El narcotraficante italiano Rocco Morabito se fugó el 23 de junio de 2019 de Cárcel Central. Ese día, Klismmam Ramos, jefe de servicio de Cárcel Central, llegó tarde y se deslindó de los conteos, que estaban bajo su control. El policía que lo antecedió en el turno no lo esperó por la demora. El jefe de servicio tiene entre sus responsabilidades la supervisión de los conteos diarios de las personas que están recluidas para garantizar que no haya privados de libertad faltantes, y, en ausencia del equipo de dirección, es quien se encuentra a cargo de la cárcel. Su turno era de 19.00 a 7.00.
Tras la fuga, Ramos declaró a nivel administrativo en una investigación de Asuntos Internos. Sobre los conteos de las personas privadas de libertad, incurrió en un error, sobre el que no se le repreguntó -a pesar de que no condice con la realidad- para determinar si se trató de un error por falta de conocimiento: Ramos planteó que eran realizados por la Guardia Republicana cuando en realidad esa competencia es exclusiva del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). La Guardia Republicana prestaba apoyo con dos policías que estaban fuera del sector, que no tenían orden ni permiso para ingresar al sector donde estaban los privados de libertad alojados. También dijo que ese día no hizo los controles de rejas del 6° piso, donde estaba recluido Morabito.
En las actas, afirmó que “entregó el servicio sin novedades”. Cuando llegó su relevo de turno, hicieron el conteo y había cuatro personas fugadas, una de ellas era Morabito. Ramos planteó que tomó conocimiento de la fuga media hora después de que terminara su turno, cuando le avisó la directora de Cárcel Central, Mary González.
La incautación del teléfono de Ramos
Santo y seña compartió la investigación administrativa que hizo Asuntos Internos del caso, en el marco del cual se le incautó el teléfono a Ramos. El día de la fuga de Morabito el jefe de servicio llegó dos horas y media tarde: le correspondía ingresar a las 19.00, pero llegó 21.30.
En el teléfono se encontraron varios audios. Uno de ellos, de la hora 20.10, planteaba: “Ahora salí a hacer un mandado y hay pila gente en la calle. Hay terrible lluvia. Todos pal shopping”. A las 20.23 envió otro mensaje, que no era para un compañero de trabajo, que decía: “En cinco minutos llego, compa, en un gol gris G3”.
A las 21.06 se registró un mensaje escrito que envió: “Recién llego a casa, me voy a pegar un baño”. Cuando le tomaron declaración le mostraron estos audios y le hicieron leer ese mensaje, lo que hizo en voz alta, y en el momento de leerlo reflexionó: “Pero imposible que yo llegue a casa, si yo estaba acá de turno”.
Ramos luego apuntó: “Lo que podría haber pasado de última es que ese día es que yo hubiera llegado tarde. Eso es lo único que pudo haber pasado”. También dijo que “lo otro que puede haber pasado es que le haya prestado el celular a mi hermano y que le haya respondido a un cliente”. Finalmente, Ramos declaró: “No recuerdo si fue ese día [el de la fuga de Morabito] que llegué a las 9.30, el día anterior o el día posterior”, y se corrigió: “El posterior imposible porque ya no trabajaba más”.
El fiscal Ricardo Lackner, a cargo de la Fiscalía de Delitos Económicos y Complejos de 2° turno, que estuvo a cargo del caso tres años y medio hasta que pasó a dirigir la Unidad de Cibercriminalidad de Fiscalía, no citó a Ramos a declarar. Actualmente el caso está a cargo de la fiscal Silvia Porteiro.
Director subrogante de la cárcel de Canelones
Actualmente Ramos es el subdirector operativo de la cárcel de Canelones. Según informó Santo y seña, por resolución del director del INR Luis Mendoza, durante la licencia de la directora, Ramos ocupará el cargo de dirección de la cárcel de Canelones.