La Justicia de Brasil decidió que el expresidente Jair Bolsonaro, procesado por un intento de golpe de Estado contra el gobierno de Lula da Silva, y que estaba esperando su condena en régimen de arresto domiciliario, deberá volver a prisión. La medida se tomó debido a que Bolsonaro intentó sacarse la tobillera electrónica que le habían puesto para vigilarlo. El propio exmandatario confesó que intentó romper el artefacto: “Fue un arranque de paranoia, producto de una trampa que me tendieron. Una persona anónima empezó a mandarme mensajes diciéndome que ese collarcito en el tobillo me quedaba lindísimo, que parecía una nena, que quería salir conmigo. Yo sabía que me estaba provocando, pero la presión fue demasiado fuerte. En determinado momento estallé y me quise sacar la tobillera”, declaró ante el juez.
El expresidente solicitó a la Justicia que no se lo obligue a usar tobillera y en lugar de eso le coloquen un grillete conectado a una bola de acero de 80 kilos. “Yo no necesito moverme. Necesito que no me confundan con un transexual”, explicó Bolsonaro en la audiencia judicial.
La queja: “La presión wokista ya no se aguanta más. Primero no te dejan hacer chistes machistas, después no te dejan hacer chistes racistas y cuando te querés acordar ya te prohibieron dar golpes de Estado”. Jair Bolsonaro, guerrero por la libertad.