“Nadie se recuerda en línea recta”, comienza diciendo el documental Trayectos de memoria, filmado en la Unidad 7 Canelones en el marco de los talleres del Programa Nacional de Educación en Cárceles (PNEC) del Ministerio de Educación y Cultura. Este viernes, en el Complejo Cultural Politeama, se presentó este audiovisual y luego hubo un espacio de intercambio en el que participaron protagonistas del documental; Marta Billares, madre de una persona privada de libertad e integrante de la organización Familias Presentes; Yamandú Orsi, intendente de Canelones; Ana Germán, directora de la Unidad 7; y Luis Parodi, exdirector de la cárcel de Punta de Rieles. Además, participaron las educadoras del PNEC responsables del material y de los talleres: Rosina Carpentieri y Carolina Eizmendi. El espacio fue moderado por el periodista Jorge Balmelli y el músico Gonzalo Deniz abrió y cerró el evento. En la actividad no estuvieron presentes autoridades del MEC.
Las educadoras responsables introdujeron el documental destacando que el nombre elegido para la pieza es Trayectos de memoria porque “justamente es eso”: la construcción de la memoria de los participantes del taller que trabaja desde hace cuatro años en la Unidad 7.
Contaron que todo partió de una pregunta: “¿Quiénes somos hoy y cómo nos contamos?”. “Cuando empezamos a pensar cómo contestar esa pregunta, dijimos: no podemos hablar de nuestro presente si no hablamos de quiénes somos, de nuestros recuerdos, porque eso también nos constituye. Somos todo. Y nuestro pasado es lo que nos permite hoy estar acá y generar nuestro relato”, explicaron. Esa pregunta la empezaron a contestar juntos, “a través de las dinámicas que estuvimos haciendo en el taller, también para recuperar ciertos relatos y situaciones personales, pero también colectivas”.
Uno de los objetivos es “poder encontrarnos”. “Nosotros creemos en que la brecha hay que terminarla, estamos todos bajo el mismo cielo y no hay un ellos y un nosotros”, remarcaron. En este sentido, entienden que “mientras sigamos en esas dicotomías, seguramente vamos a seguir perdiendo”. Por eso, este documental “trata de recuperar relatos de determinadas circunstancias individuales y colectivas que nos interpelan a todos”. Es un documental que busca recuperar “que nosotros no nos contamos en soledad, nos contamos con otras voces”.
Para las educadoras, “la cárcel es una circunstancia” que “no debería y no define a nadie ni clausura a nadie, y los que están ahí seguramente tienen mucho que ver con nosotros”. “Esa es la invitación: a escuchar qué hay ahí, para decir qué tengo que ver yo con eso. Hacer hablar a la cárcel es uno de los objetivos, y agradecemos porque para que uno pueda hablar necesitamos quienes nos escuchen”, subrayaron, además de enfatizar en que “este documental en realidad es la excusa para poder mirarnos un poco a los ojos y poder conversar”.
Abrir la reja mental
Tras la proyección del audiovisual, hubo una ronda de conversación y Orsi rompió el hielo. Según el intendente, sabemos “poco” o “conocemos poco de lo que realmente pasa dentro de la cárcel”. “Podés saber las condiciones, la situación, todo el sistema, pero conectar con las experiencias humanas enriquece muchísimo y a su vez se te van prendiendo luces de cuánta cosa podríamos mejorar bastante con poco”, resaltó. En este sentido, destacó que la Intendencia de Canelones “apoyó el documental, apoyó todo este proceso, que es tener recursos materiales, humanos, tiempo”, porque las competencias del gobierno departamental exceden a lo que se cree: calles, alumbrado, movilidad, saneamiento.
En este sentido, Balmelli le preguntó a Orsi cómo defendería que la intendencia sea parte de estas políticas. El intendente respondió que “lo primero es reconocer que es parte de nosotros, porque la cárcel está en Canelones, entonces somos nosotros; tenemos un municipio acá, una escuela allá, un hospital acá, las iglesias, hay distintas instituciones que se hacen cargo de cada una de esas cosas”. “La cárcel es también un actor de nuestro territorio y merece nuestra atención desde el Estado”, afirmó. Aunque aclaró que “por supuesto que hay un Instituto Nacional de Rehabilitación [INR] que se encarga de eso y que es el principal actor”, pidió que “reconozcamos también que hay alguna parte de nosotros que a veces no queremos ver o que preferimos no ver, que son esos territorios donde nos cuesta dialogar, entender”.
