Falta un mes exacto para que se dicte la sentencia en el caso de Dominique Pelicot, el hombre de 71 años que suministró somníferos a su esposa durante nueve años para que él y 83 hombres más pudieran abusar sexualmente de ella cuando estaba inconsciente.
De estos 83 hombres que fueron diferenciados por la Policía, sólo 50 pudieron ser identificados y están siendo juzgados en el tribunal penal de Vaucluse, Francia, junto a Pelicot, quien los contactaba en una sala de chat para que concurrieran a su casa para abusar de su esposa, Gisèle. Además de drogar a su esposa y arreglar los encuentros, Pelicot grabó cada uno de ellos; esto fue lo que permitió a la Policía la identificación y se convirtió en uno de los principales elementos de prueba de la acusación.
Este miércoles Pelicot declaró por última vez ante el tribunal y afirmó: “Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro”. Según la agencia de noticias Efe, Pelicot declaró entre lágrimas y reiteradamente les pidió disculpas a su exesposa y a su hija, Caroline Darian, quienes estaban presentes, por el dolor causado, aunque reconoció que “no será suficiente”.
“Ella forma parte de aquello que guardo en el fondo de mí”, señaló, y aseguró que no era consciente de hasta qué punto dañó a su mujer y sus hijos con sus actos. Su abogada, Béatrice Zavarro, indicó que le hubiese gustado que su cliente hablara como en esta declaración, pero que, de todas formas, esperaba que se escuchara lo que dijo. Subrayó que “si se entiende, perfecto; si se le cree, todavía mejor, y que si no, no importa, pero en cualquier caso, es la verdad de Dominique Pelicot”.
El martes, Pelicot explicó que el motivo para hacer lo que hizo fue “someterla” pero “sin hacerla sufrir”, ya que “someter a una mujer insumisa” era su “fantasma”.
Los abusos a Gisèle se descubrieron después de que el acusado fuera arrestado por intentar filmar por debajo de las polleras de tres mujeres en una tienda. En esa instancia, la Policía incautó dos celulares, dos cámaras y una computadora, en la que encontraron una carpeta titulada “Abuso”, en la que había más de 20.000 videos y fotografías que registraban a distintos hombres abusando sexualmente de su esposa en estado de inconsciencia.
En esa computadora también había fotografías de su hija de 45 años, Darian, que fueron tomadas sin que ella supiera y en las que, en algunas de ellas, aparece desnuda y dormida. Sin embargo, cuando se le consultó por eso, Pelicot negó haberlas tomado.
Este miércoles el acusado apuntó que “la única esperanza” que le queda es que su hija “pueda tener la prueba” de que no la drogó y violó, a pesar de que ella está convencida de que su padre sí la drogó para abusar de ella.
“No me acuerdo de haber tomado esas fotos. Según ella, es ella; yo no me acuerdo. Le digo directo a los ojos que jamás la he tocado. Estoy triste, Caroline, nunca te he hecho nada, jamás”, dijo Pelicot a su hija mientras comenzaba a llorar, de acuerdo con Efe.
“Siento rabia hacia estos hombres porque en ningún momento pararon, en ningún momento denunciaron”, dijo Gisèle en su declaración
Este martes, Gisèle declaró frente a los 51 acusados, entre ellos su exesposo, y afirmó que la cicatriz que le causaron “no se cerrará nunca”.
En su última declaración, antes de que se dicte la sentencia el 20 de diciembre, preguntó a sus abusadores en qué momento le habían pedido permiso cuando la violaban. “Siento rabia hacia esos hombres porque en ningún momento pararon, en ningún momento denunciaron. Vinieron a satisfacer sus pulsiones sexuales”, apuntó mientras los miraba y señalaba con el dedo. Y continuó: “Podían parar en todo momento y ni uno solo denunció, eso llama la atención”.
“He perdido diez años de mi vida que nunca recuperaré”, subrayó, y recordó que ahora tiene 72 años.
A su vez, denunció que desde que empezó el procedimiento judicial escuchó “cosas inaceptables” y que cuando tomó conciencia de la situación decidió que el juicio fuera público para que se conocieran los nombres y las caras de sus violadores, ya que “la vergüenza debe cambiar de bando”, según dijo en setiembre. En su declaración insistió con que espera que “la sociedad machista abra los ojos y cambie su mirada sobre la violación”.
De acuerdo con The Guardian, Gisèle dijo que había tenido que escuchar a amigos de los acusados que iban al juicio a argumentar que estos siempre habían sido “respetuosos” en sus vidas cotidianas. “¿En qué momento fueron respetuosos conmigo?”, cuestionó.
Gisèle consideró que su exesposo tenía una gran frustración sexual, pero como él sabía que ella no aceptaría participar en clubes de intercambios de pareja, optó por drogarla “para hacer” con ella “lo que quería”.
Está previsto que el proceso continúe el próximo lunes, con la petición de penas de la Fiscalía, que se extenderá hasta el miércoles. Después de eso, es el turno de la defensa de los acusados, que tendrán la última palabra antes del dictado de sentencia, el 20 de diciembre.