Así como la caída de la actividad laboral durante la pandemia afectó más a las mujeres que a los varones, la recuperación también impactó más acentuadamente en ellas. Esto fue lo que determinó la Segunda encuesta sobre niñez, uso del tiempo y género en el marco de la emergencia sanitaria, desarrollada por Opción Consultores para ONU Mujeres y Unicef, presentada el miércoles. Entre otras cosas, reveló que el porcentaje de mujeres con un empleo remunerado aumentó 13 puntos porcentuales, al pasar de 38% en abril de 2020 a 51% en junio de este año. A su vez, en el mismo período, disminuyó la cantidad de horas que las mujeres destinan a los cuidados y tareas del hogar –de 8,1 horas a 7,4 horas–. Esta edición compara los datos obtenidos con los resultados de la primera encuesta, realizada en la última semana de abril de 2020.
Uno de los objetivos de la encuesta es analizar los impactos de la emergencia sanitaria en los hogares donde residen niñas, niños y adolescentes, su grado de confinamiento a raíz del cierre de los centros educativos y su vinculación con modalidades de aprendizaje e interacción no presenciales. El estudio profundiza además en la carga de trabajo remunerado y no remunerado y la división de las tareas de cuidado, desde una perspectiva de género.
Esta segunda encuesta se llevó adelante entre el 9 y el 26 de junio de este año. Fue de aplicación telefónica y abarcó todo el país, con una muestra de 700 personas mayores de 18 años residentes en hogares donde vive al menos una niña, niño o adolescente. Dentro del total, 222 personas también participaron en la primera edición.
Ambas encuestas fueron realizadas en el marco de la emergencia sanitaria, pero en contextos diferentes. En el caso de la primera, el país se hallaba en un momento de “muy baja movilidad, paralización de varias actividades comerciales y productivas y suspensión de la presencialidad en todas las ramas de la enseñanza”, dice el informe. En cambio, en el segundo período de estudio, Uruguay estaba “en la etapa final de su primera gran ola de contagios y fallecimientos” y los números de la movilidad y actividad eran “notoriamente más elevados”, aunque continuaba suspendida la presencialidad en la educación secundaria y de nivel terciario.
Situación laboral
Entre los principales resultados de la encuesta, se observó una “clara recuperación” de la actividad laboral, aunque sin llegar a los niveles previos a la pandemia. Respecto de 2020, el porcentaje de población que declaró estar trabajando creció 12% (de 50% a 62%). Por otra parte, descendió la población en seguro de paro (de 11% a 2%) y también aquella que no tiene trabajo pero está en busca de uno (de 17% a 14%).
Si se mira por género, los resultados determinaron un aumento de la cantidad de mujeres con trabajo remunerado. Esto marca un avance importante, si se considera que algunos estudios previos ya habían mostrado que las mujeres fueron las más afectadas por el desempleo durante la pandemia. Así, la tasa de empleo de las mujeres pasó de 38% a 51%, mientras que entre los varones pasó de 65% a 75%. De todas formas, en ambos escenarios abordados, se constató una menor empleabilidad de las mujeres.
La encuesta también indaga sobre el “hábitat del trabajo” para conocer los efectos del traslado de la actividad privada a los hogares a través del teletrabajo. El informe explica que en 2021 comenzó a desarrollarse una “normalización notoriamente mayor en lo referente a la actividad productiva”, pero no se registró un incremento en la población que trabajaba fuera de su casa “todo o casi todo” el tiempo (pasó de 68% en 2020 a 67% en 2021).
En esta nueva edición fueron incorporadas algunas preguntas nuevas. Por ejemplo, se preguntó si la pandemia generó algún cambio laboral. En ese sentido, 12% de las personas encuestadas respondió que cambió de trabajo desde que llegó la covid-19, 25% señaló que redujo sus horas de trabajo y 11% pensó en dejar su empleo. Entre las mujeres que manifestaron haber realizado algún cambio laboral, 31% dijo que tomó la decisión en virtud de las tareas de cuidado o domésticas. Sólo 13% de los hombres manifestó haber tomado una decisión por esa misma razón.
