Durante el Mundial de 2022 se vieron grandes partidos, con récord de goles, batacazos históricos y una final antológica. Fuera de la cancha, el balance no fue tan bueno, con una negativa sistemática de las autoridades qataríes a reconocer las violaciones de los derechos humanos, aunque se registraron “pequeños avances”. “El efecto del Mundial en materia de apertura cultural no fue tan insignificante como muchas personas creen. Una prueba de ello es que el emir Tamin bin Hamad al Thani se abrió no sólo a lucir una prenda de lencería erótica masculina, sino que también le puso una similar a Lionel Messi, en una escena con una connotación homoerótica muy fuerte, totalmente sorprendente para un país como Qatar, en donde la homosexualidad está prácticamente prohibida”, explicó un integrante de Amnistía Internacional.
La prenda a la que se refiere el activista es un delicado déshabillé en tela negra transparente con bordes dorados. En opinión de un experto en moda masculina, “haber vestido una bata de esas características, que apuesta no tanto a mostrar sino a sugerir, abriendo la masculinidad a otro tipo de experiencias, evidencia que el emir de Qatar está mucho más abierto de lo que parece a explorar la diversidad sexual que anida en todos los seres humanos”.
El balance de la FIFA: “Fue un detalle muy lindo que seguramente repitamos en el Mundial de Canadá, Estados Unidos y México, en el que el capitán del equipo campeón se pondrá un traje de cowboy”. Gianni Infantino, salvador del alma de la FIFA.