“La plata no me da. Tengo que andar haciendo changuitas, porque si no, no llego a fin de mes ni a palos. El tema es que está todo muy caro. Ojo, también tengo que reconocer que a veces soy un poco desprolijo con los gastos. Capaz que si me administrara un poco mejor, con 300.000 pesos me daría para llegar más o menos bien y no tendría que andar recurriendo a otros laburitos para compensar mi presupuesto”. Así definió su situación económica un jerarca frenteamplista que se desempeña en un importante servicio descentralizado. Pero los problemas para administrar el sueldo no son exclusivos de este jerarca. Una mujer que hasta hace unos meses ocupó un alto cargo en el gobierno dijo que, a pesar de ganar un sueldo “más o menos digno”, llega “muy corta” a fin de mes y se queda sin el dinero necesario para regularizar algunas obras que hizo en su vivienda. “Es la típica: priorizás los gastos del día a día, como la leche, el arroz y la carne, y cuando te querés acordar ya se te fueron tus 300.000 pesos, y lo que no es tan urgente lo tenés que patear para adelante”.
El anhelo: “Espero que a partir de ahora no haya más sorpresas”. Yamandú Orsi, mandatario iluso.