Uso del tiempo
“El impacto del lockdown voluntario que atravesó la sociedad uruguaya entre marzo y mayo de 2020 tuvo claros efectos sobre el uso del tiempo y las brechas de género, creciendo el trabajo no remunerado –aunque más acentuadamente para las mujeres– y disminuyendo el trabajo remunerado”. De esta forma, el documento introduce el módulo que analiza los impactos sobre el uso del tiempo de las personas.
La encuesta de 2021 registró un descenso de la cantidad de horas de trabajo no remunerado que asumen las mujeres: el promedio bajó de 8,1 horas a 7,4 horas. En cambio, entre los varones el promedio de horas destinadas a los cuidados y tareas del hogar se mantuvo en 4,6 horas.
Respecto del trabajo remunerado, el promedio de horas trabajadas por las mujeres fue 2,9 horas, lo que supone un incremento de casi 50% en comparación con 2020, cuando el resultado fue de 2,0 horas. En el caso de los varones, en 2020 el promedio de horas de trabajo remunerado fue 4,7 y, en 2021, 5,7, lo que significa un incremento de 20%. “Es parecido porque en ambos casos aumenta una hora” pero, “en términos proporcionales”, hubo un incremento mayor entre las mujeres, explicó Rafael Porzecanski, director de Opinión Pública y Estudios Sociales de Opción Consultores, que se encargó de presentar los resultados del estudio.
En 2021, las mujeres trabajaron 50% menos de horas en forma remunerada que los hombres, mientras que en 2020 esa cifra se ubicó en 42%. El informe establece que, en este esquema, a mayor nivel educativo, menor es la brecha de género en términos proporcionales. Entre las y los encuestados con nivel educativo bajo –que incluyó personas con ciclo básico completo o menos– el promedio de horas remuneradas de los hombres fue de 5,4 horas y el de las mujeres de 1,7 horas.
“La brecha de trabajo no remunerado en el nivel educativo alto es de 46% en valores absolutos; las mujeres trabajan dos horas más en forma no remunerada que los hombres. En el nivel medio, la brecha alcanza a 55%, lo que significa un promedio de 2,6 horas más de trabajo no remunerado para las mujeres. En el caso del nivel educativo más bajo, la brecha entre mujeres y varones es de 78%”, manifestó Porzecanski.
El director de Opinión Pública y Estudios Sociales sostuvo que, a pesar de los cambios, en el camino a la pospandemia hay “tendencias estructurales” que se mantienen en relación a la población que se dedica “exclusivamente” a las tareas del hogar. Mientras que en 2020 había 22% de mujeres que eran las únicas responsables de estas tareas, sólo 2% de varones se encontraba en la misma situación. En tanto, en 2021, la encuesta concluyó que hay 20% de mujeres que se mantienen en esa situación, en tanto para los varones el panorama no cambió.
En cuanto a la carga total de trabajo, que suma el trabajo remunerado y el no remunerado, la encuesta muestra que la cantidad de horas es la misma para mujeres y varones. Respecto de 2020 hubo un “muy leve” incremento para las mujeres: la carga total pasó de 10,1 horas a 10,3 horas. En el caso de los hombres, el aumento fue “sustantivo”: de 9,3 horas a 10,3. La diferencia entre mujeres y varones radica en cómo se distribuyen esas horas: mientras que las mujeres tienen una mayor carga de trabajo no remunerado, los hombres tienen más horas de trabajo remunerado.
Confinamiento en niñas, niños y adolescentes
Otro segmento del informe analiza los impactos del confinamiento voluntario y el cierre de los centros educativos sobre las niñas, niños y adolescentes. La encuesta de 2020 había registrado una situación de confinamiento casi total en los hogares donde vivía al menos una niña, niño o adolescente. Esta situación cambió en la encuesta de 2021, a medida que se fueron restableciendo las actividades educativas presenciales, pero, de todas formas, se observaron diferencias según el rango etario.
