta y letal que sufren las mujeres trans a manos de una sociedad en extremo transfóbica”, la “violencia racista y machista que afecta a las mujeres, niñas y adolescentes afro”, la “violencia lesbofóbica” y “la doble moral sexual”.“Salimos a las calles a denunciar la cultura machista que enseña a los varones que son dueños de la mujer y que deben tutelarla, controlarla, que pueden comprarla como objeto de consumo, que pueden disciplinarla y castigarla si no cumple con los mandatos sociales”.
A la hora de enumerar los reclamos al Estado, las organizadoras exigieron que este declare que la violencia de género es una “emergencia nacional”; más presupuesto para implementar la Ley 19.580 de Violencia hacia las Mujeres Basada en Género; instalar servicios especializados de contención, protección y orientación con respuesta las 24 horas, en todo el país y especialmente accesibles para las mujeres que viven en zonas rurales, y ampliar las respuestas de amparo y protección frente a situaciones de alto riesgo. Y pidieron garantías: para que las mujeres víctimas de violencia y sus hijos e hijas sean atendidas por abogados de oficio capacitados y especializados en la materia, para que sus casos sean tratados por jueces y juezas que estén capacitados para abordar la temática, para que obtengan atención especializada en salud mental.
“Porque el machismo mata un promedio de 30 mujeres por año en nuestro país y destruye la vida de miles de mujeres, niñas, niños y adolescentes que padecen las violencias cotidianas”, concluyó la proclama. “Es hora de transformar las relaciones de poder”.
Después, en medio de un silencio total, leyeron los nombres de las 440 mujeres asesinadas en el país por motivos de género en los últimos 13 años.
Queda tela por cortar
Para Montero, la percepción de la sociedad uruguaya sobre la violencia de género “cambió muchísimo” en los últimos años, en parte gracias al trabajo de organizaciones como la que ella integra, que han “sacado la problemática a la calle”. Entre las cosas que se han logrado mencionó el hecho de que ya no haya tanta “estigmatización” a la hora de hablar sobre la violencia de género. “Eso antes quedaba entre casa. Ahora las mujeres se animan a hablar, a contar; se dan cuenta de que no están solas, de que hay organizaciones que están dispuestas a apoyarlas y ayudarlas”, valoró. También reconoció la relevancia de la Ley 19.580, que consideró “importantísima” pero que “no se puede implementar 100% por la falta de recursos”. De todas formas, dijo que “falta mucho para cambiar”, empezando con que los jueces y fiscales “traten el tema con la importancia que tiene”.
La Intersocial Feminista, por su parte, pide que “dentro de las primeras medidas del próximo gobierno se establezca un plan de emergencia para atender la coyuntura actual de las situaciones de violencia hacia mujeres, niñas, niños y adolescentes”, afirmó Tuana. La activista aseguró que, al mismo tiempo, el nuevo gobierno tendrá que plantearse la tarea de desarrollar políticas públicas para “deconstruir la cultura machista” y promover en la sociedad abolir “los estereotipos de género que son los responsables de la desigualdad”.
Tanto Tuana como Montero coincidieron en que la educación es clave para iniciar esa transformación cultural. Por eso, a su parecer, las cuestiones asociadas con la violencia hacia las mujeres deberían estar incluidas en la currícula escolar. “Que todos los años, además de trabajar los aprendizajes habituales, también las gurisas y los gurises empiecen a aprender y empecemos a construir con ellos sociedades basadas en la igualdad entre varones y mujeres, en desnaturalizar estas ideas que todavía persisten de que las mujeres biológicamente tenemos mejores cualidades para encargarnos de las tareas domésticas, para el cuidado de los hijos, porque eso hace que las mujeres estemos explotadas dentro de nuestras casas”, dijo la representante de la Interosocial Feminista. “Que puedan aprender que los vínculos de pareja no están asociados al control, a los celos, a la dominación, sino que esos vínculos tienen que estar construidos desde la igualdad entre las personas”, continuó Tuana; “creo que poder trabajar con los gurises en la prevención de los abusos sexuales son aspectos que tienen que ser trabajados desde que ingresan a los niveles iniciales hasta que salen del sistema educativo. Eso me parece fundamental”.
Despatriarcalizar la vida
En la plaza Libertad la idea era encontrarse e intervenir el espacio público para visibilizar todas las formas de violencia que atraviesan las mujeres. Esa era la convocatoria que lanzó la Coordinadora de Feminismos bajo la consigna: “Vienen por nosotras, vienen por todo. Contra la muerte, despatriarcalizamos la vida”. Las mujeres allí reunidas esperaron a que la marcha pasara por el lugar para comenzar una intervención artística que hizo foco en la situación particular que enfrentan las mujeres en distintos países de América Latina frente al “avance del sistema capitalista que viene devastando la tierra, conquistando otros campos y territorios vinculados al mercantilismo y ejerciendo una nueva forma de violencia sobre nuestros cuerpos”, explicó Ivana Silvera, representante del colectivo feminista, a la diaria.
La intervención terminó con una fogata simbólica, alrededor de la cual las manifestantes cantaron “fuego al patriarcado”. Unos minutos después denunciaron el femicidio ocurrido el domingo en Pajas Blancas y recordaron los otros casos de este año, que suman 31, según el conteo de la Coordinadora de Feminismos.
El colectivo no tiene reclamos para el Estado como “una ley de género, más tobilleras o custodia policial”, dijo Silvera, aunque sí reivindican que algunas medidas se cumplan, como por ejemplo “que la Fiscalía tenga recursos para poder contar con personal con formación específica para recibir a las mujeres en las situaciones donde están a un paso de ser asesinadas”, o “que los hogares que abrió el Ministerio de Desarrollo Social para mujeres víctimas de violencia machista realmente puedan multiplicarse”. Por otra parte, Silvera cuestionó que el presupuesto que destinó esa cartera para la contratación de equipos técnicos no haya servido, también, para abrir más hogares “para que las mujeres puedan ir volando con sus hijos, sus hijas o solas, cada vez que son amenazadas por los hombres de que van a ser asesinadas”. “Y hemos visto que las amenazas se han concretado materialmente, porque nos asesinan”, agregó. “Ya sabemos que una de las primeras limitantes que tienen las mujeres cuando están en esa situación es que no tienen a dónde ir y por eso terminan siendo asesinadas”.
Una performance contra las violencias
Una hora y media antes de que empezara la primera movilización, a unos metros del Palacio Legislativo, se realizó la acción performática “Protocolo de acción para estado de emergencia”, una iniciativa del proyecto Diez de cada Diez para denunciar la violencia machista. Cubiertas con mantas isotérmicas que se suelen usar en caso de catástrofes, las mujeres cortaron durante diez minutos la Avenida Libertador con el objetivo de irrumpir en el espacio público, generar un impacto visual y dar a entender que lo que vivimos las mujeres es, de hecho, una “emergencia”.