Como ejemplo, puso el caso de la Colonia Berro, del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente, que nuclea a la mayoría de los adolescentes que están presos y también está en Canelones. Destacó que están apoyando desde el gobierno departamental y que “sin duda debería ser de los espacios a los que más deberíamos prestar atención porque precisa la mano”. Reafirmó que estamos hablando de pocos recursos: “Dije con poca cosa, no es tanto”.
Retomando lo humano, planteó que cree que “hay un proceso psicológico por el que hay cosas que no queremos ver o de las que no queremos ni saber, naturalmente. Incluso desde el punto de vista institucional: ¡eso no es mi problema! Yo, cuando hemos hablado con las autoridades, pongo el equipo, que no soy yo, sino un equipo a la orden para dar una mano, y me reconforta ver que hay tantas actrices y actores municipales que se ponen en contacto”. “De a poquito hay que ir abriendo esa reja mental que tenemos”, dijo Orsi.
Consultado sobre cómo los gobiernos cometen errores cíclicos y muestran los fracasos de los anteriores, prometiendo novedades que finalmente no llegan, el intendente, que también es candidato a la presidencia de la República por el Frente Amplio, reconoció que una de las explicaciones para que no haya cambios son las “inercias institucionales”. “La sociedad espera de las instituciones cierta cantidad de cosas, y al final terminan entrampados en eso que la sociedad espera. ¿Por qué no hacer cosas distintas?”, aventuró.
Luego, contó una anécdota que, según mencionó, es un pilar para una política que ha intentado implementar pero no ha tenido recepción en el Ministerio del Interior de parte de los últimos tres ministros [Eduardo Bonomi, Jorge Larrañaga, Luis Alberto Heber]: “Una vez me tocó. Iba en auto, allá por 2014, en plena campaña electoral, y viste que los funcionarios tienen que hacer dedo porque no tienen transporte. Entonces, llevé a un funcionario. Y cuando llegué salía una persona liberada que me dijo a dónde iba y que arrancaba caminando. Lo llevé hasta donde iba”.
“Ahí le dije al ministro de la época, después le he dicho a dos ministros más, que desde la intendencia podríamos dar una mano y llevar a la gente a la casa”, planteó, y acotó: “Porque cuando vos entrás ahí, no viniste del extranjero”. “Nunca lo pude hacer”, lamentó. “Lo que pasa es que en las instituciones cada cual hace lo que tiene que hacer: dedicate a lo tuyo y no te metas en otra”, aseveró.
“Esto es una cosa muy simple: es llegar a tu casa”, subrayó. Volvió sobre la idea de que “son inercias” y agregó que también hay “inercias mentales” que alertan: “No te metas porque eso es complicado”. Y así se demuestran “muchas ignorancias”. En este sentido, resaltó la riqueza de estos espacios y de quienes trabajan en territorio, a la vez que aclaró que “ignorantes quiere decir que podés leer mucho y todo, pero el estar ahí, como están ustedes, con la experiencia que tuvieron, la riqueza que hay ahí, y ahí encontrar las puntas como para encontrarlas acá”. Para Orsi, este es de esos temas que por complicados preferimos no tocar”. “Que se encargue el que se tiene que encargar”, ironizó.
Sobre si el próximo gobierno se tiene que meter más fuerte en cambiar la situación de las cárceles, dijo que “hay un tema de diseño institucional que desde hace años venimos planteando y nunca lo hacemos”. Para Orsi, “no es una tarea del Ministerio del Interior” y “le damos muy poca bola al INR”. “No hay mucho para inventar, está todo medio inventado: trabajo, estudio”, expresó.
“El tema también es que la institución, el Ministerio del Interior, demasiada cosa tiene como para que todavía pueda resolver bien esto. Hace años que se hizo una especie de acuerdo nacional, pero hincarle el diente no es fácil”, planteó, y desarrolló que “la rehabilitación es uno de los capítulos pendientes en el que, por el acuerdo unánime que hay en todo el sistema político, hay que cambiarlo, me parece que es una de las pocas cosas que podríamos poner en una cajita y llegar a un nivel de acuerdo mínimo”. Dijo que es “bastante optimista” porque “ya el diagnóstico todos lo compartimos”. Por eso es preciso reunir referentes y llegar a acuerdos.
