“Decile a Gabriel (nombre ficticio) que llegó gente de España con velocímetro, radares, control alcohol y pistolas paralizantes, si puede mañana reunirse con ellos. Que le presenten todo a él, para que él mueva”, escribió Astesiano el jueves 19 de mayo, a las 18.06. Un minuto después, el entonces jefe de la seguridad presidencial agrega: “Y se lleva comisión. Que nadie sepa, sólo él. Yo no quiero nada”.
“Enterado Alejandro. Ya lo llamo”, le respondió su interlocutor, también integrante de la seguridad presidencial y con quien Astesiano estaba en diálogo permanente, al punto que hay decenas de páginas de conversaciones entre ambos que aparecen en el chat 353 de la carpeta investigativa a la que accedió la diaria.
La reunión con los proveedores europeos, según consta en ese archivo, se terminaría concretando al día siguiente, a las 13.00, en el despacho de Astesiano en el piso 4 de la Torre Ejecutiva. Las razones de la urgencia: los empresarios españoles dejaban Montevideo esa misma noche, según le explica Astesiano a su personal de confianza.
Este intercambio por WhatsApp es apenas uno de los 1.300 que mantuvo el jefe de la seguridad presidencial entre los primeros días de febrero y el 26 de setiembre, cuando fue detenido en la residencia presidencial de Suárez y Reyes, en el marco de la investigación que lleva adelante la fiscal Gabriela Fossati por los pasaportes falsos a ciudadanos rusos.
En otros pasajes del extenso diálogo del chat 353, el subalterno le proporciona a Astesiano información del sistema de gestión en seguridad pública (SGSP) del Ministerio del Interior. El 2 de setiembre, por ejemplo, a pedido de Astesiano le envía un reporte de la Seccional 7° por una tentativa de hurto de vehículo en la calle Joaquín Suárez.
El integrante de la seguridad presidencial también asistió a Astesiano desde su teléfono en la madrugada del 4 de setiembre, cuando se desplegó un servicio de vigilancia a camiones de trigo y soja en el litoral del país, a pedido de un empresario agropecuario argentino.
Esa noche, Astesiano le reenvía a su subalterno toda la información que le proporciona el sojero argentino: números de teléfonos de los transportistas, ubicaciones de Google Maps con los lugares en los que se realizan las descargas de soja y trigo, y las matrículas de los camiones y las zorras, entre otras cosas.
“Ahora llegó uno más, camión 1397 y zorra 1343 numeración. 1929 camión 1712 zorra 3147 camión 3148 zorra 0423 camión 1367 zorra 1373 camión 2681 zorra. Están todos haciendo fila afuera para entrar”, le reporta el funcionario a su jefe ya sobre el mediodía del 4 de setiembre. Astesiano le reenvía todos estos mensajes al productor argentino, a quien también le compartiría un número de cuenta del Banco República.
“Las cámaras del Ministerio las tengo todas”
Una persona contactó a Astesiano por WhatsApp el 12 de julio, a las 16.31. Le pide “registro fílmico” para ver “qué tomaron” dos parejas que habían estado en un local gastronómico ubicado en la zona de 21 de Setiembre y Luis de la Torre.
“¿Pero cámaras del Ministerio?”, le pregunta Astesiano. “No, del restaurante, tiene que ser algún cana de la 10”, le explica su contacto. Y Astesiano responde: “Pregunto, del Ministerio tengo todas”.
Ante esa alternativa, la persona se entusiasma y termina solicitando los registros fílmicos del seguimiento del auto. Aunque su prioridad era saber si el conductor había tomado alcohol (según le explica, era algo que estaba negando), también le servía saber a qué velocidad iba el auto Lexus color gris, que después de dejar la zona de Pocitos tendría un accidente en el kilómetro 75,800 de la Ruta Interbalnearia.
“Para que voy a hablar con el oficial. Estoy en Paysandú”, se excusa el jefe de la seguridad presidencial. “Averiguame Ale, haceme esa gauchada aunque sea. Vos esas las tenés todas, aparte no las muestro a nadie”, termina diciendo la persona que contactó a Astesiano.
Según consta en otro de los chats que aparecen en la carpeta judicial, Astesiano le pide a una persona de su equipo que busque en las cámaras cuáles habían sido los movimientos del Lexus en la noche del accidente. Este otro funcionario, con quien mantenía contacto permanente, accede al pedido y se compromete a buscar el material fílmico.
En otros chats que aparecen en la carpeta investigativa es Astesiano quien inicia la conversación. “Buen día, me pasaron tu número que estás representando a El Polaco. Yo tengo empresa y buena respuesta policial, estoy a la orden para lo que sea, gracias”, escribió Astesiano el 4 de abril. El mensaje estaba dirigido al representante del cantante argentino Ezequiel Iván Cwirkaluk, conocido como El Polaco. “El tema lo tengo cubierto pero te tengo en cuenta” le respondió el empresario, que preparaba una gira de ocho presentaciones en boliches montevideanos, entre el 8 y 9 de abril.
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