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Rosa Méndez (archivo, mayo de 2021).

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El censo 2023 incorporará por primera vez la variable identidad de género para recoger datos sobre personas trans

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La responsable del área de Promoción Sociocultural del Mides, Rosa Méndez, destacó el hecho como parte de un “cambio cultural”; integrantes del Colectivo Trans del Uruguay cuestionaron la forma en que se recogerán los datos y los resultados que se puede obtener.

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Leído por Mathías Buela.
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Este año, el Instituto Nacional de Estadística (INE) incorporará por primera vez en el censo nacional la variable sobre la identidad de género de las personas de 12 o más años de edad. En diálogo con la diaria, autoridades del gobierno y activistas por los derechos de las personas LGBTI+ destacaron esta novedad y señalaron que da cuenta de un cambio sociocultural, además de aportar a la visibilización de las identidades disidentes. No obstante, integrantes del Colectivo Trans del Uruguay (CTU) plantearon reparos por la forma en que se recolectará la información y cuestionaron la validez que tendrán los datos obtenidos sobre las personas trans y no binarias.

La pregunta incluida en el formulario define la identidad de género como “la vivencia interna e individual del género como cada persona la siente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al nacer, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios quirúrgicos o de otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género, incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales”, describe el INE en el sitio web del censo, concretamente en la sección “Preguntas sobre personas”, que explica cada una de las variables que serán abordadas. Entre las opciones para responder, el cuestionario incluye: “mujer”, “mujer trans”, “varón”, “varón trans”, “otra” y “no sabe/no responde”.

La responsable del área de Promoción Sociocultural del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y presidenta del Consejo Nacional Coordinador de Políticas Públicas de Diversidad Sexual, Rosa Méndez, destacó, por un lado, que la incorporación de esta variable responde a un “cambio cultural” y a que se “ha trabajado muchísimo” desde la sociedad civil organizada y los organismos del Estado para lograr este cambio. Entre otros avances en materia de diversidad, la jerarca mencionó la sanción e implementación de la Ley Integral para Personas Trans, aprobada en 2018, que en su artículo quinto establece la incorporación de “la variable ‘identidad de género’ en todos los sistemas oficiales de información estadística incluidos los censos, las encuestas continuas de hogares, los informes de la Oficina Nacional del Servicio Civil y todas las mediciones públicas que releven la variable ‘sexo’”.

Por otro lado, Méndez señaló que “más allá de todo para lo que sirve al Mides tener esta variable”, este cambio en el censo es una “oportunidad” de visibilizar a esta población y efectivizar que “sea parte”. “Es un censo inclusivo”, apuntó en esa línea. Asimismo, consideró que la recolección de datos sobre la identidad de género permitirá “tener una foto sobre las condiciones de vida de las personas trans, su nivel educativo, situación socioeconómica, acceso a la salud, vivienda y mercado laboral”, además de “saber cuáles son las barreras existentes para que las personas trans accedan a esos derechos”. La jerarca sostuvo que tener esta información es “fundamental” para el diseño, la elaboración y la implementación de políticas públicas y señaló que, con los datos que se obtengan, el Mides va a “tener tareas específicas en que trabajar”.

En ese sentido, la titular de Promoción Sociocultural recordó que el único censo de personas trans que se realizó en Uruguay hasta el momento, que data de 2016, permitió obtener una primera imagen de la situación de esta población, aunque fue “acotada” por la metodología aplicada –se tomó una muestra de 870 personas (90% mujeres trans y 10% varones trans)–. De todas formas, dijo que los datos obtenidos fueron “alarmantes” y en consecuencia se desarrollaron “varias acciones” para atender esa realidad. Méndez apuntó que es necesario “actualizar” esa información porque “el tiempo pasó” y también porque “hay mucha más población trans que la que había arrojado el censo”.

Según Méndez, “nunca” se discutió la posibilidad de no incluir esta pregunta en el nuevo censo; primero, por convencimiento, pero además en respeto y cumplimiento de la ley trans. Lo que sí se conversó fueron las categorías contenidas en la variable, dijo la jerarca. “Por eso se hicieron todas las consultas necesarias con la sociedad civil y expertos”, y se tomaron en cuenta “experiencias de la región” en este sentido.

El Mides también participó en una capacitación en identidad de género para las y los censistas y sus supervisoras y supervisores, señaló Méndez. “Nos preocupaba que quienes estuvieran haciendo el censo tuvieran, por un lado, la información y, por otro, la sensibilización”, sostuvo. En esa línea, dijo que desde la cartera se trabajó en la elaboración de material, videos y otros insumos que están disponibles en la plataforma que usa el INE para la formación de las y los censistas. Además, como este año el censo se podrá implementar también de forma digital, se decidió incorporar la información mencionada al inicio para la población que responda el censo de forma autoadministrada.

No tan conformes

Consultada por la diaria, la presidenta del CTU, Colette Spinetti, celebró la incorporación de la variable y dijo que “era hora de que así fuera”. De todas formas, remarcó que “esto no nos lo están regalando”, sino que responde a “años y años de lucha, entre los cuales pudo militarse y votar positivamente la ley trans”. “Es imposible que [las autoridades] hoy cierren los ojos ante esta realidad, ante este cambio cultural”, expresó, y agregó: “Lo aplaudo y bienvenido sea, pero que quede claro que esto ocurre por años y años de lucha y [porque] evidentemente se vieron en la obligatoriedad de incluirlo”.