“Esto se vincula con el tema de la seguridad. Es un error grave pensar que esto se resuelve metiendo gente para adentro. Es más complejo. Y tiene que ver también con las relaciones humanas. Y tiene que ver con lo que es nuestra sociedad en general”, manifestó, y cuestionó: “¿De dónde sale cada uno de ellos?”. “Todos tienen una historia parecida. No hay mucho misterio. Salen de los mismos barrios y vienen de penurias parecidas. Entonces, también la cárcel reproduce lo que nuestra sociedad genera.
Además, Orsi resaltó la cuestión de las adicciones, “que te empuja de una patada en la cabeza para adentro”. “Y en el tema de adicciones hay que avanzar desde otro lugar. No sólo el tema del delito, sino también el tema de qué nos pasa como sociedad y cuánto nosotros como sociedad estamos haciendo para que no nos pase otra cosa. O sea que se vincula con el tema de la seguridad, la educación, la salud. Y ahí sí está la palabra ‘convivencia’. Entonces, como intendencia, como municipio, debemos generar los espacios, los lugares donde la convivencia sea atractiva y sea efectiva”, concluyó.
Oportunidades para expresarse en “un sistema hostil” que es “un municipio más”
Para la directora de la cárcel de Canelones, Ana Germán, “no existe un ellos y un nosotros”. “Somos todos nosotros”, dijo. Destacó la tarea socioeducativa de las educadoras porque apuntan a “darles [a los privados de libertad] la oportunidad de expresarse”. “El sistema penitenciario, la privación de libertad, es hostil y no hay ningún lugar para expresarse”, dijo Germán, que además resaltó que “no es solamente expresarse y que ellos se escuchen a sí mismos, sino que tienen un espacio para escuchar al otro”. “Es maravilloso porque esto también les permite el intercambio de reflexionar, de valorar, de verse como son”, indicó, y agregó que “hay algo fundamental que también sirvió para la autoestima y la confianza en sí mismos”.
Según Germán, la sociedad “presiona un poquito para que se trate la privación de libertad y no se hace responsable, como que se deslinda del problema”. “Lo encerramos y lo dejamos ahí. Y se olvida de que va a salir, es una persona; es una actitud de nosotros y hay que invertir en eso”, acotó. Por eso, reivindicó que “todas estas instancias que se hacen, que permiten que la persona forme parte de la educación en el ámbito penitenciario, son fundamentales”. “No solamente la educación formal y la no formal, sino todo este tipo de talleres que permiten generar vínculos. Cuando el privado de libertad ingresa al sistema, se rompe el vínculo y eso hay que sanarlo. Y vaya que es difícil sanarlo. Hay una persona que está con mucha rabia, con mucho dolor, con mucha angustia porque está privada de libertad, y del otro lado hay una persona que exige que esa persona esté ahí porque hizo algo que no estaba bien. Entonces es difícil a veces conjugar las dos partes”, expresó.
“Tendría que haber un conocimiento mayor en la sociedad, que sea solidario, que sea bastante responsable, porque somos parte de todo eso”, afirmó Germán. Por eso, entiende que son “tan importantes este tipo de actividades que visibilizan”, y que es preciso comprender, “como dijo el señor intendente, que la cárcel de Canelones es un municipio más, porque con la cantidad de población llegamos a ser un municipio más”. Entonces, “es importantísimo que esto se vea, que se permitan estos espacios, que se divulguen; capaz que un déficit que tenemos es que no se muestran las grandes cosas que hacen los privados de libertad, porque se hacen muchísimas cosas buenas. Son inteligentes, son muy capaces, son buenas personas, tienen sentimientos. Y estos espacios hacen que ellos puedan expresar todas esas emociones”, concluyó.
“Hay que introducir la democracia en las cárceles”
Para Luis Parodi, referente histórico del sistema carcelario, “hay que introducir la democracia en las cárceles, tan sencillo como eso”. Resaltó el rol de la educación en contextos de encierro: “La educación es meter a otros para adentro. La educación es meter gente para adentro de uno, otra gente. Esa es la educación. Después viene la técnica. Pero la educación significa que uno va a la vida metiendo gente para adentro. Extrañar es porque uno tiene gente adentro”.
