La fiscal de homicidios de 2º turno Mirta Morales imputó este miércoles a dos personas, a una por encubrimiento y a otra por encubrimiento y receptación, en la causa que investiga el homicidio del sargento Jorge Martínez, ocurrido en los accesos a Montevideo en la madrugada del 4 de agosto. Morales dispuso prisión preventiva por 45 días para ambos indagados mientras se avanza en la investigación del caso, por el que podría haber más detenidos en las próximas horas, según informaron a la diaria personas cercanas a la investigación.
Por este caso la Policía detuvo a un adolescente de 16 años, considerado el autor material de los disparos. El adolescente fue detenido tras un allanamiento en una vivienda del barrio 19 de Abril, en donde se encontró la moto robada al policía. El propietario de la vivienda dijo ante la Fiscalía que fue desplazado de la casa por una persona armada.
El fiscal de Adolescentes de segundo turno, Ricardo Chiecchi, lo consideró responsable de una infracción gravísima, equiparable al homicidio especialmente agravado, y la Justicia determinó su internación en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente.
Días atrás, había sido imputada otra persona por encubrimiento, a quien se le dispuso arresto domiciliario por 120 días, con tobillera electrónica, mientras se analiza su participación en los hechos.
Martínez, sargento de la zona Operacional IV, fue asesinado cuando viajaba en su moto desde Progreso hacia el Centro. El autor material se acercó en otra moto y le disparó tres veces. Martínez también alcanzó a efectuar un disparo, luego de haber sido herido. Si bien el policía llevaba chaleco antibalas, dos proyectiles ingresaron por el costado. Cuando el hombre cayó, le robaron la moto y el arma de reglamento. La víctima permaneció algunos minutos sobre la ruta, hasta que fue encontrado por una patrulla que lo trasladó al Centro Coordinador del Cerro, donde falleció.
La investigación está a cargo de la Dirección Nacional de Investigaciones con el apoyo de efectivos de Delitos Complejos de la Jefatura de Policía de Montevideo. Si bien el caso generó conmoción en filas policiales, desde el inicio de la investigación fue tratado como un homicidio en el marco de una rapiña, ya que el hombre no llevaba ningún elemento que lo identificara como policía.