En el caso de las niñas y los niños de entre dos y cinco años, el promedio de horas fuera del hogar pasó de 0,3 a 2,6. En las niñas y los niños de entre seis y 12 años, también se incrementó la cantidad de horas pasadas fuera del hogar, al subir de 0,4 horas a 3,9.
La situación fue diferente en la población adolescente. La encuesta determinó un incremento leve del promedio de tiempo fuera del hogar de 0,3 horas a 0,8 horas. “El mayor costo de los impactos del confinamiento, por ejemplo, en salud mental, lo tuvieron las y los adolescentes, por la suspensión prolongada de clases presenciales. Las infancias y las adolescencias pagaron un costo muy significativo en términos de lo que supone la vida social en esas etapas del ciclo vital y los costos que eso implica en sociabilidad y salud mental”, señaló Porzecanski.
Otro punto de abordaje del estudio fueron las modalidades de aprendizaje durante el pasaje de la virtualidad a la presencialidad. En primaria, 83% de las y los estudiantes de escuelas privadas tenía clases diarias por videoconferencia contra 30% de quienes asisten a escuelas públicas. De manera similar, 96% de las y los estudiantes de liceos privados contaba con clases diarias, frente a 38% en el caso de los centros públicos.
De todas formas, la encuesta de 2021 determinó que 17% de niñas y niños concurren a escuelas primarias “que no ofrecieron clases por videoconferencia durante la suspensión de la presencialidad”. Esta cifra alcanza a 20% entre escolares de escuelas públicas y se reduce a 3% para escolares de centros privados.
Por otro lado, la encuesta de 2021 detectó que 9% de adolescentes asistió a centros educativos que no ofrecían clases por videoconferencia, con una brecha de 6 puntos entre centros públicos y privados (10% frente a 4%). De todas formas, 44% manifestó concurrir a centros educativos que ofrecen clases virtuales todos los días y 46% concurre a centros que cuentan con este servicio “algunos días” entre lunes y viernes.
El director de Opinión Pública y Estudios Sociales de Opción Consultores destacó como un dato importante que en 2021 decreció el tiempo de apoyo en tareas escolares que brindan las personas adultas a niñas y niños, una responsabilidad que recae mayoritariamente sobre las madres. “En 2020 eran 1,8 horas y, en 2021, 1,2 horas”, señaló, y dijo que “esto repercute, sobre todo, en el descenso del trabajo no remunerado en las mujeres”.
Visibilizar y valorizar
La directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Mónica Bottero, sostuvo durante la presentación que el organismo observó durante el transcurso de la pandemia que “la sobrecarga de las mujeres en los cuidados presentaba desafíos aún mayores que la violencia de género” porque, en relación a esta última, había “un sistema establecido y que funcionaba, y que pudo y tuvo la capacidad de reconvertirse para que ni un solo día de la pandemia se dejara de atender en esta área”.
Sin embargo, “en el área de los cuidados había una debilidad mayor, pero no sólo por la respuesta que el Estado podía ofrecer –que no era el Sistema Nacional de Cuidados, porque tiene otra finalidad–, sino porque allí estaba presente la impronta cultural”, manifestó Bottero. En ese sentido, señaló que el contexto negativo generado por la pandemia posibilitó poner sobre la mesa el trabajo no remunerado de las mujeres y comenzar a “problematizar al respecto”.
Por su parte, la médica Clara Fassler, integrante de la Red Pro Cuidados, dijo que “muy recientemente” se comenzó a “asumir el lugar que ocupan los cuidados en el desarrollo social y económico”. Fassler aseguró que es necesario “poder transformar y dar un valor económico al aporte que hacen las mujeres en materia de cuidados para expresar públicamente el valor de esa contribución de manera más concreta, si no, parece que se diluye en este sistema en que todo se mide por plata”.
Asimismo, sostuvo que mientras no se cambien las lógicas del trabajo remunerado y no se deje de “estigmatizar y castigar a las mujeres por sus tareas de crianza”, difícilmente cambie el esquema actual y la empleabilidad no sea una “cuestión de género”.