Para Parodi, “la cárcel es una máquina de carne, más allá de los esfuerzos”. “Cuando digo ‘la cárcel’, no es culpa de nadie, es de todos, es de la sociedad urbana. Escuchamos e intentamos; hay errores, aciertos. Intentamos introducir la democracia y que la gente pudiera sentir, discutir, organizarse. Porque en realidad, cuando hablamos de inclusión, creo yo, hablamos de que la democracia esté entera. De que hay cantidad de gente uruguaya que no tiene ni los derechos ni los deberes de la democracia”, explicó.
Entonces, “el desafío que tenemos por delante es que se pongan a organizar, que puedan discutir”. “Yo creo que la sociedad no lo quiere encerrar, lo encierra la Justicia y después el sistema lo encierra más o menos”, dijo, y llamó a que “asumamos la responsabilidad”. En este sentido, destacó que “estas experiencias de demostrar desde el recuerdo, del sentimiento, son increíbles”.
Parodi, actualmente jubilado, contó que hay una discusión histórica que ha tenido con las personas privadas de libertad hace décadas: “Cuando uno ve los discursos, casi todas las amistades están afuera”. “Hay un pedacito ahí que no aparece. Pero en realidad viven 20 años juntos, a veces, y no tienen amigos”, señaló. “Quiere decir que el sistema no lo permite”, arriesgó.
“Me emocionó ver gente que todavía sigue haciendo cosas. Estoy totalmente de acuerdo con que hay que hacer cosas. Pero me parece que hay que hacer un sistema donde todas esas cosas vayan más allá de los sentimientos. Si no, queda en el esfuerzo, en el esfuerzo de alguna gente que hace cosas buenas”, resaltó Parodi, y acotó que “tenemos que pensar que todas las acciones tendrían que desembocar en un sentido” y “el sentido tiene que ser que vuelvan a la democracia”. “¿Dónde van a volver?” si no es a la democracia. “Y para volver a la democracia hay que aprender. Uno aprende la democracia, uno no nace siendo democrático. Uno la aprende con otros”, enfatizó.
“También cae la familia”
Martha Billares, en representación de Familias Presentes, habló de las situaciones a las que se enfrentan y de los aprendizajes. “Nos encontramos muchas veces en momentos difíciles en los cuales son tres o cuatro horas de cola en las que vivimos momentos muy duros”. Pero también, entiende, su hijo le enseñó. “Me enseñó y fue parte de lo que tengo que vivir. He aprendido, he querido ayudar. También ser parte de poder ayudar a otros, más allá de mi hijo. Este es mi dolor, porque la familia sufre mucho. Sufrimos mucho el tema de nuestros hijos, de nuestras familias”.
“Yo, como mamá, también he tratado de estar siempre en cada reunión, en cada visita, para poder hablar con él y poder comprender también, muchas veces más allá de lo que es el delito, que es la persona, la sensibilidad, el amor incondicional que tenemos nosotros a las madres, que vamos un ratito a la visita, que compartimos, que ayudamos, que escuchamos, que somos parte también del proceso de nuestros hijos, porque esto es un proceso que ellos pasan. Mi apoyo es poder acompañarlo, ayudarlo, escucharlo, saber que él quiere salir y hacer las cosas bien”, compartió la mamá de una persona que está privada de libertad.
“Ellos tienen que buscar la manera de salir adelante, de que sus familias no vuelvan a pasar por lo que ya pasamos, porque también es importantísimo que ellos sepan que nosotras, desde el lugar de las familias, desde el momento en que ellos caen, también somos parte del sistema, nos sentimos prisioneros, nos sentimos también muchas veces presos, como una presa más”, dijo Billares. “Yo muchas veces me siento una presa más cuando entro a la cárcel, del momento de cómo me tratan, del momento de cómo me hablan, pero he podido vencer muchos obstáculos porque por algo estoy acá”, subrayó.
Uno más de nosotros
Tres de los participantes del documental estuvieron presentes durante la proyección y dos de ellos tomaron la palabra en la conversación que se dio en el escenario. Según indicaron, “todos podemos comunicarnos con ustedes, decir que somos iguales a todos. Queremos salir adelante, queremos estar bien y demostrar lo que somos nosotros, lo que ven. Comunicarnos y decir que somos iguales, somos parte de todo”, plantearon.
“Apuesto, como un privado de libertad, a que esto ayuda, aporta, y que cada día haya más talleres, más grupos, más charlas y más personas que tengan algo que decir”, planteó, al cierre, uno de ellos.