Si bien CTU mantuvo una reunión en 2022 con el INE para abordar el tema, Spinetti planteó algunas críticas. Para la activista, la información que se pueda llegar a obtener va a “estar lejos de la realidad” por la forma en que se aplica el censo. Explicó que al responder el cuestionario un solo integrante de la familia, se corre el riesgo de que esa persona niegue o desconozca la identidad de género de otro integrante del núcleo familiar, y así “no vamos a tener un número fidedigno”. “Menos cuando hablamos de niñeces y adolescencias trans”, puntualizó.

Spinetti consideró que las consecuencias de recoger datos que no reflejan la realidad pueden ser muchas. “La recolección de datos sirve, entre otras cosas, para la incidencia política, social, cultural. Te sirve para decirle al Estado: ‘Mirá, tenemos esta cantidad de población disidente del género impuesto al nacer, ¿qué vas a hacer con esto?’”, planteó.

A su vez, señaló que con los datos que se recolecten, si fueran correctos, se podría hacer cumplir con disposiciones de la normativa vigente. A modo de ejemplo, mencionó la instalación de una comisión especializada para seguir los trayectos educativos de las personas trans, que figura en la ley pero no existe. “Con los números de personas trans que están estudiando o que han sido expulsadas del sistema educativo por bullying, por violencia o por otras situaciones, tenés los elementos para decirle al Estado: ‘La ley establece esto, hay que hacerlo ya y vos sos el responsable’”, manifestó.

En la misma línea, Cami González, referente del área de identidades no binarias de CTU, consideró que la incorporación de esta variable en el censo 2023 puede verse como un avance en “la medida de que, por lo menos, el Estado decidió no invisibilizarnos en esta oportunidad”, pero subrayó que es algo que las autoridades tenían que hacer porque está establecido por ley.

Por otra parte, comentó que las personas no binarias no estuvieron presentes en la reunión que mantuvo CTU con el INE ni fueron convocadas en otras instancias en las que se formuló la pregunta, la información adherida y las categorías incorporadas. “No nos tuvieron en cuenta. Esto sale del Estado sin un trabajo cercano con quienes trabajan con identidades no binarias”, aseguró González, y dijo que “hubiese sido lo mejor poder sentarnos a conversar a ver qué nos parece, qué incorporar y qué no, y de qué manera hacerlo”. “No se puede trabajar sobre una población sin que esa población esté presente en la primera línea de batalla. Somos nosotres quienes tenemos que estar ahí en cuerpo presente desde nuestras realidades, nuestras experiencias y siendo nuestra propia voz. No necesitamos que nadie nos represente porque sabemos representarnos”, expresó.

González también planteó algunos reparos con la aplicación del censo y los datos que se pueda obtener. “Está bueno porque es una manera de intentar tener un número, pero no va a ser exacto”, señaló, y compartió las inquietudes de Spinetti en la forma de recoger la información. “Tenemos una generación de identidades no binarias que son menores de edad que pueden no llegar a estar censadas si la persona censada no acepta su identidad o no la sabe. Entonces, no nos va a dar unos números exactos y ni siquiera aproximados de la cantidad de personas no binarias que existen en Uruguay”, opinó.

En ese sentido, consideró que para obtener una imagen representativa de la cantidad y situación de las personas no binarias en el país es necesario que una iniciativa como la del censo parta desde las organizaciones y colectivos que trabajan con esta población de forma directa. “Ese es un poco el trabajo a pulmón que venimos haciendo desde CTU. Obviamente no tenemos el mismo alcance que tiene un censo nacional, pero sí podemos ver algunos números, algunas realidades, el ejercicio del trabajo sexual, por qué las personas no binarias no están asistiendo a los centros educativos, entre otras cosas. Eso en el censo no lo vamos a poder ver”, manifestó.

En relación con las dificultades de recolección de información, González señaló que tampoco se puede saber qué va a pasar con la elaboración de políticas públicas específicas para las personas no binarias y remarcó que esta población aún es “excluida” de la normativa vigente para las personas trans.

Acerca de las inquietudes que plantearon Spinetti y González, Méndez dijo que “respeta” la opinión de la sociedad civil, pero insistió en que “se ha avanzado muchísimo en el reconocimiento y visibilidad de las personas trans, incluso a nivel intrafamiliar”. “La ley trans tuvo un impacto muy importante en la sociedad, desde allí se empezaron a reconocer las identidades”, apuntó. Al mismo tiempo, dijo que estos reparos fueron planteados por los colectivos ante el Consejo Nacional de Diversidad Sexual y que, por ese motivo, se trabajó en conjunto con el INE en la capacitación de censistas y en la incorporación de información en el sitio web.

Aclaración: En una primera versión de esta nota, informamos que el censo incluiría a las identidades no binarias porque así estaba previsto. Sin embargo, fuentes del Mides notificaron a la diaria que la categoría fue eliminada. Las disculpas del caso.

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